¿Quién y para qué arrastrar a moldava Transnistria a la guerra? | El Nuevo Siglo
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Jueves, 28 de Abril de 2022
Redacción internacional

Al radar de la guerra -y por ende de la información mundial- entró desde comienzos de semana Transnistria, la región separatista de Moldavia y fronteriza con Ucrania, por una serie de ataques que por su desconocido origen abrieron un nuevo frente entre los actores del conflicto bélico y alarma global.

Ubicada al norte de la ciudad ucraniana de Odesa, esta franja estrecha de 4.163 cuadrados, autoproclamada república independiente desde 1992 pero sin fronteras ya que no tiene reconocimiento de ningún país, ni siquiera Rusia con la que mantiene un fuerte vínculo, se convirtió desde el lunes en foco de tensión por explosiones registradas en lugares estratégicos como el Ministerio de Seguridad Pública y un centro radial en su capital (Tiráspol) y disparos con drones en los alrededores de un importante depósito de municiones en Kobasna, ubicada a tan solo dos kilómetros de la frontera con Ucrania.

Calificados como “actos terroristas” tanto por el Kremlin como por los separatistas prorrusos de dicha zona, ataques de “bandera falsa” por Kiev e “intentos de escalar las tensiones” por Estados Unidos son motivo de acusaciones cruzadas sobre su autoría, fin y medios.

Los ataques en se produjeron días después de que el comandante Rustam Minnekaev, comandante del Distrito Central del ejército ruso afirmara que la segunda parte de la "operación especial" en Ucrania tenía como objetivo hacerse con el "control total" del sur de Ucrania y la región del Donbás, así como ganar acceso a la región moldava de Transnistria porque, indicó, allí “también se producen actos de opresión contra la población de habla rusa”.

Vale recordar que las operaciones o ataques de “bandera falsa” son agresiones realizadas para culpar falsamente a un enemigo y alcanzar un objetivo político o militar.

En tal sentido se pronunció la Otan señalando a Rusia. Un portavoz de esta organización militar trasatlántica dijo a Europa Press que dicho país ha declarado que sus objetivos de agresión militar "no se limitan a Ucrania". "Hemos visto intentos de Rusia de organizar ataques de falsa bandera en Ucrania y seguiremos de cerca estos eventos en Moldavia".

Tras calificar de “inaceptable” que Moscú amenace a Moldavia y reiterar el apoyo a la soberanía e integridad territorial del país, expresó la preocupación por los hechos ocurridos en importante posición geoestratégica para los rusos que la considera un puesto de avanzada no lejos de las fronteras de la Unión Europea.

Moldavia no es miembro de la Otan, pero sí uno de los más estrechos colaboradores de la organización militar y junto a Georgia, Suecia y Finlandia participa regularmente en reuniones y otras actividades.

Para Ucrania, resulta obvio que los ataques con lanzagranadas y con drones a la autoproclamada república moldava fueron realizados por Rusia para implicarla en la guerra. Así lo manifestaron tanto el presidente Volodomir Zelenski, quien dijo que es un “claro intento del Kremlin para desestabilizar la región… Los servicios especiales están trabajando allí”, mientras que su consejero Mijailo Podoliak fue más allá al advertir que el plan de guerra de Putin contemplaría llegar hasta la capital de Moldavia.

"Moldavia debería prepararse a recibir +invitados+…Malas noticias: si Ucrania cae mañana, las tropas rusas estarán a las puertas de la capital Chisinau, pero las buenas noticias es que Ucrania podrá decididamente garantizar la seguridad de la región. Pero debemos trabajar en equipo".

La inteligencia militar ucraniana, de su parte, dijo que interceptó un documento que muestra la preparación de estas explosiones en Tiraspol. Así, argumentó que las autoridades de la zona autónoma se preparaban para este "ataque con granadas" tres días antes de que ocurriera, ocupándose de la construcción de un búnker.


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La respuesta rusa no se hizo esperar. La portavoz de la cancillería, María Zajarova, condenó “con firmeza los intentos de implicar a Transnistria en los acontecimientos en Ucrania", con los “actos de terrorismo” ocurridos esta semana.

