En todo lo que sucede con la infraestructura en Colombia, no todo lo que brilla es oro ni todo lo oscuro es negro. Esa sería la conclusión de la charla que Andrés Canela, gerente de Schrader Camargo, una de las firmas más prestantes del sector y de amplia trayectoria, tuvo con EL NUEVO SIGLO.
Esta firma, que ha desarrollado más de 425 proyectos terminados en Colombia, América Latina y el Caribe, que tiene presencia en 14 países de la región y su plantilla cuenta con 400 ingenieros y técnicos especializados, está respaldada por una capacidad operativa de 10 millones de horas/hombre al año.
Con capital totalmente colombiano, ha dejado su rastro de eficiencia y sobresaliente gestión en Pluspetrol, Ecopetrol, Emgesa, Siemens, Skanska, Barrick Gold e Ica Fluor, además tiene sede en Colombia y cuenta con oficinas en Perú, México y República Dominicana.
Una de las máximas de Canela, ingeniero industrial y sistemas, MBA de MIT Sloan y estudios de educación ejecutiva en Stanford, es expresar el daño que se le hace al país cuando una obra se queda parada, bien por corrupción o por mala planeación o diseños. No en vano en el logo de su empresa destaca: “una iniciativa que construye con capital humano”.
EL NUEVO SIGLO: ¿Cómo empresario que ha desarrollado proyectos de infraestructura, qué significa cuando las obras quedan paradas por diversos hechos?
ANDRÉS CANELA: Cuando una obra queda parada es una tragedia para el país, lo único que le sirve al ciudadano, lo único que le sirve al país es que la obra se concluya. El único beneficio que usted obtiene de una obra que para el desarrollo de la economía, por ejemplo, la ruta del sol 2 que nunca se terminó o que no se ha terminado, es que esa obra se concluya o si no el beneficio no está y toda la plata que se gastó queda siendo la inversión un día.
ENS: Pero la costumbre aquí es caerle inmediatamente al empresario, formar el escándalo y detener la obra. Ahí están metidos Gobierno y los órganos de control, ¿entonces no sabe uno por qué eso?
AC: Creo que le pega al punto más importante, eso es una discusión de país porque todos sufrimos un poco lo mismo y el beneficio solo se logra si la obra se concluye, la prioridad de todos es que la obra se concluya. El día que alguien para la obra, el que más sufre es Colombia y la comunidad y caerle al contratista sale bonito en los periódicos y acabar con los contratistas sale bonito en los periódicos, pero ese es otro tema.
ENS: ¿Se afectan mucho las empresas cuando sucede eso?
AC: El país necesita empresas, necesita empresas que sean capaces de hacer el trabajo, si en el país acabamos las empresas nadie va a hacer el trabajo. El día de mañana que haya que hacer una carretera eso nadie la va a hacer y la va a hacer un gringo o un europeo, quien sea que viene aquí, contrata 10 gatos y no le da garantía tampoco para que quede bien hecha.
ENS: ¿Qué pasa con la responsabilidad de los dueños de las empresas?
AC: Otra historia son los dueños de las empresas. A veces uno como dueño de empresa si hizo algo malo… oiga va a tener que pagar como sea con su patrimonio, con cárcel o lo que le toque, yo qué sé, dependiendo de cada caso, cada problema y cada escándalo. Pero la empresa es un bien que hay que cuidar y si nosotros acabamos con los contratistas y acabamos con las empresas capaces de hacer obra y además no acabamos el proyecto, le hacemos un doble mal al país.
ENS: ¿Por esa incertidumbre es que no hay muchas empresas de construcción en Colombia?
AC: Somos muy poquitas. Mire y este es un tema que ni siquiera es colombiano. En EE.UU. hay 730 mil empresas de construcción, el 98% tiene menos de 100 empleados, solo el 2% tiene más de 100 empleados y del 87% tiene menos de 10 empleados. Por eso es que aquí las empresas grandes hay que cuidarlas, así a la gente les caiga gordas. La historia del dueño en ciertos casos es una discusión diferente, pero la capacidad, el aporte que esas empresas hacen al país es importante.
ENS: ¿Se acaba la empresa y desde luego se acaba el empleo, ese es otro golpe?
AC: Creo que a veces uno se equivoca y es que, acabando la empresa, el empleo no desaparece y acabando el proyecto, el proyecto no desaparece. Lo único que determina la trayectoria de la que el país crece es la tasa en la que crece la productividad. Si nosotros no acabamos proyectos, la productividad no crece. Si la ruta al caribe, la ruta del sol 1, 2 y 3 no se hace, la productividad de Colombia en ese tema no mejora. Si Hidroituango no termina la productividad del país no mejora.
ENS: ¿Hay temor en los alcaldes y gobernadores para autorizar y echar hacia adelante las obras?
AC: No solo de alcaldes, de ahí para abajo, el funcionario, el que está haciendo la tarea, el técnico, el que está firmando la factibilidad de esto, con qué ganas le hace. Ahora piense en el proyecto contratado, usted ya lo contrató ahora, lo peor que le puede pasar a un proyecto es que no haya fondeo, no haya plata alimentando el proyecto porque sino la obra para. Y eso implica tomar decisiones básicamente todos los días, oiga que es que aquí me hicieron un pare, qué hago, esto en el plano que usted me dijo no es exactamente igual, qué hacemos, qué hago. Usted tiene que ir diciendo o lo hace o no lo hace, pero hay que ir alimentando la obra.
ENS: ¿Cómo ve esa intervención de los políticos en el sector de la infraestructura?
AC: Yo creo que los proyectos requieren la participación activa de políticos, creo que ningún proyecto grande no solo se salva, sino que se beneficia que los políticos le metan empuje. Lo fregado es que cada cuatro años el político pretende que no solo el proyecto cambie, sino que tenga su nota personal y tenga todo lo que usted quiere y que usted meta la mano en el proyecto. Yo creo que ahí es donde se friega la vaina, pero el país necesita que los políticos se pongan la camiseta por los proyectos, saquen los proyectos adelante, le consigan la plata y los gestionen, porque es que si no, no se hace.
Desarrollar una política de Estado
ENS: ¿No debería haber una política de Estado en este tema de la infraestructura?
AC: Asumo que la política de Estado a veces existe un poco, pero la motivación para determinar los proyectos es de los gobernantes. En todos los gobiernos además cada uno le pone un nombre, que las locomotoras, etc. y usted siempre ve que la infraestructura está y usted ve el listado de los proyectos, los proyectos de Colombia están, Colombia no necesita que nos inventemos muchos más. Si Colombia cierra la brecha de infraestructura es algo así como si usted mañana le adicionara a Colombia una economía como la de Bogotá.
ENS: ¿Qué tanto le aporta la infraestructura al desarrollo del país?
AC: Ese es un impacto tan salvaje, cada peso que usted se gasta en infraestructura es un multiplicador de uno y medio en la economía colombiana, es de ese tamaño. Y proyectos hay, estudios no los hay como se debería, yo creo que ese es el primer gran punto y las ingenierías cuando se hacen, no se hacen al detalle, como se debería hacer. La voluntad parece que hay, pero a la hora de empezar a gestionar surgen los intereses donde la prioridad no está en hacer el proyecto. Yo creo que ahí es el punto más grave y en esto, una golondrina no hace verano. De nada nos sirve un ministro estrella si no está acompañado de una institucionalidad que lo respalde, institucionalidad en todo sentido, no solo los ministerios, los alcaldes, que si las contralorías y las procuradurías... y no priorizamos los proyectos.