En escena la clásica obra de humor y melancolía “La Gaviota” | El Nuevo Siglo
Relato que explora la naturaleza obsesiva del amor y las siempre conflictivas relaciones familiares.
Teatro La Mama
Sábado, 30 de Julio de 2022
Redacción Cultura

Con sentido del humor y dosis de melancolía llega al Teatro La Mama la obra de teatro La Gaviota, un clásico del dramaturgo ruso Antón Chéjov. El relato explora la naturaleza obsesiva del amor, las siempre conflictivas relaciones familiares, la trascendencia del arte y el coste que puede tener para el ser humano; presenta un mosaico de pasiones reprimidas y amores cruzados y no correspondidos, reflexiones sobre el papel del teatro y la literatura, y una mirada feminista insólita.

El Teatro La Mama trae este espectáculo en su temporada de estreno que va del 4 al 27 de agosto y que cuenta con la dirección de Juan Luna y las actuaciones de Felipe Botero, Pilar Álvarez, Miguel González, Paula Avendaño, Gerardo Calero, María Mora, Juan Acosta, Martha Leal, Carlos Mariño y Marco Antonio López.

Una obra que trasciende su época, adelantándose a lo que se conocería como la comedia negra, la cual explora sentimientos como la insatisfacción creativa, el amor no correspondido, la soledad, la búsqueda de la felicidad y el temor a la vejez, con una mirada cargada de humor y nostalgia.

Antón Chéjov estrenó La Gaviota en 1896 en San Petersburgo y dos años después en Moscú, dirigida por Konstantín Stanislavski, y es considerada una de sus cuatro obras maestras.

En esta ocasión, Juan Luna y su equipo entregan una versión que transita entre la teatralidad y el realismo, tanto en las actuaciones como en la puesta en escena, que mantiene la esencia del texto original, la cual es ambientada en una residencia rural, que, a pesar de la tranquilidad de su entorno y su localización paradisíaca, se convierte en una olla a presión sobre la naturaleza humana.

Trama

La Gaviota narra los conflictos románticos y artísticos de varios personajes unidos por lazos sanguíneos, afectivos, vecinales y laborales, que se reúnen en una vieja y decadente hacienda. Allí viven Nicolás Sorín, el dueño, y su sobrino, Constantín, acompañados por los administradores y su hija, Masha. De la ciudad llega la visita de la flamante pareja artística del momento: Irina Arkádina y Boris Trigorin. Constantín busca desesperadamente el reconocimiento de su madre Irina, para lo cual lleva a cabo una obra de teatro aparentemente estrafalaria y provocadora que habla sobre el fin del mundo, actuada por su novia Nina, vecina de la finca. Tras el fracaso de la pieza teatral, el amor, la pasión, las ansiedades y los miedos más profundos empiezan a ebullir.

Irina Arkadina (Annette Bening) es una madura y vanidosa estrella del teatro moscovita que pasa parte del verano en una idílica finca junto a un lago, propiedad de su hermano enfermo (Brian Dennehy). Allí compartirá los días con su amante, el escritor Boris Trigorin (Corey Stoll); su hijo (Billy Howle), aspirante a escritor, y la joven actriz Nina (Saoirse Ronan). Ellos, y un puñado más de personajes, sufrirán el fatal enamoramiento de la persona inadecuada.


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“Chéjov fue uno de los primeros en construir personajes de mujeres con una vida íntima compleja”, dice Bening.

“Por el placer de ser una actriz reconocida, yo soportaría el desamor de mi familia, la pobreza y las desilusiones…”, dice Nina en un fragmento de la obra.

Esta puesta en escena busca despojar a La Gaviota del carácter naturalista, replanteando el conflicto principal entre el joven Treplev y su madre, la célebre actriz Arkádina. Él predica formas nuevas en el arte, ella trabaja un teatro convencional. Treplev se suicida, pero su estética y forma de ver el arte parecen sobrevivir en este siglo, mientras el teatro de su madre agonizó. La puesta en escena pretende centrar la atención en la reflexión sobre la tolerancia estética, humana y la búsqueda del ser en el arte, inspirados en este Hamlet ruso.

En su momento, la obra fue considerada por la revista alemana Die Deutsche Bühne como uno de los mejores espectáculos presentados en el VI Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá. Realizó temporadas en el Teatro Municipal de Cali y en siete municipios del Valle.

 “La Gaviota es como una sinfonía, donde cada personaje es como un instrumento, o una nota musical, un mundo sorprendente y único, pero a la vez es el reflejo de los otros personajes. Una producción exigente, donde el trabajo con cada personaje ha sido fundamental. Afortunadamente cuento con un equipo de actores maravilloso, que estuvo dispuesto a jugar y experimentar en la creación para trasmitir cada emoción en el escenario. Esperamos que el público cuando la vea diga: yo he estado en esa situación, no para cambiar el mundo, pero sí para reírnos y reflexionarlo”, comentó Juan Luna, director de la obra.

La Gaviota es una coproducción de La Séptima Teatro y Compañía Estable, con el apoyo de la Universidad de los Andes.