EL NUEVO SIGLO: ¿Cómo recibe esta decisión?
JUAN CARLOS LOSADA: Estoy de acuerdo con que el Partido Liberal debe declararse en independencia sin duda alguna. El partido hoy no puede hacer parte de un gobierno que tiene las dificultades que ha tenido, en términos de garantizar la seguridad del país, que ha dado tantos bandazos en sus relaciones diplomáticas, no solamente con Estados Unidos, sino con los temas de Venezuela y otros; que ha presentado unas reformas que tienen la capacidad de desinstitucionalizar al país, que se ha equivocado enormemente en la manera de hacer política porque continuó con las mismas malas prácticas de los gobiernos anteriores.
Es decir, hay suficientes razones para que el partido deje de ser partido de gobierno y pase a ser partido de independencia. Sin embargo, me queda el sinsabor, como miembro de la bancada parlamentaria del Partido Liberal, que el presidente Gaviria nunca haya consultado esta decisión con nosotros, que la haya tomado de manera unilateral y que, por supuesto, no la haya siquiera socializado previamente con la bancada antes de comunicárselo al Consejo Nacional Electoral y a los medios de comunicación. Nosotros nos tuvimos que enterar por un trino y eso lo que muestra es que seguimos en un partido absolutamente resquebrajado.
ENS: ¿Considera que esta decisión unifica o fractura aún más al partido?
JCL: Lo fractura todavía más. Nosotros podíamos estar o no de acuerdo y al final el presidente puede tomar la decisión unilateral que corresponda, aunque hay ya algunas voces de juristas que dicen que esa decisión no se podía tomar sin haber procedido a una votación de bancada.
Una cosa son las potestades legales y otras son las posibilidades políticas. El presidente César Gaviria tiene una bancada de 46 parlamentarios, que son los que votan en el Congreso de la República, de los cuales 33 hacen parte de la Cámara de Representantes. Una enorme mayoría de ellos, 25 al menos, han estado apoyando las reformas del Gobierno y entonces el presidente como mínimo, si no creía que tenía que consultar y tomar una decisión en conjunto, pues al menos ha debido tener la delicadeza de poner a los miembros de la bancada en conocimiento.
Esta es una medida que no cambia ninguna situación, porque con esta declaratoria no es que mañana los congresistas del partido van a cambiar la forma en que han estado votando. La única forma de que se cambie la manera como han estado votando los congresistas del Partido Liberal es que se tomen decisiones de bancada con respecto a los proyectos del Gobierno y que esa decisión de bancada se vuelva obligatoria para todos. De esa manera lo hacen el Centro Democrático, Cambio Radical y el Partido Conservador.
Esa ha sido la metodología que escogió el presidente César Gaviria. Él critica al Gobierno, se enfrenta al Gobierno, pero permite permanentemente que los congresistas voten como quieran en el Congreso. Eso no tiene mucha coherencia política.
ENS: ¿Qué evaluación hace de la relación del partido con el Gobierno hasta este momento?
JCL: Es una relación totalmente esquizofrénica. El presidente Gaviria comenzó diciendo que él creía que había que apoyar al presidente Gustavo Petro, con reservas. Él había planteado desde antes de la posesión de Petro la línea roja del partido, pero él creía que no había que entrar a hacer oposición por hacer oposición, que había que acompañar al Gobierno en una primera instancia.
El Partido Liberal realmente no tuvo representación en el gobierno del presidente Gustavo Petro más allá de dos viceministerios y el conocido Fondo Nacional del Ahorro. Todo el mundo sabe lo que pasó ahí.
Sin los votos de los liberales, la reforma a la salud nunca hubiera pasado de la Cámara al Senado y fue el propio Senado liberal el que se encargó de hundir la reforma a la salud. Eso habla de un partido totalmente esquizofrénico, que no ha podido hacer coercitivas las decisiones de su bancada para todos los miembros.
Esa relación se volvió del uno a uno, de grupitos de interés dentro de las bancadas que han estado en negociaciones con el Gobierno en términos de representación política y que ha derivado justamente en un partido que hoy no sabe qué defiende, no sabe para dónde va.
Hay todavía más contradicciones. En la pasada Convención Nacional Liberal el partido tuvo la oportunidad de escoger entre una dirección colegiada y una dirección única del presidente César Gaviria, y los mismos que durante el día son petristas, por la noche se vuelven gaviristas y así sucesivamente.
Por eso, a quienes hemos hecho una tarea independiente, es decir, que consideramos votar sí por lo que sirve y no por lo que es nocivo para el país, no nos cambia nada esta decisión del presidente Gaviria.
ENS: ¿Qué impacto cree que tendrá esta decisión en la gobernabilidad del presidente Petro?
JCL: Ninguno. Mientras el presidente César Gaviria no convoque a las bancadas para tomar decisiones unificadas, coercitivas, mandatorias y obligatorias sobre los votos en el Congreso, no va a pasar absolutamente nada, porque los congresistas seguirán en la misma dinámica de conversación con el Gobierno nacional que tienen hoy.
Lo que realmente cambiaría la gobernabilidad del presidente Petro es si en las bancadas de 46 congresistas, sumados Senado y Cámara, se tomara la decisión de no apoyar las reformas. Eso sí pondría en muy graves aprietos la gobernabilidad del presidente Petro.
Mientras eso no suceda, como estoy casi seguro que no va a suceder, esta declaratoria es simplemente una formalidad con la que el presidente Gaviria manda un mensaje político que no tendrá ningún efecto.
ENS: ¿Qué retos enfrenta la colectividad para mantener su relevancia política?
JCL: Necesitamos dos cosas principales: una hoja de ruta para Colombia y una renovación en la dirigencia del partido.
Un ideario político que sea capaz de hacerle una propuesta de futuro al país, no una política reaccionaria, del momento, que está basada sobre los acontecimientos del día a día de la política, sino una propuesta de país, una hoja de ruta del partido, una propuesta para la institucionalidad de Colombia, para las bases liberales, para la gente.
Por otra parte, una renovación en la dirigencia del partido que permita un partido más dinámico, un partido que sea capaz de participar del voto de opinión, un partido que sea capaz de tener un candidato a la Presidencia de la República.
Es que hoy, los dos liberales que tienen la fuerza para ser candidato presidencial son el senador Mauricio Gómez Amín, que lanzó una precandidatura, y el exgobernador de Sucre, Héctor Olimpo Espinosa. Según las últimas encuestas, ninguno pasa del 0,2 %.
Es decir, hoy no hay la posibilidad de que el Partido Liberal, que saca más votos para la Cámara de Representantes, 2 millones y medio de votos regionales, sea capaz de tener un candidato presidencial.
Eso lo único que demuestra es una debilidad institucional gigantesca, de relevo generacional, de la posibilidad de darles espacios a nuevas figuras, de la posibilidad de construir un partido que sea dialogante, democrático, participativo y no autoritario, y ese sí es que es un reto gigantesco.