Los manglares costeros se encuentran entre los ecosistemas más amenazados de la tierra. Según las estimaciones actuales, hasta la fecha se ha perdido el 67% de los manglares y en los próximos 100 años podrían perecer casi todos los manglares no protegidos.
Es mucho lo que está en juego, ya que los ecosistemas de manglares proporcionan beneficios y servicios esenciales para la vida.
Desde el suministro de seguridad alimentaria, el mantenimiento de las pesquerías y los productos forestales y la protección contra las tormentas, los tsunamis y el aumento del nivel del mar hasta la prevención de la erosión de los litorales, la regulación de la calidad del agua costera y la provisión de hábitats para especies marinas en peligro: la lista que revela la importancia de los ecosistemas de manglares es larga.
En ella cabe incluir la función singular que desempeñan los manglares en la captura y almacenamiento de importantes cantidades de carbono azul en las zonas costeras procedente de la atmósfera y los océanos, lo cual resulta fundamental para la atenuación del cambio climático.
La Unesco está aprovechando todas sus capacidades, por conducto de su Programa sobre el Hombre y la Biosfera, su Programa Hidrológico Internacional, su Comisión Oceanográfica Intergubernamental y el Programa sobre los Sistemas de Conocimiento Locales e Indígenas, para proteger los ecosistemas de manglares.
Estas acciones se llevan a cabo en todo el mundo, desde la Reserva de Biosfera transfronteriza Bosque de Paz en el Ecuador y el Perú y la Reserva de Biosfera del Delta del Salum en el Senegal hasta el Geoparque Mundial de Langkawi en Malasia.
Así mismo, participa a fondo en las actividades de apoyo a la conservación de los manglares, al tiempo que promueve el desarrollo sostenible de las comunidades locales que interactúan directamente con ellos y que dependen de sus bienes y servicios.
La Unesco desempeña asimismo una función activa en la Iniciativa sobre el Carbono Azul, que tiene por objeto atenuar el cambio climático mediante la conservación, la protección, la restauración y la utilización sostenible de los sistemas costeros y marinos, especialmente los manglares, las marismas de marea y las praderas marinas.
“Tenemos que hacer mucho más, y para ello se necesita una ciencia más fuerte. Con este fin, la Unesco se esfuerza por ampliar las capacidades de los Estados y reforzar sus conocimientos científicos, especialmente en los países que dependen en gran medida de estos ecosistemas en África y los pequeños Estados insulares en desarrollo, trabajando siempre de consuno con las comunidades locales y aprovechando los conocimientos indígenas”, señaló el organismo.
Añadió que este Día Internacional de Conservación del Ecosistema de Manglares es el momento para que todos redoblemos nuestro compromiso con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático”.