Las reformas que el presidente le plantea al Congreso fueron defendidas en campaña por el Pacto Histórico, mas no por los partidos Conservador, Liberal y La U, que se unieron a la coalición oficialista después de que Petro asumiera el poder. Esta realidad se contrapondría al argumento del Gobierno de que los proyectos en salud y pensiones, por ejemplo, fueron avalados por 11 millones de votos que consiguió el mandatario. 

El jefe de Estado ha respondido a las críticas de algunos sectores a las reformas laboral, salud y pensional, así como que por la transición a energías limpias decidiera suspender nuevas licencias de exploración de petróleo y gas, que “estamos haciendo lo que dijimos y eso que dijimos es por lo cual votó la mayor parte de la población colombiana y goza de esa legitimidad democrática”. 

El jefe de Estado, el pasado martes, desde un el balcón del Palacio de Nariño, socializó las reformas que está presentando al Congreso. Subrayó ante un grupo de ciudadanos que invitó a estar presentes en la Plaza de Armas de la casa presidencial, que “es el Congreso de la República el que tiene la última palabra y después, quizás, el poder judicial. Aquí cumplimos una responsabilidad inicial que es hacer las reformas y presentarlas a la discusión pública, al debate, al Congreso de la República”. 

Gustavo Petro ganó en la segunda vuelta con 11.291.986 votos (50,44 %), frente a Rodolfo Hernández, quien alcanzó 10.604.337 sufragios (47,31 %). 

A pesar de que el líder de izquierda ganó la primera magistratura con la mayor votación hasta el día de hoy, superando a un fenómeno político en los últimos 20 años como Álvaro Uribe, no se equipara a la votación del Senado en los pasados comicios, de 16.990. 304 sufragios. 

Desde luego que las votaciones para Presidencia y Congreso de la República son distintas y no cabe poner una por encima de otra.  

Por ello se han escuchado voces en la oposición poniendo de presente al presidente Petro que sus 11 millones de votos no son carta blanca para que el Congreso le apruebe sus reformas.

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No son reformas propias 

El Pacto Histórico, coalición de fuerzas de izquierda y progresistas, oficia como partido de gobierno, por ello es incondicional con las reformas a la salud, laboral y pensional. 

El Pacto es la fuerza mayoritaria en el Senado con 20 curules, y la segunda en la Cámara de Representantes con 31 escaños, luego del Partido Liberal. 

A pesar de ello, el presidente Petro requería una coalición fuerte para sacar adelante su agenda legislativa, que asocia con lo que él llama un “gobierno de cambio”. Entonces invitó a los partidos tradicionales Conservador, Liberal y La U para construir las mayorías. 

Sin embargo, el problema que tiene Petro a la vista en su coalición, frente a la discusión de las reformas grandes, es que para los partidos tradicionales no son de su entraña estos proyectos y por ello tienen varias reservas, como en el caso de salud suprimir las EPS, como se propone el Gobierno. 

Previo a la radicación en el Congreso de la reforma a la salud, cada uno por su lado, los partidos Conservador, Liberal y La U, manifestaron que no aprobarán nada que ponga en peligro el sistema y la prestación del servicio. 

En campaña los senadores y representantes de las listas tradicionales no impulsaron las reformas que hoy propone el presidente Petro. 

Hay coincidencias en los parlamentarios de estos partidos en mejoras en la salud en el servicio, en la cobertura, entre otros, pero tienen dudas frente al grueso de la reforma, como la eliminación de las EPS y el avance hacia un sistema eminentemente público. 

Igual congresistas conservadores y liberales se han mostrado escépticos en cuanto a que la reforma pensional privilegie un fondo público.