Aún hay dudas sobre qué causó las explosiones en Beirut | El Nuevo Siglo
Foto AFP
Domingo, 9 de Agosto de 2020
Redacción internacional

En un primer momento se aseguró que la explosión se produjo por un incendio en la bodega que contenía, al menos, 2.750 toneladas de nitrato de amonio. Las primeras declaraciones descartaron que se debiera a los factores de inestabilidad que han afligido al país, tras 15 años de guerra civil, así como a las tensiones bélicas con Israel.

Sin embrago el presidente libanés, Michel Aoun, afirmó el viernes que la detonación se debió "a la negligencia" o a "una intervención exterior", mencionando la hipótesis de "un misil".

"Es posible que esto haya sido causado por la negligencia o por una acción exterior, con un misil o una bomba", declaró el jefe de Estado y pidió, a su homologo Emmanuel Macron, a quien recibió en el palacio presidencial, "proporcionarnos imágenes aéreas para que podamos determinar si había aviones en el espacio aéreo o misiles".

Visita de Macron

En una visita a la zona del desastre el presidente francés reclamó una investigación internacional de los hechos y pidió un "cambio profundo" por parte de las autoridades del país, a quienes la hastiada población acusa de incompetencia y corrupción.

Macron, cuyo país ejerció un mandato sobre Líbano desde la década de 1920 hasta el final de la Segunda Guerra Mundial y conserva lazos profundos con el país, declaró que volvería a Beirut el 1 de septiembre, "para hacer balance juntos".

Macron visitó las ruinas del puerto y después el barrio Gemmayze, devastado por la tragedia, donde los habitantes, desesperados, reclamaron la salida de la clase dirigente al frente del país desde hace décadas.

"Hace falta una investigación internacional abierta, transparente, para evitar que se escondan cosas y… que no se instale la duda", dijo Macron tras reunirse con los dirigentes libaneses y representantes de la sociedad civil.

Sin embargo esta propuesta fue rechazada tajantemente por el presidente libanés quien argumentó que eso equivaldría a "diluir la verdad".

El presidente francés prometió a los habitantes que pediría a sus dirigentes "cambiar el sistema... luchar contra la corrupción" e insistió en que "llegó el momento de responsabilidades para Líbano y sus dirigentes". Macron pidió una "refundación de orden político" así como "cambios profundos".

"No estoy imponiendo algo a los dirigentes", declaró, frente a las acusaciones de "injerencia" en política interna.

Crisis

Líbano ha estado lidiando durante mucho tiempo con temas como la depreciación de su moneda, la ola de protestas por la crisis económica y la escalada de la tensión entre el movimiento Hezbolá e Israel.

El puerto de Beirut se encuentra en el centro de la ciudad. Por esta razón, hay densos asentamientos alrededor de él. El puerto también está cerca de los centros administrativos y comerciales de la ciudad.

Luego de examinar las áreas destruidas, el gobernador de Beirut, Marwan Abbud, comparó la explosión con lo ocurrido en Hiroshima y Nagasaki y no pudo contener las lágrimas durante su declaración.

Después de la explosión, Catar, Turquía, Egipto, Jordania, Irak, Irán, Estados Unidos (EU), Israel, el Reino Unido y Alemania enviaron mensajes de solidaridad y ofrecieron ayuda.

El puerto de Beirut está construido en un terreno de 1,2 millones de metros cuadrados con terminales de pasajeros y de carga, además de instalaciones de almacenamiento. Abbud, declaró que la explosión en el puerto causó daños de entre 3.000 y 5.000 millones de dólares.

La explosión

La agencia oficial libanesa informó, poco antes de la explosión, que había un incendio en el almacén número 12 en el puerto de Beirut, que contenía explosivos.

Más tarde, el presidente Aoun, declaró que era "inaceptable" que se hubieran mantenido almacenada la sustancia durante años sin tomar ninguna medida de seguridad.

No hay claridad sobre qué pudo haber causado el primer incendio, pero hubo denuncias de que se estaban haciendo trabajos de soldadura en la zona.

El presidente de EU, Donald Trump, hizo comentarios sobre la posibilidad de que la explosión pudiera haber sido un ataque y aunque en principio esta hipótesis fue rechazada, a los pocos días fue retomada por el presidente libanés.

En la explosión murieron más de 150 personas, hay decenas de desaparecidos y más de 5.000 heridos. Aboud, indicó que hasta 300.000 personas se quedaron sin domicilio debido a los enormes daños que, según él, afectaron a más de la mitad de la capital de unos dos millones de habitantes.

Adicionalmente, se declaró estado de emergencia durante una semana en Beirut.

El secretario general del partido cristiano Al-Kataib, Nizar Nejaryan, murió debido a la explosión. El embajador de Kazajstán en Beirut, Yerzhan Kalekenov, resultó herido y la embajada kazaja sufrió daños. Asimismo el ministro de Relaciones Exteriores de Alemania Heiko Maas confirmó que una integrante de su embajada murió tras el hecho.

La embajada de EU en Líbano pidió a sus ciudadanos que permanecieran en casa y de ser posible usaran mascarillas para evitar los efectos de los gases tóxicos que se liberaron durante la detonación.

En este contexto, el Fondo Monetario Internacional también instó al poder libanés a "reformas cruciales" para sacar las negociaciones del bloqueo, y señaló que era "el momento para la comunidad internacional y los amigos de Líbano de movilizarse para ayudarle en este momento de urgencia".

Detenciones y protestas

Autoridades portuarias, servicios de aduanas y algunos servicios de seguridad eran conscientes de que en el puerto se almacenaban sustancias químicas peligrosas, pero se atribuyen mutuamente la responsabilidad.

Dieciséis funcionarios del puerto y de las autoridades aduaneras fueron detenidos en el marco de la investigación, indicó el fiscal militar, Fadi Akiki.

La noche de los hechos las fuerzas de seguridad libanesas utilizaron gases lacrimógenos para dispersar a decenas de manifestantes enfurecidos, que protestaban contra la incompetencia de las autoridades.

Símbolo del hartazgo de la población, la embajadora del Líbano en Jordania anunció su dimisión, en protesta contra la "negligencia" de las autoridades y pidió un cambio de liderazgo. "Este desastre es una señal de alarma: no debemos mostrar piedad por ninguno de ellos y todos deben irse", dijo.

La potencia de las explosiones fue tal, que los sensores del Instituto Geológico de EU las registraron como un sismo de magnitud 3,3. Su onda de choque se sintió hasta en la isla de Chipre, a más de 200 km de distancia.