Los mamíferos más amenazados del Mediterráneo, las focas monje, hallaron refugio en las cuevas marítimas de Chipre, pero los lujosos desarrollos inmobiliarios y turísticos de los alrededores preocupan y escandalizan a los defensores del medio ambiente.
Evocados en la Odisea de Homero, los monachus monachus no son más de 300 en el Mediterráneo, y se encuentran principalmente cerca de Grecia, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), que considera a la especie como “en peligro”.
En Chipre, a unos 1.000 km al sureste, “luego de diez años de reproducción confirmada, son entre siete y diez”, explica Marina Argyrou, directora del departamento de Pesca y de investigación marina.
Con precaución, su colega Melina Marcou nada a veces por las cuevas para rastrear la presencia de esos animales, “cruciales para el equilibrio de los ecosistemas”. Pide no obstante al público que evite esos lugares para no obligar al exilio a las focas.
Estos mamíferos, perseguidos durante siglos, abandonaron las playas muy frecuentadas para reproducirse en cuevas.
La presión humana en la costa, la urbanización, el turismo, “contribuyen a su declive”, señala Marie-Aude Sevin, coordinadora del programa marino de la UICN Mediterráneo.
Y Chipre sigue un modelo turístico “no duradero” con construcciones al borde del mar que segmentan la naturaleza, denuncian Klitos Papastylianou, de la Iniciativa para la protección del litoral, y Charalampos Theopemptou, vicepresidente de la comisión de Medio Ambiente del Parlamento.
Dos proyectos inmobiliarios cerca del hábitat de las focas, clasificado zona Natura 2000 por la Unión Europea (UE) escandalizan a la opinión.
“Es una monstruosidad”, lanza Mandie Davies, una británica habitante de Pegeia, en el oeste de la isla, señalando seis casonas de lujo construidas arribas de cuevas.
Una de las casas está a unos 25 metros de la orilla del mar, dice el alcalde de Pegeia, Marinos Lambrou, lamentando, al igual que la Cámara de ingenieros de Etak, la autorización de construcción brindada por el ministerio del Medio Ambiente.
La Convención de Barcelona para la protección del Mediterráneo y sus protocolos, establecidos con los auspicios de la ONU y ratificados por la UE, recomiendan no construir a menos de 100 metros de la orilla.
La ley chipriota prevé una zona de protección de 91 metros. El ministerio del Medio Ambiente afirma que esta distancia no se aplica en este caso y que respetó todas las reglas. Científicos y ecologistas protestaron.
Una fuente con acceso al expediente indicó que el ministerio utilizó, para aprobar el proyecto, viejos mapas que no toman en cuenta la erosión y dan la impresión que las casonas están más alejadas de la orilla de lo que realmente están.
Para Linda Leblanc, consejera municipal en Pegeia, esas casas construidas por el promotor Leptos son “el símbolo del fracaso del gobierno para hacer aplicar las leyes de protección del medio ambiente y de las especies protegidas”.
Leblanc y un grupo de vecinos lamentan que un decreto firmado por un exministro apenas dos semanas antes de la elección presidencial de 2008 haya declarado la zona como construible.
La funcionaria y el grupo luchan contra el proyecto de otro promotor, Korantina Homes, también en la zona protegida Natura 2000, que prevé la construcción de un hotel y 44 casonas de lujo. “El promotor ya destruyó una parte de la costa con topadoras para hacer una playa ilegal”, acusa Leblanc.
“El hotel estará a 350 metros de la orilla y nuestro proyecto, que está a dos kilómetros de las cuevas, no creará problemas para las focas”, dijo Korantina Homes.
Argyrou pide un decreto que prohíba los deportes náuticos, barcos de turismo y la pesca alrededor de las cuevas.
La UE confirmó que evalúa una demanda sobre los proyectos cerca de las cuevas, y recientemente denunció a Chipre por su “incapacidad para garantizar una protección adecuada de los hábitats y especies nativas”, criticando varias veces a la isla por estudios de impacto medioambientales negligentes cerca de las zonas sensibles.
Leptos recuerda tener todos los permisos necesarios para las seis casonas sobre las cuevas.
En su web, el promotor se ufana de facilitar la obtención de pasaportes europeos a clientes que inviertan más de dos millones de euros. Nicosia implementó este programa para atraer inversiones luego de la crisis de 2013.
Alcanza a muchas construcciones en Pegeia, observa el alcalde que cree que las casas que están siendo construidas sobre las cuevas están destinadas a clientes chinos.
Chris Hadjikyriakou, administrador de una agencia inmobiliaria, estima que algunas zonas deben permanecer naturales, aunque defiende el sistema de inversiones a cambio de pasaportes.
“Si seguimos, incluso el turismo estará en peligro por este tipo de desastre ecológico únicamente motivado por codicia”, añade./Fotos