Buchely | El Nuevo Siglo
Sábado, 29 de Junio de 2019

Se examina el texto de Lina Buchely, “La Distancia de la Paz” incluido en ¿Cómo Mejorar a Colombia? 25 ideas para reparar el futuro (Ariel, Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá, Editorial Planeta Colombiana, Bogotá. 2018) por Manuel García Villegas (editor). La consolidación de la paz en Colombia requiere romper distancias, es decir, realizar acercamientos y la autora relata experiencias personales. En un caso se critica haberse trasladado de Bogotá a Cali pero concluye que con las redes ya no hay centros y “todos habitamos un espacio llamado internet”.

En otro caso, se vincula al grupo regional de Memoria Histórica para estudiar “la masacre de Bojayá”; participaban las Farc-Ep que “habían contratado a un artista cubano para fabricar un Cristo Negro como símbolo de reconciliación con la comunidad de Bojayá” y se le traía desde La Habana. Las señoras de la población consideraron que dar un Cristo era una ofensa pero aceptaron el ofrecimiento. La autora concluye que, en Colombia, se vive en una guerra fría entre los que tienen más y los que tienen menos que dificulta la construcción de mundos comunes. El perdón entrega posibilidades a las personas y el dolor “un sentido de superioridad moral”.

Gabriel Misas Arango es, por orden, el escritor siguiente con el artículo “Crecimiento e Inclusión Social para una paz duradera”. El autor se ocupa inicialmente de un esquema muy sólido en el pasado, o sea, la industrialización por sustitución de importaciones que dio lugar a nuevos sectores: minería del carbón y níquel, petróleo, sector financiero, lo cual “condujo a la reducción de la participación de la industria y la agricultura en el PIB”, a la generación de divisas y la entrada de nuevos agentes en el Bloque Social Dominante (BSD), es decir, “detentores de volúmenes elevados de capital” con poder para “influir a su favor en la formulación de la política económica”. Estos cambios dieron lugar a una nueva alianza de clases en el BSD con apertura económica y Consenso de Washington: la industria dejó de ser su centro y el café perdió importancia en la generación de divisas y se impusieron la minería, petróleo y transformación de recursos naturales, transporte, comercialización y financiación. Hubo que articularse con el mercado mundial y el “interno pasó a un segundo plano”.

El crecimiento se relacionaría con exportación de bienes con “fuertes fluctuaciones de precios que requiere férreos controles a los salarios”; la contención laboral permitió a los productores mejorar la competitividad. El ajuste provocado por la apertura se hizo a costa de los trabajadores; se beneficiaron las grandes empresas industriales que se apartaron de los compromisos con los trabajadores. Continuará.