LA contundente reelección de Emmanuel Macron como presidente de Francia es el más importante pero no el único hecho político de Francia, ya que tanto el presidente centrista como todos los partidos tienen ante sí nuevos e inmediatos retos.
Con una ventaja mayor a la que vaticinaban las encuestas, Macron se impuso con 58.5% de los votos a la candidata de la extrema derecha, Marine Le Pen (41.5%), en una jornada en que la abstención un poco mayor a la registrada hace cinco años (28%).
Pero el resultado del balotaje es una página de ayer tanto para el reelecto mandatario galo como para los partidos políticos, que ahora se concentran el primero en un cambio de gobierno, en el que sería relevante una mujer como primer ministro y, los segundos, en las elecciones legislativas que se surtirán en dos vueltas, el próximo junio.
Esto fue lo que dejó en claro el balotaje presidencial y las inmediatas movidas políticas en Francia:
1. ¿Mujer como primer ministro? Tras asegurar que será “el presidente de todas y todos los franceses", el reelecto Macron prometió un "método renovado" para dirigir el país el que empezará con el cambio de gabinete, ya que el actual primer ministro Jean Castex adelantó la semana anterior que presentará renuncia con todo el Gobierno, aunque teóricamente podría continuar hasta las legislativas. En su momento el funcionario apeló a la “tradición republicana” para dejar claro que el relanzamiento político llegaría en todos los frentes y destacó que “una gran parte de los franceses avalaron la estabilidad del país y por ello la continuidad de Macron”. Así las cosas, trascendió que sería una mujer su reemplazo que, de darse, sería la segunda en la historia de la V República, ya que entre 1991 y 1992 lo ejerció Edith Cresson. Todas las quinielas apuntan a la ministra de Trabajo, Elisabeth Borne.
2. Así fue el voto. El comportamiento de los votantes franceses en el balotaje evidenció que el mayor voto por Macron se dio en ejecutivos, jubilados y gen general la clase media y alta que vive en las grandes ciudades y en el oeste del país, mientras que el aval a Le Pen se dio en el antiguo bastión industrial del norte, en el este, a orillas del Mediterráneo y en sus territorios de América Latina y el Caribe. El presidente obtuvo así sus mejores resultados entre los mayores de 60 años y, sobre todo, entre los más de 70 y las grandes ciudades fueron sus bastiones (París con 85%, Nantes 81% y Burdeos 80%). Se impuso en la mayoría de los departamentos, el voto en el exterior (86%) y en los territorios del Pacífico Sur: Nueva Caledonia, Polinesia Francesa y Wallis y Futuna. Le Pen triunfó en Provenza-Alpes-Costa Azul, Var, Pirineos Orientales, y otros departamentos del sur de Francia, así como en la isla de Córcega. En el norte, cuenta entre sus victorias Paso de Calais y en Guadalupe, Martinica, Guyana, Réunion y Mayotte, donde en la primera vuelta se impuso el izquierdista Jean-Luc Mélenchon. Para Martial Foucault, experto de Sciencies Po “si Le Pen fue mayoritaria en estos territorios (...) se debió a un voto por descarte no una adhesión a su programa”.
3. Batalla por legislativas. Renovar la mayoría parlamentaria, que se definirá en dos vueltas los próximos 12 y 19 de junio, es clave para que Macron pueda sacar avante su programa de 100 puntos para hacer una Francia “más independiente”, su proyecto "social y ecológico", "basado en el trabajo". En este ambicioso proyecto destaca el "renacimiento" de la energía nuclear, alcanzar la neutralidad de carbono para 2050, pero también la impopular aunque inaplazable medida de subir la edad de jubilación a los 65 años. Su partido, La República en Marcha, comenzó intensa campaña y sus voceros se mostraron confiados en que los franceses darán “el respaldo y los medios” para aplicar este programa que busca un país moderno. La oposición, encabezada por la derrotada Le Pen y el izquierdista Jean Luc Mélenchon advirtieron que buscarán la revancha en las urnas en las que consideraron “la tercera vuelta”.
- Le puede interesar: UE recibe con alivio la victoria de Macron en las presidenciales francesas
4. ¿Unidos o divididos? Ante la fuerza electoral ‘macronita’, la extrema derecha baraja la posibilidad de presentarse unida para las legislativas. La alianza entre la Agrupación nacional de Marine Le Pen y de la Reconquista de Éric Zemmour no se visualiza fácil, pero sería lo más conveniente si quieren impedir que los republicanos en marcha logren de nuevo la mayoría. En la primera vuelta presidencial esos movimientos superaron el 30% de los votos y, el pasado domingo, el 41.5%, un porcentaje “histórico” por o que la derrotada candidata aseguró que lo que se avecina es “la gran batalla electoral”. Ya comenzaron a hacer cuentas y, por ejemplo, Marion Maréchal, sobrina de Marine Le Pen y apoyo de Zemmour sostiene que sin unidad la ultraderecha solo tendría 13 diputados, pero con ella el número de escaños se dispararía hasta 148 en la Asamblea Nacional. El presidente de Agrupación Nacional, Jordan Bardella se mostró de acuerdo en un “gran polo popular de oposición”, es decir en el que tengan cabida también la izquierda. Sin embargo ésta, liderada por Mélenchon se negocia con ecologistas y comunistas para hacer un frente común.
5. ¿Cohabitación? En la eventualidad de que se arrebate la mayoría parlamentaria al partido de Macron, se volvería a la llamada ‘cohabitación’ política, es decir con un primer ministro de una filiación política diferente a la del gobierno. La última vez que ello ocurrió fue de 1997 a 2002 cuando el conservador Jacques Chirac nombró primer ministro al socialista Lionel Jospin. Años antes, ese mandatario fungió como primer ministro de su predecesor socialista, François Mitterrand. Lo único cierto es que la presidencial en Francia recompuso el tablero político con los partidos tradicionales socialistas y republicanos minimizados, mientras que el centro, la extrema derecha y la izquierda radical se revitalizaron. Rápidos sondeos realizaron tras el balotaje del domingo indican que más de la mitad de franceses quiere que Macron pierda su mayoría parlamentaria, entendiendo que sería una medida de contrapeso y control político. Pero consciente de su responsabilidad, Macron adoptará nuevas medidas para enfrentar una de las mayores preocupaciones ciudadanas, como lo es mejorar su poder adquisitivo, impactado por la pandemia y más recientemente por la guerra en Ucrania.