Alcalde de Medellín urgió a la entidad acelerar proceso para autorizar la producción de los respiradores, dado que crece el número de contagiados y dice que no puede sucedernos lo que pasó en otras partes del mundo, en donde murió la gente por falta de estos equipos
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Una importante respuesta ha dado el sector ciencia y tecnología del país al reto por el Covid-19, especialmente en respiradores mecánicos de bajo costo, de los cuales se han desarrollado 19 proyectos. Sin embargo, hay preocupación entre los impulsores de estas iniciativas porque el Invima todavía no entrega la autorización para la producción en serie de los equipos, como lo manifestó ayer el alcalde de Medellín, Daniel Quintero.
Los ventiladores son vitales en las unidades de cuidados intensivos (UCI) porque ayudan a respirar a pacientes que no pueden hacerlo por sus propios medios por afecciones de ese tipo, como sucede con los enfermos por el nuevo coronavirus.
Es decir que se requiere tener al menos un ventilador o respirador por cama en las UCI, ello significa que para enfrentar el pico de la pandemia en Colombia, que según las proyecciones del Ministerio de Salud se presentaría entre junio y julio próximo, se necesitarían cerca de 6.000 de esos equipos pues el objetivo del Gobierno nacional es elevar a por lo menos el doble las 5.400 camas que hay en la actualidad.
El alcalde Quintero dijo que “Medellín empezó desde muy temprano la tarea de producir ventiladores, las universidades se unieron, tenemos tres modelos de ventiladores que ya superaron las pruebas preclínicas”.
Agregó que han estado trabajando con el Invima y “entendemos que hay una serie de protocolos, pero quiero hacer un llamado a reconocer el momento, cuál es el momento que estamos viviendo. Que un paciente sin ventilador en caso de que se cope, como se está copando en Santiago de Chile, como se coparon en Guayaquil, como se coparon en Nueva York, pues significa la muerte de una persona. No queremos que nadie muera en Colombia porque falte un ventilador”.
Por ello, el Mandatario hizo un llamado al Invima a acelerar los procesos de validación de estos equipos. Agregó que en el caso de Estados Unidos, la normatividad tiene previsto que en emergencias, los tiempos para el otorgamiento de licencias en materia de salud se reducen. “Incluso ya iniciamos el proceso en la FDA (la agencia de medicamentos y alimentos de ese país) para la aprobación de los ventiladores, y al paso que vamos, creemos que lo vamos a lograr más rápido por Estados Unidos que por Colombia”.
Por su parte, el director del Invima, Julio César Aldana, dijo que “un ventilador es un dispositivo médico de alto riesgo”. Explicó sobre la iniciativa de ventiladores que ha tenido su desarrollo en Medellín, denominada Innspiramed, en cabeza de la Universidad de Antioquia, que “este proceso se inició en abril. Hay unos criterios que son internacionales porque por ser unos dispositivos de muy alto riesgo, se tienen que hacer unas pruebas, no solamente en animales como ya las hicieron ellos, sino también unas pruebas en humanos”.
Añadió que estos prototipos de equipos deben superar otras pruebas, como las electromagnéticas para garantizar que no van a afectar el desempeño de otras máquinas que hay en las UCI. Además que tengan autonomía eléctrica por algún tiempo para prevenir los casos en que se cae el fluido eléctrico.
Aldana dijo que el Gobierno nacional está buscando alternativas para el uso de estos ventiladores y que en los próximos días se hará un pronunciamiento sobre el particular.
Los proyectos
Algunos de los prototipos que estudia el Invima (si cumplen los requisitos para ser usados en hospitales) son de la iniciativa en Medellín denominada Innspiramed, por la cual se desarrollaron desde finales de marzo pasado tres prototipos de ventiladores por la Universidad de Antioquia y su grupo GIBIC, Universidad EIA e Industrias San Pedro, junto con el Hospital San Vicente Fundación, quien a su vez actúa como líder clínico de la iniciativa.
El objetivo es producir al menos 1.500 ventiladores cada uno con un costo aproximado de $3,3 millones, mientras que uno en el mercado internacional cuesta cerca de US$25.000.
La Universidad de Antioquia desarrolló el ventilador GIBIC 1,0 prototipo; la Universidad EIA el ventilador mecánico SAMI – V prototipo; y el Hospital San Vicente Fundación el RESPCOVID-IMSC2R-19, prototipo IMS.
En tanto que la Facultad de Ingeniería de la Universidad de La Sabana, en conjunto con la Facultad de Medicina, la Clínica Universidad de La Sabana y la Fundación Neumológica Colombiana, hicieron un desarrollo por la vía rápida de un ventilador mecánico invasivo de bajo costo.
Por su parte, la Universidad del Norte de Barranquilla y el SENA Atlántico desarrollaron un prototipo de ventilador mecánico, ‘HopeBreath’, que ya fue sometido a pruebas con un simulador de intubación.
También, la Universidad Central y la Fundación Universitaria de Ciencias de la Salud (FUCS) lograron un prototipo de ventilador mecánico, que inicialmente se probó en un pulmón artificial y posteriormente, en cerdos.
Buena respuesta del sector científico
El director ejecutivo del Observatorio Colombiano de Ciencia y Tecnología, Diego Silva Ardila, dijo a EL NUEVO SIGLO que “muy bien cómo ha reaccionado el sector ciencia y tecnología porque Colombia es un país con buenas capacidades, con buenos científicos, con buen conocimiento, y podríamos hacer los procesos”.
Añadió sobre los prototipos de ventiladores que se han desarrollado que “en algunos casos sabemos que son aparatos de factura muy precaria, pero si eso significa que podemos empezar la carrera de prototipos y de industriales de salud en el país sería muy bueno”.
No obstante, destacó que “solamente en una situación realmente de altísima emergencia puede conectarle un prototipo a alguien para salvarle la vida, porque está en juego la vida de la persona y las demandas subsecuentes, etcétera, eso que podría suceder”.
Agregó Silva que la situación que se registra es un llamado a que el Estado invierta más presupuesto en ciencia y tecnología, “el país no debería ponerse como meta 1% de inversión en ciencia y tecnología, si queremos vivir mejor tenemos que saltar al 5%”.