Colombia es el séptimo país en el mundo en riqueza de tortugas continentales y el segundo en Suramérica después de Brasil. De las 29 especies reconocidas para el país, desafortunadamente 11 de ellas (40%), se encuentran en peligro de extinción.
Sin embargo, hoy hay motivo para celebrar, puesto que se confirmó el reconocimiento de una nueva especie de tortuga matamata.
Se trata de Chelus orinocensis, con presencia en las cuencas del Orinoco, Río Negro y Essequibo y que es uno de los vertebrados más exóticos hasta ahora conocidos y que antes del estudio pertenecía a un género mono específico –Chelus fimbriata.
Debido especialmente a las diferencias genéticas y morfológicas descubiertas en la región, la nueva especie registrada para la ciencia es muy similar a la matamata del Amazonas.
Este hallazgo es la culminación de observaciones e hipótesis que datan de 1890 y que no se habían profundizado, entre otros motivos porque son endógenas, del mismo territorio geográfico y a pesar de las diferencias morfológicas, estas se manifiestan mínimamente.
Aunque esta especie tiene una alta popularidad, sobre todo entre los amantes del mundo natural y los traficantes de especies exóticas, hasta ahora no se había profundizado en su estudio.
“Las dos especies ocupan el mismo hábitat y tienen características ecológicas muy similares, por lo tanto, hoy sabemos que no han cambiado mucho la forma general desde hace 13 millones de años. Pero por mucho tiempo se pensó que las dos formas correspondían a un mismo linaje evolutivo”, comenta el profesor Mario Vargas Ramírez, director de la Estación de Biología Tropical Roberto Franco (EBTRF) y profesor del Instituto de Genética de la Universidad Nacional (UNAL) Sede Bogotá.
El docente formó parte del estudio, junto a investigadores de la Universidad de los Andes y del Instituto Alexander von Humboldt, además de investigadores brasileños, un investigador alemán y uno inglés.
El estudio, que se publicará este mes en la revista científica estadounidense Molecular Phylogenetics and Evolution, concluye que las dos especies divergieron en el Mioceno tardío, hace alrededor de 13 millones de años; desde entonces, separando sus rangos de distribución, la nueva especie-C. orinocensis- quedó restringida a las cuencas de los ríos Orinoco y Negro, mientras que C. fimbriata se quedó en la cuenca del Amazonas y el drenaje Muhury. Además el estudio reveló que estas especies hibridizaron en los ríos Essequibo y Branco