A través del proyecto “Compensaciones Ambientales en las Troncales Andina, Central, Occidente y Sur-Cenit”, se llevan a cabo acciones dirigidas a procesos de restauración ecológica de ecosistemas estratégicos de páramo, áreas protegidas de parques nacionales y de importancia ecosistémica para la oferta de servicios ambientales, como por ejemplo la provisión de agua para acueductos municipales.
Según Richard Díaz, jefe Ambiental de Cenit, dentro de la responsabilidad social empresarial, la compañía se compromete con el cumplimiento de la legislación nacional en materia ambiental y con resarcir los efectos actuales y futuros ocasionados en el desarrollo de sus actividades misionales.
Claudia Céspedes, jefe de proyecto de la Fundación Natura, a través de esta estrategia se ha desarrollado compensaciones ambientales de diferentes magnitudes en el territorio nacional, permitiendo la recuperación y restauración de ecosistemas de gran importancia ecológica como el páramo y el bosque seco, así mismo, la siembra de árboles ha permitido el enriquecimiento en zonas urbanas y rurales, contribuyendo en la conservación del recurso hídrico y embellecimiento paisajístico para el mejoramiento de la oferta ambiental.
De esta forma, 65 predios de personas naturales, entidades territoriales, organizaciones no gubernamentales y empresas privadas, de los departamentos de: Cundinamarca, Boyacá, Santander, Antioquia, Valle, Caldas, Risaralda, Nariño y Tolima, fueron los elegidos para la implementación de esta iniciativa.
Wilson Castro, coordinador del proyecto en la zona del Valle, explicó que hasta el momento son 32 mil árboles establecidos y la meta es sembrar 25 mil más, de diferentes especies como: balso, croton, árbol loco, cucharos de tres variedades, aliso, pisamos, flor amarillo, cedros de las tres variedades (cedro rosado, cedro de altura y cedro nogal), guásimo, linde, entre otros.
A su vez, en Santander, se está realizando una compensación por sustracción de áreas de reserva forestal del Río Magdalena y para el sistema de transporte poliducto de oriente, a través de la restauración ecológica de 16,14 hectáreas, desarrollada en el municipio del Hato, sobre el predio de Golcondas, ubicado dentro del Parque Nacional Natural Serranía de Los Yariguíes, según explicó Wilson Castro.
En el departamento del oriente colombiano, se tienen establecidas 3.800 plántulas para sembrar y la meta es lograr las 11 mil, entre: cedro, anime, punte, balso, galapo, croton, alchornea, cedrillo, tagua, tomate montañero, roble, guamo, amargoso, 7 cueros, cucharo, garrocho, gaques, entre otros.
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En Cundinamarca, la compensación corresponde a dos puntos fundamentales. El primero es la construcción de unas obras biomecánicas para disminuir fenómenos de erosión en unas microcuencas que son zanjas de infiltración y fosas de sedimentación; El segundo es la siembra de árboles alrededor de las obras biomecánicas que tiene como propósito “reforzar el efecto que estas obras biomecánicas tienen sobre el territorio, aumentar la capacidad de infiltración de los suelos, disminuir fenómenos de erosión y disminuir la sedimentación en la laguna de Fúquene”, dijo el coordinador del departamento, Javier Sánchez.
Desde 2019, se inició una siembra en dichas obras biomecánicas, que alcanzan un total de 11.400 árboles distribuidos en 49 fincas de tres municipios: Fúquene (25 predios), Suesca (16 predios) y Cucunubá (6 predios).
Dentro de las especies que más se sembraron en Cundinamarca, prevalecen el arrayán, por ser aromático y resistente; jazmín, por su adaptabilidad a las condiciones climáticas de la sabana y flores atractivas; roble, por ser una especie común en el lugar; aliso, por ser una especie icónico en el territorio cundiboyacense, y flor amarillo.
En esta compensación, particularmente, se ha visto un crecimiento importante en los individuos sembrados a finales de 2019, ya que pasaron de medir 70 centímetros a alcanzar alturas de entre 2.70 a 2.80 metros. Adicionalmente, se han empezado a ver etapas de floración y de producción de frutos, una señal de que los árboles están en condiciones favorables.
Las zonas de Boyacá en donde se están llevando a cabo los procesos de compensación son: los municipios de Miraflores y Ventaquemada.
En Ventaquemada, se están restaurando 80 hectáreas de un ecosistema clave como lo es el páramo de Rabanal, ubicado en la vereda Montoya. Una obligación que surge del levantamiento de un poliducto que trajo como consecuencia la tala de tres especies: nogal, cyathea y roble.
Mientras que, en Miraflores, donde se cuenta con un ecosistema de bosque húmedo alto andino, la meta es una siembra de 1.183 cyatheas y 21 cedros nogales, para un total de 1.204 plántulas establecidas en un terreno que compró Ecopetrol y cedió a la Alcaldía de Miraflores. El predio se llama Janguata y queda ubicado en la vereda Suna Arriba.
Según Silvia Serrano, coordinadora en Antioquia, de los 17 procesos de compensación ambiental por obligaciones en la región, la mayor corresponde a 120 árboles, divididos entre zonas privadas, espacios públicos, áreas rurales y urbanas. Sin embargo, afirmó que, desde el inicio en 2019, se han venido realizando siembras y mantenimientos en 1.537 plantas y la próxima siembra de una hectárea en mayo del presente año.
Guayacán amarillo, chirlomirlos, coralitos, guayacán rosado, carboneros y cámbulos, son las especies mayormente usadas en el proceso, de las 17 que se están sembrando, debido a que “es tema de belleza paisajística. Los árboles con flores son llamativos”, agregó.
El cumplimiento de estas obligaciones ha generado una recuperación significativa en diferentes ecosistemas, han arrojado resultados que no solo benefician a los nueve departamentos donde se desarrollan, sino que también al país, por el gran impacto que genera. Es así como Fundación Natura, y Cenit siguen aportando y compensando ambientalmente diferentes territorios, protegiendo su fauna y reforzando su flora.