“¿Cómo es que la gente no se muere de hambre en Venezuela?", se pregunta Ángel Alvarado. "La respuesta es que tienen al menos un hijo viviendo en el extranjero, enviando dinero para comida y medicinas", responde este académico de la Universidad de Pensilvania, en charla con The Wall Street Journal.
Las familias venezolanas están tristemente regadas por todo el mundo con más de 7,7 millones de personas fuera de su país. Esta condición no parece que vaya a cambiar tras las fraudulentas elecciones presidenciales del 28 de julio y la represión que ha llevado a cabo la tiranía de Nicolás Maduro para callar a la oposición durante estas semanas.
Éxodo
Para un importante número de venezolanos resulta intolerable un tercer mandato consecutivo del tirano chavista, así que han decidido alistar sus maletas y empezar a abandonar su país, como revelan algunas encuestas y estudios de instituciones académicas.
Entre abril y julio, varios encuestadores les preguntaron a los venezolanos si estaban dispuestos a emigrar en el caso de que el dictador Maduro se mantuviera en el poder, por tercera vez consecutiva, tras las elecciones del 28 de julio. Los sondeos apuntan a que cerca de 4 millones de personas -o algo menos- podría abandonar Venezuela.
Según la encuesta del “Centro de Estudios Políticos y de Gobierno” en conjunto con la consultora “Delphos”, un 13% del total de venezolanos (30 millones) estaría pensando en salir del país. Los datos de “ORC Consultores” apuntan a que este porcentaje es mayor y corresponde a un 18% de la población. El flujo migratorio no sólo se daría este año, sino que va continuar en el siguiente, como ha venido ocurriendo la última década. Todas las encuestas, sin embargo, se hicieron antes de las elecciones, por lo que estos porcentajes podrían ser mayores a la fecha.
La represión de Maduro aunada a la posible vuelta de las sanciones económicas contra el régimen empeoraría rápidamente las condiciones de vida, aumentando la necesidad de muchos venezolanos de salir del país, rápidamente.
“Es razonable pensar que si no hay una solución pacífica y democrática a la situación de Venezuela migración va a aumentar”, afirma Laura Dib, directora del Programa de Venezuela de Washington Office on Latin America (WOLA).
“El hecho de que esta semana se hayan roto relaciones con algunos países es muy preocupante porque sigue cerrando Venezuela a los mercados, pone en riesgo la posibilidad de que haya una nueva implementación de sanciones, que también afecta a la economía y deja de generar incentivos a la inversión extranjera. Todo ello agudiza una situación que ya es de emergencia humanitaria”, afirma.
La canasta básica en Venezuela está por encima de los 500 dólares, a pesar de que el salario mínimo es de 130 dólares, luego de que el régimen lanzara el “bono de guerra económica”, con el que busca apaliar las seguras sanciones económicas por parte de Estados Unidos, la Unión Europea y otros países.
En medio del desespero por las condiciones de vida, un 19% de ciudadanos que piensan migrar lo harían de una y el 48% tardaría entre uno y seis meses, de acuerdo a “ClearPath Strategies”, otra encuestadora con sede en Caracas. En ese sentido, más de la mitad de los que están dispuestos a irse del país lo están haciendo ahora o lo harán en los próximos meses.
A diferencia de las anteriores oleadas migratorias, que tuvieron sus puntos más altos en 2017 y 2021, la mayoría de los venezolanos tienen un familiar o más fuera del país que sirve de respaldo durante el proceso migratorio. “Datincorp”, una encuestadora encargada de temas socio-demográficos, estima que más del 70% de los encuestados tiene al menos uno o más familiares que han salido del país.
La intensa represión del régimen, incomparable con otros años, según la oenegé “Provea”, está generando eventualmente que muchos de los familiares que viven fuera de Venezuela le estén insistiendo a sus seres queridos que abandonen el país lo más rápido posible. "La migración se va a multiplicar enormemente", afirmó Jesús Seguías, que dirige “Datincorp”, en charla con El País de España.
Remesas, doble cara
En Venezuela, más de una tercera parte de los hogares se mantienen de las remeses que envían sus familiares desde el exterior, según Diálogo Interamericano, con sede en Washington.
Mientras que muchos están pensando en migrar, el régimen tiene suficientes incentivos para que lo hagan. Aparte de congelar la calle con la salida de miles opositores, una nueva oleada de migrantes también significa más remesas que hoy representan entre un 5 y 10% del PIB de Venezuela y son, humana y económicamente, difíciles de bloquear por parte de las autoridades internacionales.
Aunque países como México o los del este de Europa muestran que naciones democráticas también tienen un porcentaje importante de remeses, existe una correlación entre los regímenes autoritarios y las remeses, como lo muestran los casos de Nicaragua, Cuba y Tayikistán.
En Tayikistán, donde ha gobernado el dictador Emomali Rahmon durante 30 años, el dinero de los emigrantes que trabajan principalmente en Rusia representa casi la mitad del PIB del país, según el Banco Mundial. Esto ocurre en menor proporción en Nicaragua, donde Daniel Ortega ha impuesto una dictadura que ha generado el éxodo masivo de nicaragüenses. Este año, se espera que las remesas que envían representen alrededor del 33% del PIB del país, una de las tasas más altas de América Latina.
A Maduro y su régimen le tiene sin cuidado que millones de venezolanos hoy estén alistando sus maletas para unirse al éxodo masivo más grande del siglo XXI, superando al de Siria y Ucrania. Por el contrario, el dictador expulsa a más ciudadanos que enviarán un monto mayor de remesas y no volverán a marchar pidiendo libertad en las calles de Caracas, Maracaibo o Valencia. Silencio y dólares.
* Analista y consultor. MPhil en Universidad de Oxford.