“ES QUE la Constitución de 1991 no es ninguna pieza maestra”, sostuvo el representante por Caldas, del Partido Conservador.
Para el legislador, la Carta “tiene cosas muy buenas, pero fue hecha a las volandas. Una Constitución programada en 6 meses. Una reforma constitucional que fue producto de la calentura del Gobierno por la Séptima Papeleta”.
“Yo viví ese proceso y sé cómo se dio. De manera que no le rindo culto a la Constitución del 91. La respeto porque fue un tratado de paz, pero tiene muchas cosas para corregirle”, anotó.
EL NUEVO SIGLO: Usted dejó una constancia en la Cámara sobre la expulsión de dos personas de nacionalidad venezolana…
ARTURO YEPES:Sí señor, porque considero que los extranjeros que están de manera irregular en el país, deben mínimo guardar unas normas de respeto y buen comportamiento sobre todo hacia los nacionales.
Entonces nada justifica que estos jóvenes Lorent Gómez y Gabriel Vallés estén haciendo proselitismo político, lanzando opiniones injuriosas, incluso contra personajes nacionales de Colombia, cuando no tienen regularizada su situación jurídica.
Otra cosa es que hubieran tenido asilo, otra cosa es que hubieran tenido visa de trabajo.
Y que no vengan a decir que es que hay una persecución del Gobierno contra la oposición antichavista, porque el mayor opositor del Gobierno chavista que se llama Pedro Carmona y que como toda América lo conoce, está asilado en Colombia.
ENS: ¿Qué propondrá el Partido Conservador dentro de la reforma de equilibrio de poderes?
AY:La reforma ya fue concertada con el conservatismo. Algunos temas los propuso el partido y fueron parte de nuestros diálogos con el presidente Santos, cuando estábamos mirando la posibilidad de respaldar su candidatura.
La no reelección. Esa es la principal conquista del partido, porque la colectividad tendrá la posibilidad de tener otra vez candidato dentro de tres años, precisamente porque ya no hay reelección.
Segundo, la lista única sin voto preferente, que definitivamente no le conviene a la democracia colombiana.
Tercero, el tema de la elección directa del contralor. Y también vamos a proponer la del procurador por parte del Congreso, sin influencias de las Cortes.
De manera que esos temas habiendo quedado en la reforma política, satisfacen las aspiraciones del conservatismo y vamos a votarla afirmativamente.
ENS: ¿La Defensoría debería desaparecer y dejar solo la Procuraduría?
AY:Son funciones muy distintas, porque la función de la Procuraduría es disciplinaria, y la de la Defensoría, como su nombre lo dice, es básicamente de promoción. La Defensoría debe promover el respeto por los derechos humanos y denunciar las violaciones a los derechos humanos, mientras que la Procuraduría lo que hace es actuar contra los funcionarios que violan los derechos humanos.
Si la Defensoría se fusionara con la Procuraduría, terminaría la Procuraduría siendo juez y parte. La Defensoría es parte y la Procuraduría es ‘juez’.
ENS: ¿Qué opina sobre que los congresistas puedan renunciar para ser ministros?
AY:Eso es apenas obvio. Es que la Constitución de 1991 no es ninguna pieza maestra. Tiene cosas muy buenas, pero fue hecha a las volandas. Una Constitución programada en 6 meses. Una reforma constitucional que fue producto de la calentura del Gobierno por la Séptima Papeleta.
Yo viví ese proceso y sé cómo se dio. De manera que no le rindo culto a la Constitución del 91. La respeto porque fue un tratado de paz, pero tiene muchas cosas para corregirle.
Un ‘tratamiento’ institucional
“Este país tiene un cáncer que es la falta de legitimidad de las instituciones, pero paralelamente tiene unas heridas que han desequilibrado a los poderes”, analizó Yepes, considerando que “se trata entonces primero de curar las heridas y luego el cáncer”.
“Digamos entonces que la reforma de equilibrio de podres cura las heridas y el año entrante, en una reforma más amplia, que debe ser más concertada, vamos por el cáncer”, precisó.
“Hay que hacer el tratamiento de esa manera, porque o si no ninguna de las dos reformas van a salir. Primero saquemos adelante las cosas puntuales que han desequilibrado el ejercicio del poder público en Colombia, que han convertido al presidente casi en un virrey. Y luego haremos la gran reforma judicial y la gran reforma política que Colombia necesita”, declaró.