El porte de mascarilla para evitar contagiar a los demás es una práctica corriente en Asia que ahora gana terreno en el resto del mundo, pero que requiere seguir algunas reglas para ser eficaz.
¿Qué tipo?
Si bien muchos países desaconsejaron el porte de mascarilla o tapaboca al principio de la epidemia de la covid-19, ahora se incluye en las recomendaciones generales para frenar los contagios, junto a la distanciación física y a medidas de prevención como estornudar en la flexura del codo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y las autoridades europeas y estadounidenses subrayan no obstante que las mascarillas médicas (quirúrgicas, tipo FFP2 o E95..), aunque existen en venta libre en algunos países, deben destinarse de forma prioritaria al personal sanitario.
Una alternativa son las mascarillas textiles, que emergieron masivamente en el mundo. Si bien la OMS duda de su eficacia a la hora de proteger al portador, subraya que estas pueden proteger a los demás.
En internet, proliferan los tutoriales para confeccionar este tipo de mascarillas.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos proponen incluso en sus webs patrones de mascarillas que se confeccionan simplemente recortando una camiseta.
En otros países, se decretaron normas.
Por ejemplo, en Francia, la asociación de normalización AFNOR recomienda coser dos o tres capas de un tejido que no sea muy espeso, evitando las costuras "verticales, a lo largo de la nariz, la boca y la barbilla", debido a un riesgo de fuga de las gotitas de saliva.
La AFNOR publicó normas muy precisas para los industriales. Las mascarillas comercializadas con "pliegues" o en forma de "pico de pato" deben filtrar entre 70 y 90% de las partículas de tres micrones emitidas por el portador y ser suficientemente respirables.
Reglas de uso
Los más pequeños no deben llevar mascarilla para evitar el riesgo de asfixia. Pero la edad varía: menores de dos años en Estados Unidos y Hong Kong, menores de tres en España y Francia.
Hay que evitar tocar la parte frontal, potencialmente contaminada con las gotitas de saliva de otra persona.
Antes de ponerse la mascarilla, hay que lavarse las manos con jabón o gel hidroalcohólico, agarrarla por las extremidades y colocarla sobre la cara cubriendo la nariz, la boca y el mentón, antes de sujetarla con las gomas o tiras de tela.
Para las quirúrgicas, el lado de color, casi siempre azul, se coloca en general al exterior y la pequeña pinza semirrígida permite ajustarlas sobre la nariz.
Para quitarse la mascarilla, también hay que lavarse las manos, antes y después. Se retira por el arnés.
Lo más difícil es sin embargo reprimir el reflejo de tocar la mascarilla o tratar de ajustarla una vez puesta.
No se debe llevar en el cuello ni subirla a la frente, ni tampoco compartirla con nadie.
La duración de una mascarilla quirúrgica de uso único es de varias horas, según el modelo. Pero se recomienda desecharla si se moja o se daña.
Países como España y Francia consideran que no deben superarse las 4 horas y recomiendan prever varios ejemplares durante una jornada fuera de casa.
Después de su uso
Las mascarillas quirúrgicas de uso único deben tirarse después de su empleo, preferiblemente en una papelera cerrada.
Para los modelos textiles, las recomendaciones varían. Los CDC de Estados Unidos llaman a lavarlas a máquina "con frecuencia", con un detergente no agresivo, a una temperatura adaptada y ponerlas en la secadora.
La Agencia Francesa del Medicamento recomienda un lavado a máquina de mínimo 30 minutos a 60 ºC y planchar la mascarilla una vez seca.
Para eliminar el virus, se desaconseja el congelador y el microondas. Hervir la mascarilla podría estropearla.
Las mascarillas lavables no son eternas puesto que el tejido se degrada con cada lavado. Hay que desecharlas a la primera señal defectuosa.