Subrayó los mismos están destinados a "desestabilizar la situación en la región", reclamó "una investigación objetiva" para esclarecer lo ocurrido e instó a Tiraspol -la capital del territorio separatista- y Chisinau, de Moldavia, “a efectuar una búsqueda constructiva de soluciones".

El viceministro de Exteriores ruso, Andrei Rudenko, aseguró que a Moscú "le gustaría que se evitara" la posibilidad de que la región separatista de Transnistria se vea arrastrada al conflicto en Ucrania.

"Esperemos a los resultados de la investigación (sobre las explosiones) y qué hay detrás de esto: si es terrorismo, si es una provocación o si es vandalismo. Parece menos esto último", dijo, evitando señalar quién podría estar detrás de estos sucesos, aunque si destacando que “son fuerzas interesas en desestabilizar la región y crear otro punto de tensión”.

"La investigación se llevará a cabo según todos los parámetros necesarios. Esperamos que las razones sean determinadas y que los responsables sean castigados", argumentó, al tiempo que hizo hincapié que la situación "es alarmante, porque hasta hace poco Transnistria no estaba implicada y permanecía neutral. No sólo esa región sino toda Moldavia

La región de Transnistria ha cobrado protagonismo en las últimas semanas por su vínculo con el Gobierno ruso y su importante posición geoestratégica. Las autoridades ucranianas han llegado a denunciar posibles incursiones rusas hacia el oeste de Ucrania desde Transnistria.

Por su parte la presidenta de Moldavia, Maia Sandu, tras presidir un Consejo Supremo de Seguridad Nacional reforzó la seguridad en todo el país, incluida la región independentista e hizo un llamado a su población a la calma y su par de Transnistria, que valga destacar goza de gran autonomía (tiene Constitución propia, gobierno, ejército, moneda y hasta pasaportes) llamó a los gobiernos de Moldavia y Ucrania a “preservar la paz”.


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El presidente Vadim Krasnoselski instó al gobierno moldavo a “no sucumbir ante las provocaciones” y no permitir que el país "se vea arrastrado" a una agresión contra Transnistria.

Así, recordó los "formatos pacíficos" de reuniones con las autoridades moldavas, remarcando por encima de todo la necesidad de "resolver cuestiones vitales" para ambos territorios a la par que se previene "cualquier agresión que pueda convertirse en el prólogo de una gran guerra".

Krasnoselski dijo a los “transnistrianos”, población conformada por ucranianos, rusos y moldavos) que su gobierno "mantendrá la paz" en la región e iniciará la cacería de los culpables de los recientes "ataques terroristas".

En esta línea, instó a las autoridades ucranianas a que investiguen el "movimiento ilegal de ciertos grupos militares", a los que acusó de perpetrar "actos terroristas" en la región.

De esta forma el presidente regional plantó cara a los señalamientos de la mandataria moldava quién señaló a "ciertas fuerzas dentro de la propia región” de crear las actuales tensiones”.

Su canciller, Vitali Ignatiev, dijo que las explosiones "no fueron aleatorias" y subrayó que "la situación es muy difícil".

"Según los datos preliminares, las trazas de los que organizaron estos actos terroristas llevan a Ucrania", aseguró el funcionario en reciente entrevista a la agencia Interfax, en la que además pidió a Kiev que "investigue este incidente y evite un repunte de las tensiones en la región".

La escalada de tensiones en la frontera ucrano-moldava encendió las alarmas de la comunidad internacional por la posibilidad de se expanda la actual guerra.

"Seguimos preocupados por cualquier intento potencial de aumentar la tensión y no conocemos todos los detalles de lo ocurrido”, expresó el portavoz del Departamento de Estado estadounidense, Ned Price, sin atribuir la autoría de las explosiones a Moscú.

"Reiteramos el llamamiento a la calma del gobierno moldavo en respuesta a estos incidentes y apoyamos plenamente la integridad territorial y la soberanía de Moldavia", añadió.

Así las cosas, es un misterio quién está tras los ataques de esta semana en Transnistria, donde la seguridad de sus 500 mil habitantes recae en el contingente militar ruso (1.500) acantonados allí desde hace tres décadas, cuando tras una corta guerra civil declaró su independencia pero que, como otras regiones con anhelos separatistas como Abjasia, Nagorno Karajab y Osetia del Sur, no tienen el reconocimiento de ningún estado miembro de Naciones Unidas.