Minería ilegal en la Amazonía | El Nuevo Siglo
Foto cortesía Ejército
Domingo, 23 de Diciembre de 2018
Alvaro Sánchez

Cuando hablamos de la Amazonía, inmediatamente trasladamos a nuestra mente a países como Brasil, Perú y Colombia. Pues es importante saber que la selva amazónica está compuesta por siete países que tienen, en mayor o menor medida territorio sobre la misma, ellos son; Brasil, Perú, Colombia, Venezuela, Ecuador, Bolivia y Surinam.

Estos países conforman una organización de países amazónicos y han puesto el dedo en la llaga al dejar al descubierto que en el territorio amazónico se encuentran 245 áreas ilegales de explotación minera y que en ellas hay más de 2.415 puntos de extracción; pero lo grave no termina en este punto, además se hace extracción ilegal en más de 30 ríos de la región.

Como es de esperar, la minería ilegal se caracteriza por no tener ningún tipo de buenas prácticas y por no tener ningún control de las autoridades ambientales de ningún país de los involucrados en el problema, aunado a esto está el hecho de que no existe un proceso técnico de extracción por lo cual se utilizan elementos como el cianuro o el mercurio que, no solo acaban con el ambiente, sino que afectan en forma peligrosa la salud de las poblaciones circundantes.

Suena poco menos que increíble que hoy exista una herramienta georreferenciada, creada por la  Red Amazónica de Información Socio-ambiental Georreferenciada, que permite ver en tiempo real, todos los puntos y áreas de minería ilícita, conociendo su estatus actual (activo o inactivo) y su impacto en áreas naturales protegidas y territorios indígenas; y suena poco menos que increíble que a pesar de ello las autoridades de las diferentes naciones no hagan un control efectivo de dichos puntos de minería ilegal. No es, como se pudiera pensar, un caso de “otros países”, Colombia tiene el mayor número de dragas identificado en la Amazonía y cerca del 65% de las mismas en zonas protegidas o en parque naturales nacionales o en sitios declarados humedales Ramsar.

La minería ilegal es de por sí, generadora de daños ambientales, pero este efecto nocivo se dinamiza y multiplica cuando esta actividad se lleva a cabo en la selva amazónica; en este tipo de actividad minera se concentra más del 35% de emisiones de mercurio al aire y al agua en general y en la Amazonía esta cifra se convierte en más del 74%, se habla con fundamento de más de 200 toneladas de mercurio vertidas al año en estas regiones.

Ahora bien, si tenemos en cuenta que la biodiversidad de la Amazonía está compuesta por más de 10.000 especies diferentes, lo cual la hace la de mayor envergadura en el planeta, podremos calcular el daño que de una u otra manera le estamos infringiendo a nuestro planeta, y si además tenemos en cuenta el cambio que se desata por este motivo quizá logremos hacernos una idea del daño que entre todos estamos permitiendo al planeta.

Es importante saber que la importancia de la región amazónica no radica solo en el paisaje, radica en su capacidad de mantener niveles de agua y oxígeno suficientes para la humanidad, radica en el potencial médico de su biodiversidad, radica en la capacidad de suplir gran parte del déficit alimentario del planeta, y tiene incidencia directa en:

  • La estabilización de los efectos, directos e indirectos del cambio climático.
  • El mantenimiento del ciclo del agua y el equilibrio de los regímenes de lluvias para evitar las sequias.
  • La protección de las erosiones en el territorio.
  • El mantenimiento de más de 2.300 especies endémicas en el planeta, muchas de ellas con propiedades farmacéuticas únicas o aún por descubrir.
  • La estabilización del oxígeno en el planeta.

Creería yo que son razones suficientes para fortalecer adecuadamente el control ambiental de nuestra Amazonía.

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@alvaro080254