Moro, ¿tercera vía para la presidencial de Brasil? | El Nuevo Siglo
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro;el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva y el juez Sergio Moro. y el
Foto Montaje El Nuevo Siglo
Miércoles, 10 de Marzo de 2021
Redacción internacional

A comienzos de esta semana el magistrado Edson Fachin, del Tribunal Supremo de Brasil, tomó una decisión que sin lugar a dudas alterará de manera significativa el escenario para la presidencial del 2022: anuló las condenas dictadas en primera instancia contra el popular exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010).

El magistrado determinó que el juzgado 13 de Curitiba, en su momento a cargo de Sergio Moro, que procesó al expresidente no era el competente y que los procesos debieron desde un comienzo surtirse en la Corte del Distrito Federal, en este caso Brasilia. La anulación de la condena implica, de inmediato, la restitución de los derechos políticos, lo que le deja la puerta abierta para presentarse como candidato presidencial en los comicios del año entrante.

En el marco de ese escenario viene la pregunta de oro: con dos figuras tan antagónicas como extremas en el ruedo político como Luiz Inácio Lula da Silva (izquierda) y Jair Bolsonaro (derecha), ¿qué puede esperarse de las próximas elecciones? ¿Será el juez anticorrupción Sergio Moro decide buscar la presidencia del gigante sudamericano convirtiéndose en una especie de tercera vía? ¿En medio de esta abismal polarización Moro dará la pelea ubicándose en el centro para lo cual debería concitar a los moderados de ambas tendencias políticas?

EL NUEVO SIGLO habló con tres internacionalistas, quienes coincidieron en señalar tres hechos claves para entender el futuro ajedrez electoral de Brasil: la presencia polarizante de Lula podría darle una ventaja al mandatario ultraderechista Jair Bolsonaro, quien en su intento reeleccionista se enfrentaría a un peso pesado.

La segunda, que el exmandatario fracase en unir la izquierda y quede en desventaja frente a una derecha cohesionada en torno al actual Jefe de Estado.

Y, por último, que Sergio Moro, reconocido como un abanderado de la lucha contra la corrupción entre en la carrera por el poder y concite el interés de líderes de tendencias no tan extremas como la excandidata Marina Silva.



Factor de polarización

Por el momento Lula da Silva ha guardado silencio pero como en anteriores ocasiones ha manifestado que “mi ADN es la política y estaré en ella hasta que muera” es altamente probable que decida retornar a la escena electoral, bien postulando su nombre o ‘en cuerpo ajeno’ (el que diga sea el candidato de la izquierda). El exmandatario surgido de las entrañas del Partido de los Trabajadores despierta odios y pasiones (inclusive dentro de ese movimiento). De allí que su eventual presencia en una contienda por el poder aumente la polarización lo que podría ayudar a la eventual reelección de Bolsonaro.

“Falta mucho para las elecciones del 2022 pero el regreso de Lula da Silva al ruedo  inicialmente podría favorecer las posibilidades de Bolsonaro para una reelección. Porque lo digo: porque Lula, si bien es una figura popular en la izquierda, también es una figura que tiene altísimos niveles de rechazo, particularmente por todos los episodios de corrupción. Su presencia cambiará muy fuertemente el escenario electoral en Brasil y en términos inmediatos esto podría aumentar los chances de Bolsonaro para el 2022. Lula, para mucha gente en el país, es casi una mala palabra con altísimos niveles de rechazo”, le dijo a EL NUEVO SIGLO el experto en política doméstica de Argentina y Brasil y profesor de la Universidad del Rosario, Matías Alejandro Franchini.

No obstante, de acuerdo con la internacionalista y experta en estudios latinoamericanos de la Universidad Externado de Colombia, Marta Ardila, “muchos verán a Lula como una posibilidad de contrastar con un gobierno que está cada vez más mal por el manejo que le ha dado al covid-19 y a la degradación ambiental durante su mandato”. A lo que agregó que “hay mucho temor en Brasil por un autoritarismo, por una militarización y por lo que ha hecho precisamente Bolsonaro. No sé si Lula específicamente, pero el PT con la presencia de su líder natural, tiene una oportunidad seria de volver al poder y yo creo que él se va a presentar”.

Una izquierda fragmentada

Es importante tener en cuenta que durante toda la vida republicana de Brasil el espectro de izquierda ha sido mucho más amplio y más fuerte, y los gobiernos de centro izquierda o de izquierda han sido un común denominador. Esto podría implicar que a las elecciones del año entrante llegue una izquierda más fragmentada, mientras que la derecha no tendrá más de dos o tres opciones.

“Es más probable que la derecha llegue unida alrededor de Jair Bolsonaro que es el actual presidente y eso le da una ventaja importantísima en términos de visibilidad, pero no creo que la presencia de Lula le garantice a Bolsonaro una reelección. Lo que sí vamos a ver es una decantación de candidatos de izquierda más cerca de las elecciones”, indicó, por su parte, el internacionalista experto en América Latina de la Universidad del Rosario, Mauricio Jaramillo.

En este sentido, si bien es cierto que de acuerdo con la consultora Eurasia Group, la presencia de Lula claramente dificultará los chances electorales de un candidato centrista y acentuará la polarización con Bolsonaro, Sergio Moro podría personificar una alternativa, pero de acuerdo con Jaramillo no sería tanto una opción  de centro como tal, sino más de una derecha republicana más garantista con respecto a la democracia.

“Lo que representa Bolsonaro es esta derecha anti establecimiento que amenaza con cerrar el Congreso y que desprecia a los jueces cuando no están a su servicio. En este sentido, Sergio Moro, quien fue muy importante dentro del proceso contra Lula, va a ser una alternativa para el centro derecha y la derecha, pero habrá un margen de alternativas más amplio y creo que Marina Silva, quien hoy es una referencia en desarrollo sostenible y medio ambiente, podría estar jugando un papel muy importante que podría quitarle votos a Lula o armar dos grandes coaliciones”, agregó Trujillo a EL NUEVO SIGLO.



Una jugada política

Por último, considerando que un sondeo que hizo el pasado domingo la encuestadora Ipec reveló que Lula sería el único candidato con capital político superior al de Bolsonaro, y más aún, que el expresidente cuenta con el 50% de apoyo popular frente a un 38% de Bolsonaro, no sobra preguntarse: ¿Fue la decisión de Fachin una decisión con trasfondo político para que Lula entrara nuevamente en el escenario proselitista?

De acuerdo con la docente Martha Ardila, “esto se veía venir. Se veía venir que se le iba a dar cierto beneficio a Lula para que pudiera, bien fuera él o alguno de sus sucesores, tener una mayor presencia en el escenario electoral”. Precisó que con Lula como presidente el Partido de los Trabajadores (PT) fue muy activo en términos de liderazgo tanto regional como internacional, y es probable que con su presencia en las elecciones el partido apunte a un discurso de retomar dicho liderazgo.

En esta apreciación coincidió el internacionalista Franchini, quien llamó la atención sobre una cosa: Lula es una figura política que nunca estuvo dispuesta a abandonar su lugar como la principal figura de la izquierda en el país, algo que quedó cristalino en las elecciones de 2018 cuando dilató la decisión de nombrar una figura que lo reemplazara como candidato y puso a uno sin peso propio. “Esto es algo que con seguridad se estaba esperando”.