Las comunidades de San José del Guaviare le apuestan a la restauración ecológica participativa, una estrategia que busca reparar los daños generados a los bosques y sabanas naturales, mediante la aplicación de técnicas y herramientas que permitan la rehabilitación de los ecosistemas.
Las coberturas naturales presentes en la localidad reúnen el 61,7% del área total (73.688,54 ha) y corresponden a sabanas naturales (33,4%), bosques inundables (17%), bosques de tierra firme (5,8%), bosques de galería (5,4%), áreas importantes en términos de oferta ambiental y servicios ecosistémicos.
El proyecto está localizado en una zona importante para la conectividad entre áreas protegidas como son el Parque Nacional Natural Sierra de la Macarena, el Parque Nacional Natural Serranía del Chiribiquete, la Reserva Natural Nukak y la Reserva Forestal Protectora Serranía de la Lindosa. A pesar de su relevancia ambiental enfrenta un alto nivel de intervención y una marcada fragmentación de los bosques, lo cual afecta la continuidad de los flujos ecológicos a través del paisaje, limita los movimientos de la fauna silvestre, entre otros servicios.
Para abordar este desafío, el proyecto busca involucrar a las familias en un proceso de restauración participativa que contribuya al mantenimiento o la recuperación de la conectividad en el corredor Nukak-Chiribiquete.
Los ecosistemas de rondas hídricas corresponden a zonas conformadas por tierra firme y franjas acuáticas, que soportan períodos de inundación temporales o permanentes y que son fundamentales para el equilibrio de funciones como el almacenamiento de agua atenuando las crecientes, garantizar la acumulación y transporte de sedimentos que mantienen la forma del cauce y mantener la estructura y composición de la vegetación de la ronda hídrica. La ronda hídrica garantiza la regulación de nutrientes, la filtración de elementos tóxicos, la descomposición de hojarasca para mantener la productividad del suelo y aportar alimento a la fauna del agua, así como la captura de carbono, lo que aporta a la regulación del clima local y del planeta.
Los tres tipos de ronda hídrica que se encuentran en la localidad son, los bosques de galería conformados por vegetación arbórea instalada en las márgenes de cursos de agua y drenajes naturales. Los bosques inundables que se forman en las orillas de los grandes ríos y en los que la vegetación es arbórea-arbustiva y muy diversa; para finalizar, encontramos las sabanas inundables, que son coberturas de vegetación herbácea, que durante los períodos lluvia pueden estar cubiertos por una lámina de agua.
El proyecto busca aportar a la mitigación de conflictos socioambientales caracterizados por incendios, erosión, quemas de materia orgánica seca, ganadería extensiva, introducción de especies exóticas de flora y fauna, cultivos de uso ilícito y minería ilegal; factores que impiden y dificultan la regeneración natural de los ecosistemas de rondas hídricas en el Guaviare.
Al ser un proceso participativo, el Instituto Sinchi y la CDA, han realizado talleres de restauración ecológica participativa con los que buscan sensibilizar y divulgar conocimientos relacionados con el estudio de los suelos amazónicos, los sistemas productivos sostenibles, los modelos de restauración, la identificación de productos forestales no maderables y frutos y semillas para la restauración, para posicionar los procesos de restauración y desarrollo rural agroambiental, como una alternativa para restaurar y vivir del bosque sosteniblemente. Además, durante los talleres se dialoga acerca de la importancia de que sus predios hagan parte de estos corredores para maximizar los beneficios ambientales en toda la región.
Son más de 165 familias vinculadas al proyecto, que se encuentran en las primeras fases de ejecución avanzando en el plan básico de restauración con el diagnóstico del socio-ecosistema y el diseño de la estrategia de restauración enfocada a los bosques de rondas hídricas, identificando 21 especies arbóreas potenciales para la restauración, dentro de las que se encuentran la palma de moriche (Mauritia flexuosa), palma zancona (Socratea exorrhiza), palma de Asaí (Euterpe precatoria), entre otras.
Con el desarrollo del modelo de restauración se logra el restablecimiento de la estructura, composición y funcionalidad biológica del bosque para su protección y uso sustentable, sumado al enfoque agrofuncional para la instalación de formas de producción agropecuaria, dentro del paisaje rural que permitan obtener beneficios ecosistémicos para las comunidades.
Durante los días del 3 al 8 de junio, se están realizando en la estación experimental El Trueno del Instituto Sinchi, los talleres de planificación predial que vinculan la elaboración del polígono con cartografía social y aplicación de la encuesta predial, con usuarios del NDFYB Charras-Boquerón y que permitirá avanzar en la consolidación del modelo de restauración ecológica participativa.
Durante los talleres de planificación predial, se concientiza a las familias sobre que, aunque los bosques en cada predio ya aportan servicios ecosistémicos a nivel local, su valor aumenta significativamente cuando estos fragmentos individuales se conectan, formando un corredor ecológico que no solo favorece el funcionamiento ecosistémico sino también el bienestar humano.
Por su parte, la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Norte y el Oriente Amazónico (CDA) es el organismo implementador de las acciones técnicas propuestas en el marco del proyecto, realiza la identificación e inscripción de usuarios, ejecutan planes logísticos de las acciones y asignan recursos económicos y humanos para la ejecución del proyecto, sumado a los insumos, apoyos y propagación del material vegetal para el proceso de restauración.