Sufrir de estrés, falta de apetito, problemas de sueño y ansiedad no son enfermedades exclusivas de los humanos. Los animales domésticos también pueden padecerlas. La diferencia diferencia es que en las mascotas detactar esas conductas depende de la capacidad de observación del amo.
El tratamiento de esas conductas debe estar apoyado siempre por un profesional especializado. Él debe evaluar las condiciones físicas del animal, y en especial, el entorno donde vive.
Es importante revisar con detalle que la mascota cuente con una dieta sana, suficiente hidratación, realice ejercicio acorde a su peso y tamaño. Sin duda alguna, lo más importante es el cariño de su amo.
¿Cómo descubrir si tiene ese trastorno?
“Es importante identificar patrones de conducta que no sean habituales en su comportamiento, eso podría darnos un primer indicio de que algo no está bien” asegura Ernesto Andrés Dalmau, Director de la Clínica Veterinaria de la Universidad de La Salle, donde se brinda durante toda la semana y el sábado mediodía atención.
Algunos de los síntomas más comunes son:
- Ladridos continuos
- Comportamiento destructivo
- Rasguños en puertas y muebles
- Tendencia a la huida
- Babeo
- Temblores
- Tendencia a ocultarse
- Orina y defecación en sitios inusuales
- Actitudes de agresión
- Se pueden causar lesiones en la piel por un lamido continuo (automutilaciones)
- Hiperactividad
- Baja de apetito
¿Qué puede causar esta conducta?
“Detectar el origen de la ansiedad es el primer paso para la cura del animal, puesto que en la mayoría de los casos no obedecen a un único factor sino a la suma de varios” agrega Dalmau. Estas pueden ser algunas de esas variables:
- Visitas de personas extrañas
- Uso de electrodomésticos que producen ruido (aspiradoras, lava-tapetes, secadoras de cabello…)
- El sonido estruendoso de la pólvora, pitos y/o sirenas
- Cambios de domicilio
- Cuando permanecen solos mucho tiempo
- Remodelaciones y/o cambios en la casa
- Variaciones en la rutina
- Situaciones familiares tensionantes (cambios de pareja, muerte de un miembro de la familia…)
- Visitas incómodas al centro veterinario (presencia de otras mascotas, olores…)
- Cambio de dueño
- Ingreso de otra mascota al hogar
Ante cualquiera de los síntomas o conductas anteriores es indispensable que se consulte al veterinario con el fin de que el profesional establezca el tratamiento médico correspondiente, ya sea con medicina tradicional o alternativa y lo complemente con rutinas de ejercicio y comunicación que ayuden al cambio de comportamiento en el animal.
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