Off the record | El Nuevo Siglo
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Viernes, 29 de Junio de 2018
Redacción Política

División verde (I)

En la Alianza Verde todavía no hay ninguna certeza en torno a cuál debe ser la postura de la colectividad frente al gobierno del entrante presidente Iván Duque. Descartada la posibilidad de que ese partido ingrese a la coalición oficialista, es claro que sólo quedan dos opciones, por lo menos a la luz del nuevo Estatuto de la Oposición, que debe entrar a regir el próximo 20 de julio. La primera alternativa, que es declararse como un partido independiente, tiene acogida en la mitad de los congresistas electos y dirigentes verdes, bajo la tesis de que esa postura es consecuente con la adoptada por su excandidato presidente Sergio Fajardo durante la campaña y sobre todo cuando en la segunda vuelta decidió votar en blanco ya que no estaba de acuerdo con las tesis de Iván Duque ni Gustavo Petro. Esa tesis, según sus partidarios, los ubicaría en el centro radical.

 

División verde (II)

Pero hay otra facción de los verdes, quizá los del ala más petrista o que provienen de las canteras de la izquierda, que son de la idea de que lo mejor es declararse de una vez por todas en la oposición y acceder a las prerrogativas que el Estatuto ofrece a las colectividad que son, oficialmente, contradictoras del Ejecutivo. Los parlamentarios y dirigentes que defienden esta postura sostienen que las diferencias con Duque y su gobierno desde ya asoman como insuperables y  difícilmente, al tener el entrante titular de la Casa de Nariño una coalición tan grande, habrá lugar para consensos entre los verdes y el Ejecutivo. También plantean que más allá del bloque de parlamentarios que se pueda hacer en la oposición con otras fuerzas, no se le puede dejar el campo libre a Gustavo Petro para que desde el Senado se erija como jefe único del antiuribismo, esto por las implicaciones de cara a los comicios regionales del próximo año.

 

Ojo a escrutinios

Y hablando de Petro y compañía, en las toldas de la lista de “los decentes” ya empiezan a mostrarse preocupados por los rumores de que en los escrutinios que debe oficializar en menos de 20 días el Consejo Nacional Electoral, podría haber un cambio en el mapa político parlamentario que se conoció en el preconteo de los comicios el pasado 11 de marzo. Advierten fuentes de esas toldas que algunos partidos, que tienen representación en el CNE, ya han empezado a “acomodarse” en la coalición de gobierno de Duque y que ello podría jugar en contra de los intereses electorales y políticos de todas las facciones que desde ya se saben que le harán contrapeso a la Casa de Nariño. También trascendió, que así como el uribismo presentaría un proyecto de ley restringiendo el tema de la dosis mínima de porte de drogas, el petrismo haría lo propio, pero obviamente en sentido contrario: es decir, proponiendo un tratamiento más amplio de salud pública a los drogadictos.

 

JEP y referendo

Las reformas a la Jurisdicción Especial de Paz (JEP) que aplicó el Congreso en la aprobación de la ley de procedimiento tienen tan preocupados a algunos sectores de izquierda que, incluso, ya se estaría pensando en abrir camino a un proceso de recolección de firmas para impulsar una consulta popular en la que los colombianos, en las urnas, definirían si quieren que se reversen aspectos fundamentales del acuerdo firmado con las Farc. Aunque tras lo ocurrido en el plebiscito de 2016, cuando el No le ganó apretadamente al Sí al someterse a consideración del constituyente primario la refrendación del pacto, se cree en algunos sectores que ahora, ya con la guerrilla desarmada y un menor número de homicidios e inseguridad en el campo, la gente votaría a favor de cumplir un pacto deficiente pero que no convendría reversar.