Son solo rumores pero cada vez más fuertes y es evidente la presión de que de un paso al costado en la carrera presidencial de Estados Unidos.
El miércoles horas después de que dijera que lo único que lo haría replantear su campaña por la reelección, se conoció que tenía covid y, por ello, este jueves y seguramente hasta el fin de semana, cancelará todos sus actos públicos para recuperarse.
El forzado aislamiento por el virus es para su recuperación, pero ya muchos medios de comunicación e inclusive líderes demócratas señalan que hay alta posibilidad de que el mandatario norteamericano, de 81 años, anuncie este fin de semana que abandonaría su campaña reeleccionista.
El contraste entre Donald Trump y Joe Biden es impresionante. El primero es aclamado en la convención republicana, mientras que el demócrata, enfermo de covid, se ve obligado este jueves a aislarse y poner en pausa una campaña electoral ya sometida a una fuerte presión para que renuncie.
El virus ha alterado los planes del demócrata, convaleciente junto al mar en su casa de Delaware, en el este de Estados Unidos.
Un problema añadido a otros que venía arrastrando en las últimas semanas desde su desastroso desempeño en el debate contra Trump de finales de junio. En él se trabó al hablar, quedó varias veces boquiabierto y hasta divagó.
Desde entonces el Partido Demócrata se pregunta: ¿podrá seguir siendo candidato para las elecciones de noviembre?
El alboroto dentro del partido es cada vez más notorio, a pesar de los intentos públicos de mostrar un frente unido y los desmentidos de la Casa Blanca.
Según medios de comunicación estadounidenses, los líderes demócratas en el Congreso, Chuck Schumer y Hakeem Jeffries, han comunicado al presidente en sendas reuniones que su candidatura podría poner en peligro las posibilidades del partido en los comicios.
CNN asegura que la influyente Nancy Pelosi, expresidenta de la Cámara de Representantes, le dijo que las encuestas indican que no solo no ganará sino que puede hacer perder escaños a los demócratas en las legislativas que se celebran al mismo tiempo.
Según informó The Washington Post, el expresidente Barack Obama habría manifestado a su círculo cercano que cree que Biden debía considerar, realmente, la viabilidad de su candidatura, ya que se ha reducido su posibilidad de victoria.
Y varios demócratas de alto rango dijeron bajo anonimato a la plataforma Axios que creen que la creciente presión hará que Biden renuncie a su candidatura. No descartan que lo haga este fin de semana.
"En la carrera"
El miércoles el congresista californiano Adam Schiff pidió a Biden que "pase el testigo". Es el líder demócrata de más peso en decirlo públicamente.
Una veintena de miembros de la Cámara de Representantes y un senador le han rogado que tire la toalla.
El equipo de campaña del presidente-candidato intenta cerrar la puerta a las especulaciones.
"Sigue en la carrera", ha asegurado a periodistas Quentin Fulks, responsable de la campaña.
"Nuestro equipo no contempla ningún escenario en el que el presidente Biden no esté a la cabeza de la candidatura: es y será el candidato demócrata", insistió.
El propio Biden dijo sentirse "bien" tras dar positivo por Covid.
"Me aislaré durante mi convalecencia y, durante ese tiempo, seguiré trabajando por el pueblo estadounidense", escribió en X el miércoles por la noche.
}En el otro bando, Donald Trump, de 78 años, será proclamado en la noche de este jueves como el candidato de los republicanos, hoy más unidos que nunca.
Se ha obrado el milagro. No solo sobrevivió a un intento de asesinato el 13 de julio, sino que se anuló el caso abierto contra él por una presunta mala gestión de documentos clasificados tras abandonar la Casa Blanca en enero de 2021.
Su influencia sobre el Partido Republicano es casi absoluta. Este jueves aceptará formalmente su nominación como candidato presidencial de la derecha, en una fiesta en la que se soltarán decenas de miles de globos con los colores de la bandera estadounidense.
Y aunque tiene más causas judiciales pendientes, la Corte Suprema le dio recientemente otra alegría al reconocer que los presidentes de Estados Unidos gozan de una amplia inmunidad penal, lo que podría poner en peligro algunos de los juicios contra él.