Colombia, que acumula casi 560 minutos sin convertir un gol, cinco empates y dos derrotas en la eliminatoria, se complicó solita su clasificación al Mundial de Catar, tras la caída ante Perú 1-0 en Barranquilla.
El panorama es todavía más sombrío si se tiene en cuenta que el próximo partido será frente a Argentina y que para tener un chance de entrar al grupo que irá directamente a la cita ecuménica requiere de los nueve puntos que quedan en disputa, si se le hace el milagro, o si no, por lo menos para disputar el repechaje.
Pero el futuro es todavía más oscuro si se tiene en cuenta que a la falta de gol se suma la inseguridad del técnico Reinaldo Rueda, quien ha contagiado a los jugadores, y sus errores a la hora de hacer los cambios.
A Rueda hay que abonarle que generalmente acierta en la elección de la formación titular. Y, no fue la excepción. Mandó a la cancha el once que esperaba la afición y la prensa deportiva. El rendimiento del primer tiempo ilusionó porque se generaron mínimo cuatro situaciones claras de gol, solo que la bola no entró.
Pero todo cambió cuando Rueda decidió meterle mano al equipo. Los cambios antes que ser un revulsivo fueron dañinos porque el técnico se equivocó, no supo mover sus fichas y el desespero por encontrar el gol que le diera la victoria, lo llevó a decidir mal.
Tal fue el desespero de Rueda que, tras el gol de Edison Flores, al minuto 85, hizo más variantes cuando ya no había tiempo para reaccionar y el partido estaba perdido.
El seleccionado inca pasó casi todo el partido replegado en su campo, pero sacó las garras en la recta final del encuentro y anotó el único gol del choque en un contragolpe.
Ya lo ocurrido en el Metropolitano pasa a formar parte de la historia de una eliminatoria que comenzó mal con Carlos Queiroz en el banco y a quien no le dieron la oportunidad de recomponer solo porque un grupo de jugadores se quejó porque “protegía a James Rodríguez”.
Y, si se va un poco más allá, la decisión del presidente de la Federación Colombiana de Fútbol, Ramón Jesurún, de no renovarle el contrato a José Pekerman y ni siquiera darle la cara durante el tiempo que estuvo en Bogotá a la espera de una llamada, fue el primer paso en falso.
Nadie puede asegurar que hoy Colombia estaría clasificada para Catar si Pekerman hubiera continuado, pero sí se tendría una Selección unida, motivada y con un estilo de juego definido, en el que seguramente habría goles.
Cuando se dio el paso de contratar a Rueda, tanto Jesurún como Álvaro González Alzate y toda Colombia sabían que el técnico tenía un paso fuera del representativo de Chile por sus pobres resultados.
Ahora se justifica su gestión señalando que cuando tomó la Selección, Colombia era séptima en la eliminatoria y que era el equipo con peor defensa gracias a las goleadas ante Uruguay en Barranquilla y Ecuador en Quito.
Hoy la diferencia es poca. El combinado patrio es sexto y aunque recuperó solidez defensiva, es un equipo desequilibrado que no hace goles y que no sabe ganar.
Gareca, que se salió con la suya, dijo que “tuvimos paciencia, por supuesto que hubiésemos querido tener mayores oportunidades ofensivas. Colombia no nos dejó”.
“Defendimos bien, es un mérito saber defender”, valoró Gareca.
“El equipo disputó una de las cuatro finales que teníamos, sabemos que dependemos de nosotros”, anticipó Gareca, quien llevó a Perú al Mundial Rusia 2018, tras 36 años de ausencia de la cita.
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Lo que viene
Hoy ya no vale la pena analizar si se jugó bien, regular o mal ante Perú o si los incas vinieron a replegarse, como en efecto se sabía que lo harían, y a buscar en el contraataque la oportunidad de marcar y llevarse los tres puntos.
