ERA UNA misión difícil, más no imposible, que tras la fragmentación del Parlamento y con leve ventaja de curules de la coalición de izquierda Nueva Fuerza Popular, el llamado macronismo (centro derecha) lograra imponerse en la elección de la presidencia de la Asamblea Nacional. Pero así fue, pese a que la contraparte, coalición en que están Francia Insumisa, socialistas, ecologistas y comunistas daban por hecho que el cargo sería para ellos.
Luego de conocerse el resultado electoral, el presidente Emmanuel Macron dejó dos cosas en claro: que esperaría a la conformación del nuevo Parlamento y que no renunciaba a que su coalición de derecha “Juntos por el Cambio” pudiera gobernar. Para ello inicio contactos con los conservadores tradicionales “Los Republicanos” y las otras fuerzas de derecha minoritarias, descartando obviamente al ala dura de esta tendencia política, Agrupación Nacional, liderada por Marine Le Pen.
De esta forma y contra todo pronóstico, su candidata, Yael Braun-Pivet, fue reelecta ayer para presidir la Asamblea Nacional francesa tras superar en votos a su principal rival, el candidato del bloque de izquierdas, André Chassaigne.
Braun-Pivet obtuvo 220 votos frente a los 207 de su rival en una tercera vuelta en la que solo se necesitaba mayoría simple. En tercer lugar quedó el aspirante del ultraderechista Agrupación Nacional, Sébastien Chenu, con 141 apoyos.
"Los políticos pueden tener un impacto directo en la vida de los franceses. Nuestras acciones pueden cambiar sus vidas", sostuvo la reelecta Braun-Pivet desde el podio de la Asamblea, según informó el diario 'Le Figaro'.
En este sentido, instó a la Cámara a "cooperar" y "buscar acuerdos". "Pondré toda mi determinación, todo mi trabajo, en trabajar para ustedes, para los franceses", ha subrayado, tras varios abucheos y aplausos.
Más tarde, el presidente francés, Emmanuel Macron, felicitó en la red social X a Braun-Pivet. "Todos los que la conocen saben que garantizará el respeto a la pluralidad de opiniones y la diversidad de sensibilidades", escribió.
Las principales figuras de la izquierda francesa han acusado a los macronistas de tejer "alianzas" -no solo con los partidos de derecha, sino incluso con los de la líder de Agrupación Nacional, Marine Le Pen- para lograr que Braun-Pivet tenga los apoyos necesarios para revalidar su mandato al frente de la Asamblea.
De hecho, Chassaigne denunció que fue una votación "robada" por "una alianza antinatural entre el macronismo y la derecha. Asimismo, ha señalado que esto "no ha permitido cambiar nada mientras el pueblo esperaba que las cosas cambiasen", ha resaltado.
Por su parte, Jean-Luc Mélenchon, de La Francia Insumisa (LFI), aseguró que la votación es un "golpe de Estado de una camarilla dispuesta a todo para conservar todos los poderes. "Todo el sistema democrático está en entredicho", señaló en X.
El Partido Socialista, La Francia Insumisa, el Partido Comunista y los 'verdes' -principales integrantes del Nuevo Frente Popular- alcanzaron el miércoles un acuerdo para presentar al comunista André Chassaigne como candidato de unidad para la presidencia de la Asamblea. Pese a ello, las negociaciones para alcanzar un consenso y presentar un aspirante a primer ministro siguen estancada.
Chassaigne, diputado por el quinto distrito de la circunscripción de Puy-de-Dome, tuvo 200 votos en la primera ronda, mientras que en la segunda vuelta ganó solo dos votos más, quedándose por detrás de Braun-Pivet, quien sumo 210 respaldos, cuando en la primera había obtenido 12.
Tanto el candidato de “Los Republicanos”, Philippe Juvin, como Naima Moutchou, del partido Horizontes (tambiénde derecha) retiraron sus candidaturas antes de celebrarse la segunda vuelta, mientras que el independiente Liot hizo lo propio tras obtener solo 18 apoyos en la primera ronda.