“A mí no me preocupa tanto el pleito entre el expresidente Uribe y el presidente Santos, eso ya el país lo digirió… Lo que me preocupa realmente es que la pelea entre el presidente Santos y el procurador Ordóñez ya pasó de castaño a oscuro, y en cualquier otro régimen democrático ya se habrían tomado medidas para distensionar el cortocircuito entre el Jefe de Estado y el jefe del Ministerio Público…”. Esas fueron las palabras de un exprocurador delegado, que pidió la reserva de su nombre. Agregó que las acusaciones entre el Presidente y el Procurador son tan graves que deberían dar lugar a que la Comisión de Investigación y Acusación de la Cámara de Representantes abriera pesquisas de oficio, en el caso de Santos, y una de las altas cortes judiciales hiciera lo propio en el caso de Ordóñez. Vea pues.

¿Llamado parlamentario?

Y hablando de los roces entre la Procuraduría y el Gobierno, en el Congreso ya tuvo eco esa coyuntura. Según trascendió varios parlamentarios estarían contemplando la posibilidad de pedirles a los presidentes de Senado y Cámara, Luis Fernando Velasco y Alfredo Deluque, respectivamente, que, como cabezas del poder Legislativo, hicieran un llamado institucional a ambas partes para que atemperen sus pronunciamientos y tramiten sus diferencias por los canales institucionales preestablecidos. La idea sería que el pronunciamiento del Parlamento estuviera respaldado con las firmas de los jefes de las distintas bancadas, ya fueran gobiernistas, independientes o de la oposición. Habrá que esperar a ver si se ponen de acuerdo.

Vuelve y juega

La batalla contra el voto preferente tendrá un nuevo capítulo en pocas semanas, pues ya hay un consenso entre senadores de distintas colectividades para impulsar una nueva reforma constitucional que acabe con esta figura. Como se sabe, esa propuesta estaba incluida en la reforma de equilibrio de poderes que se aprobó en junio pasado, pero se cayó en los últimos debates, pese a la insistencia del Gobierno. Lo extraño es que si el artículo no pasó hace apenas dos meses, ya que las mayorías parlamentarias no estuvieron de acuerdo, no se ve cómo ahora la iniciativa sí tendría algún eco.  Es más, el artículo que se hundió planteaba que la eliminación del voto preferente y las llamadas listas abiertas de candidatos, se aplicaría a mediano plazo, es decir, que no afectaba los comicios regionales de octubre próximo, y aun así no obtuvo el visto bueno.

Torre de babel

Lo cierto es que frente a lo que podría contener una reforma política y electoral a corto plazo no hay mayor consenso entre los partidos. Por lo menos así lo evidenció el informe del martes pasado de este diario, que al consultar a los jefes y voceros de las distintas colectividades, puso de presente que cada quien ve una falencia distinta. Para algunos el problema son los coavales mientras que para otros la figura de los candidatos por firmas. Tampoco faltan los que consideran que el problema no es la mecánica electoral sino los propios partidos y su forma de hacer política. Acabar la circunscripción nacional para Senado, el voto obligatorio o volver a las listas cerradas, otras opciones planteadas. Toda una torre de babel.