La incertidumbre económica y social que vive Colombia no es un buen augurio para las firmas calificadoras. Sin embargo, todo indica que han dado un margen de espera para saber adónde conducen las iniciativas que actualmente está emprendiendo el Gobierno para decidir si mejoran sus notas. No obstante, hay una cifra clave y es el ajuste fiscal de este año, que según el Gobierno puede bajarlo al 4,5 %, cumpliendo un objetivo de la regla fiscal.
En su última revisión de las calificaciones, la agencia calificadora de riesgo en servicios financieros Standard and Poor’s (S&P) dijo que el país se mantiene como un destino de inversión no especulativa, luego de que se ratificara en el rango estable, impulsado por el buen momento económico que vivió el año pasado y lo que se prevé para este año.
S&P Global Ratings afirmó sus calificaciones crediticias soberanas de largo plazo en moneda extranjera de “BB+” y en moneda local de “BBB-“ de Colombia. Así mismo, la perspectiva de sus calificaciones de largo plazo se mantiene estable. También presentaron las calificaciones de corto plazo en moneda extranjera de “B” y de corto plazo en moneda local de “A-3”.
Según explicó en los comentarios posteriores a la presentación de esta nota, la perspectiva estable se sustenta en la expectativa de que el ajuste fiscal y el crecimiento económico continuo durante los próximos dos o tres años estabilizarán la deuda externa por debajo del 60 % del PIB y reducirán los recientes grandes déficits en cuenta corriente (CAD).
“Esperamos una amplia continuidad en las políticas fiscales, monetarias y económicas a favor del crecimiento a medida que la administración del presidente Gustavo Petro implemente sus ambiciosas reformas sociales”, resaltó esta calificadora, haciendo referencia a las reformas pensional, laboral y de la salud que se alistan desde el Gobierno nacional.
Confianza
Si bien esta calificación es buena y mantiene el grado de confianza inversionista alcanzado hasta el momento por el país, Standard and Poor’s sostuvo que este podría bajar durante los próximos dos años si el crecimiento económico está por debajo de sus expectativas.
“Esto podría indicar una menor resiliencia económica o una confianza de los inversionistas más débil que afecta la inversión privada. También podríamos bajar la calificación si un desvío fiscal inesperado contribuye a una mayor carga de deuda soberana o si los CAD persistentemente grandes empeoran su perfil externo ya débil”, explicó.
De otro lado, la firma Moody’s en su último análisis sobre la economía colombiana y de sus vecinos, dijo que, en el caso de Colombia, con la situación de hoy, la base es que el país podría crecer 1,1 % al cierre de 2023. Pero con la crisis de deuda, "si llega a su punto más fuerte", Colombia podría decrecer a un caso extremo de hasta -3,7%. Incluso, también hace una previsión del mercado laboral si se cae en los problemas de deuda; en su simulador el desempleo podría volver a doble dígito, a una tasa de 13,4 %.
¿Por qué podría haber crisis de deuda?
Moody's explicó que el término crisis de deuda lo usa cuando se habla de un caos por los altos intereses de las obligaciones públicas y privadas en moneda extranjera. Hoy en día, en el caso de Colombia, por ejemplo, la calificadora calcula en casi 35 % la deuda en dólares, aunque resalta que un muy bajo margen está en euros y más de 40 % en moneda local.
El problema, entonces, está en esas obligaciones que están en dólares y por la devaluación del peso colombiano hubo un encarecimiento de la deuda. De hecho, recientemente el Comité Autónomo de la Regla Fiscal (CARF) mostró su preocupación por la mayor carga de intereses que, según sus cuentas, aumentó en $24 billones el año pasado y podría seguir creciendo a un nivel de $68,3 billones para 2023. Sin duda los altos intereses podrían pasarle factura al crecimiento general. “Es un escenario que no hay que descartar, aunque el Plan Financiero, en el caso de Colombia, muestra que el país se está cuidando de llegar a niveles tan oscuros”, señalan los expertos.