Hay que pensar en lo que sigue, que es el partido con Argentina y que se le debe ganar a los dirigidos por Lionel Scaloni; si el resultado es adverso, ya Colombia debe despedirse definitivamente del Mundial de Catar y empezar a diseñar el plan de trabajo hacia el torneo de 2026.
El primer paso pensando en el partido del martes es trabajar mentalmente a los jugadores, pero ante todo a Rueda, quien es el que más descompuesto está.
Hay que pasar la hoja y confiar en que el técnico acierte en la escogencia del once inicial y no desbarate el equipo con el correr de los minutos como lo hizo ayer en Barranquilla.
Cómo juegue, no importa. En las actuales circunstancias lo que cuenta es ganar para tener alguna chance. El empate contra Argentina no sirve, tampoco frente a Bolivia y ya contra Venezuela la suerte seguramente estará echada.
Rueda debe cambiar ya su discurso. La repetida frase de que “debemos ser inteligentes” no sirve y menos con las decisiones erróneas que ha venido tomando.
Tras la derrota dijo que “si tenemos la jerarquía y tenemos la reacción anímica, la disposición de sacar esto adelante seguro que tenemos con qué”, pero esto no se puede quedar en el discurso sino que es necesario demostrarlo en la cancha.
“Pienso que es cuestión de recuperarnos anímicamente y pensar que futbolísticamente tenemos argumentos de clasificar”, agregó.
En algo tiene razón Rueda y es en que se debe tener una reacción anímica, pero ella pasa por la confianza que demuestra el entrenador y que contagie a los jugadores. Si continúa con su rostro desencajado y haciendo los mismos movimientos desesperados de la era Queiroz, de nada servirá.
Si se suman los tres puntos ante Argentina, una misión que parece imposible por los momentos totalmente opuestos que viven los dos planteles, habrá que esperar que nuevamente los rivales vuelvan a jugar a favor del representativo nacional.
Una vez termine el duelo del martes ante Argentina y se conozcan los resultados de Uruguay y Perú se podrá pensar en lo que sigue. Si se pierde con Argentina, pues hay que jugar ante Bolivia y Venezuela, aunque ya pensando en el mundial de 2026, pero se debe hacer un trabajo serio y no atendiendo el capricho de los directivos de la Federación.
Faltando tres partidos por disputar, el onceno nacional es sexto en tabla con 17 puntos y se aleja del grupo de cuatro clasificados directos a Catar.
Brasil sigue liderando y ya clasificado con 36 puntos, seguido de Argentina con 32, los dos con un partido menos (fue suspendido antes de iniciarse por invasión de campo de delegados de salud brasileños). Tercero es Ecuador con 24 unidades y Perú cuarto con 20. Hasta ahí los clasificados directamente, por ahora.
Uruguay, que ganó, llegó a los 19 puntos y es quinto, con cupo a un repechaje contra una selección de Asia.
Chile con 16 unidades le pisa los talones a Colombia, así como Bolivia con 15. Si el onceno patrio pierde con Argentina y Chile o Bolivia ganan se alejará aún más del quinto puesto y por ende de las posibilidades de disputar, por lo menos, el repechaje.
El martes Bolivia, que fue goleado por Venezuela 4-1, enfrenta a Chile, que viene de caer ante Argentina, mientras que Uruguay recibe a la Vinotinto y Perú a Ecuador. El otro partido, que ya no cuenta, correrá por cuenta de Brasil y Paraguay.
A Colombia, que por varias fechas defendió su lugar entre los cuatro clasificados con los resultados de sus rivales, le convendría que Perú y Ecuador empaten, lo mismo que Bolivia y Chile y que ocurra un milagro y Venezuela saque los tres puntos frente a los charrúas.
Hoy el panorama es oscuro pero podría aclararse con una victoria ante Argentina (los milagros existen) y que se vuelvan a dar resultados favorables en los demás partidos de la jornada 17 de las eliminatorias a Catar a finales de este año.