Las autoridades ambientales investigan la muerte de miles de aves marinas cuyos restos han quedado esparcidos a lo largo de la región de Coquimbo, en el norte de Chile, tras descartar que sea consecuencia del brote de gripe aviar que golpea todas sus costas.
Al menos 3.500 cormoranes guanay, de lomo negro y abdomen blanco, parecidos a los pingüinos, han sido hallados muertos desde el 26 de mayo, según las estimaciones del Servicio Agrícola Ganadero (SAG) de Coquimbo.
Centenares fueron recogidos esta semana por funcionarios de la SAG vestidos con traje de bioseguridad y a solo metros de restaurantes, hoteles y casinos.
Este viernes se conocieron los resultados de los exámenes a los que fueron sometidos las aves, que inicialmente descartan gripe aviar, informó a la AFP el director del organismo en Coquimbo, Jorge Mautz.
El resultado "es confiable", señaló el funcionario.
Las autoridades investigan ahora qué pudo ocasionar la muerte de estas miles de aves, en un fenómeno que ha sorprendido a los habitantes del lugar.
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"No se había visto nunca. Es impresionante la mortandad de estos pajaritos", afirmó a la AFP Édison Alfaro, un pescador de 47 años que ha vivido siempre en esta región.
Para el director regional del SAG "algo está pasando en el mar" que ocasiona la muerte de estas aves que se sumergen en los océanos en busca de alimentos.
Esta muerte masiva se da en medio de un fuerte brote de gripe aviar que azota a las costa de Chile desde diciembre de 2022, una enfermedad sin cura que ha matado a miles de animales, entre ellos pingüinos, pelícanos y lobos marinos.
Chile calcula que alrededor del 10% de las 10.000 pingüinos de Humboldt, una especie vulnerable, murieron. Además, han perecido 9.000 lobos marinos, el doble de todos los casos registrados en los últimos 14 años.
El 29 de marzo se confirmó, además, el primer caso de contagio en humanos, un paciente de 53 años que aún permanece hospitalizado.