De acuerdo con la CARF, la deuda neta del Gobierno nacional terminó 2022 en un nivel superior al esperado en el Marco Fiscal de Mediano Plazo y el Plan Financiero presenta un ritmo para su disminución que sería más lento que el que se pronosticaba a mediados del año pasado.
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“La dinámica de la deuda dependerá críticamente del comportamiento de las tasas de interés de la deuda pública, hoy en niveles altos, y de la tasa de cambio. Una senda de deuda pública más alta limita la capacidad de reacción de la política fiscal ante choques inesperados”, advirtió el Comité Autónomo de la Regla Fiscal.
Pero el parte de tranquilidad para las calificadoras está en el Plan Financiero que presentó el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, en diciembre pasado. Este contempla mayores ingresos por $42 billones frente el Marco Fiscal, debido a ingresos superiores por el desempeño de la economía, la reforma tributaria y un escenario favorable de ingresos petroleros, lo que permitirá un mejor escenario fiscal en 2023.
Sin embargo, para las firmas calificadoras, los efectos de las subidas de tasas y la volatilidad de monedas como el dólar están siendo más notorios y esto ha hecho que se prendan las alarmas en muchos sentidos.
Pasando factura
Así mismo, la inflación está haciendo que algunas calificadoras de riesgo, organizaciones y bancos centrales reduzcan sus perspectivas de crecimiento para los próximos 12 meses, en los que, según los expertos, habrá que ser muy inteligentes para no sucumbir ante la caída en la liquidez, flujo de capitales e indicadores de crecimiento que se avecina.
Para el caso de Colombia, 8 de cada 10 empresas –aproximadamente el 80%– implementarán planes de austeridad en sus estrategias para este 2023, según lo reveló un pulso realizado por la firma Change Américas, experta en consultoría organizacional y tecnología aplicada al talento humano, que consultó a más de 500 directivos de las principales empresas del país.
De acuerdo con el análisis, la desaceleración en el ámbito laboral en el mundo entero provocada por las secuelas de la pandemia, la guerra socioeconómica entre naciones, la recesión económica, la relación entre los proyectos de sostenibilidad ambiental y social, y las posiciones de los gobiernos corporativos, entre otros, son los principales factores que han dado apertura a tiempos de austeridad en las organizaciones.
Y es que en el ámbito colombiano no es para menos, ya que a diferencia de lo que pasa el mundo, el costo de vida se ubicó en su punto más alto del último siglo en enero de 2023 y gracias a esto se proyectan más alzas en las tasas de interés por parte del Banco de la República. Esta situación se traducirá, sin duda, en un mayor enfriamiento de la economía y la caída en las proyecciones económicas.
Factores de impacto
La firma Moody’s Analytics, filial de la calificadora de riesgo, en la presentación de su informe para la región en este año, dice que en el caso colombiano habrá un debilitamiento de la demanda externa para las exportaciones comunitarias, menores flujos de inversión extranjera directa y unas condiciones crediticias más desfavorables.
“A pesar de que el crecimiento de la región aún se mantendrá en terreno positivo, el riesgo de recesión se mantiene latente en el caso de que se presente una caída de las principales locomotoras mundiales”, señaló el reporte, cuyo autor es el economista Alfredo Coutiño, director de Moody’s Analytics.
Este debilitamiento de la demanda externa por las exportaciones latinoamericanas afectará –en mayor medida– a los países exportadores, como Brasil, México, Argentina, Chile y Colombia. Aquellos que gozan de la venta de materia prima “serán afectados” por la disminución de los precios internacionales, lo cual, a su vez, “ocasionará menores ingresos para los gobiernos de la región”; esto, al mismo tiempo, representa un menor margen para mitigar el impacto externo.
El reporte también indicó que los flujos de inversión hacia la región se ralentizarán a medida que las perspectivas “se ensombrecen y la aversión al riesgo aumenta”.