Off the record | El Nuevo Siglo
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Viernes, 27 de Octubre de 2017
Redacción Política

La capacidad del expresidente Álvaro Uribe para “endosar” votos tiene distintas lecturas en el Congreso.  Por ejemplo, voces del partido de La U consideran que, como dice el refrán popular, “la cara del santo hace el milagro”, en referencia a que, salvo que el candidato sea Oscar Iván Zuluaga, se ve muy difícil que otro precandidato pueda llegar a sumar los siete millones que llegó a tener el uribismo en la segunda vuelta de 2014. Aseguran varios parlamentarios que una prueba de ello es que el plebiscito refrendatorio de paz, votado el 2 de octubre del año pasado, “sólo” sumó seis millones de votos por el No, un millón menos que la votación de Zuluaga en 2014. Ese hecho, de acuerdo con los congresistas, es un fenómeno electoral y político que no se analizó a fondo pero tendrá implicaciones de cara a los comicios presidenciales del año entrante y el potencial de votos que se dividirá entre los precandidatos y candidatos críticos de lo pactado con La Habana.

Más “kilometraje” partidista

En el uribismo, por el contrario, se afirma que a diferencia de 2014 esta vez los partidarios de la tesis de Uribe estarán más incentivados no solo porque se mantiene la figura caudillista y el poder de arrastre político del mandatario, sino porque el Centro Democrático ha logrado sumar un “kilometraje importante” en materia de ejercicio y posicionamiento de la oposición día tras día, aunado a que hay una mejor estructuración partidista a nivel departamental y municipal, algo que en 2014 no tenía pero que ahora es un plus político y electoral muy importante que sus rivales no han dimensionado objetivamente.

La consulta roja

La disposición del precandidato liberal Juan Fernando Cristo a que la consulta popular abierta de ese partido para escoger candidato presidencial se pueda llevar a cabo en marzo tuvo tres lecturas al interior de las toldas rojas. La primera, que Cristo teme el costo político que podría tener para el liberalismo que en una eventual consulta, el próximo 19 de noviembre, la votación sea muy baja frente a los 40 mil millones de pesos invertidos por la Registraduría. La segunda, que Cristo sabe que si se acude a una encuesta o cualquier otro mecanismo que no signifique ir a las urnas para escoger al aspirante único de ese partido, la tendría perdida con el precandidato Humberto De la Calle Lombana. Y, la tercera, que apostar por marzo para realizar la consulta interna fuerza a De la Calle a buscar un punto intermedio distinto a la encuesta, ya que el ex vicepresidente y exjefe negociador siempre ha dicho que esperar hasta las parlamentarias para escoger el candidato presidencial liberal sería un suicidio político.

Tendrán que pagar…

Paradójicamente mientras se da esta serie de especulaciones e hipótesis, una alta fuente de la Registraduría le dijo un periodista de EL  NUEVO SIGLO que, por ley, desde el pasado 19 de octubre la organización electoral ya está adelantando el cronograma logístico para la consulta del 19 de noviembre y que la norma es clara es torno a que todos los gastos en que se incurra en el entretanto deberán ser pagados por el partido que pidió realizar la cita en las urnas y que luego, después de la fecha límite, desiste de dicha posibilidad.

La llamada equivocada

La anecdótica equivocación de la Casa de Nariño al querer comunicar al presidente Santos con el procurador Fernando Carrillo pero en lugar de ello el Jefe de Estado terminó hablando con el exprocurador Alejandro Ordóñez, uno de sus más duros críticos, ha dado para toda clase de comentarios.  Por ejemplo, un exministro santista decía ayer que “menos mal” el Primer Mandatario no dijo nada polémico cuando hablaba con Ordóñez porque este habría aprovechado el descache para hacer un escándalo político y darle un empujón a su campaña, ya que su nombre sigue sin despuntar sustancialmente en las encuestas.

 

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