La poesía está de luto | El Nuevo Siglo
Miércoles, 5 de Septiembre de 2018

Hace mucho descubrí la poesía épica, erótica y lírica, de la cubana Carlida Oliver, la novia de Matanzas, isleña universal, que acaba de fallecer a sus noventa y seis años, sincera y vibrante, autora de más de treinta libros, doctora en Derecho Civil. “Al Sur de mi Garganta,” Premio Nacional de 1950, mereció elogiosos comentarios, resalto el poema inscrito en una calle de La Habana Vieja, “Cuando vino mi abuela trajo un poco de tierra española, cuando se fue mi madre llevó un poco de tierra cubana, yo no guardaré conmigo ningún poco de patria, la quiero toda sobre mi tumba.”

El verso “Me Desordeno, Amor, Me Desordeno” cautiva, sus compatriotas, lo viven y recitan: “Cuando voy en tu boca, demorada; y casi sin por qué, casi por nada, te toco con la punta de mi seno. Te toco con la punta de mi seno y con mi soledad desamparada; y acaso sin estar enamorada me despierto, amor me desordeno. Y mi suerte de fruta respetada arde en tu mano lúbrica y turbada como una mala promesa de veneno; y aunque quiero besarte arrodillada, cuando voy en tu boca, demorada, me desordeno, amor, me desordeno.”   

Inolvidable pieza literaria “Traigo el cabello rubio; de noche se me riza. Beso la sed del agua, pinto el temblor del loto. Guardo una cinta inútil y un abanico roto. Encuentro ángeles sucios saliendo en la ceniza.  Cualquier música sube de pronto a mi garganta. Soy casi una burguesa con un poco de suerte: mirando para arriba el sol se me convierte en una luz redonda y celestial que canta… Uso la frente recta, color de leche pura, y una esperanza grande, y un lápiz que me dura; y tengo un novio triste, lejano como el mar.”

La poeta Oliver, única mujer del Caribe acreedora al galardón Reina Sofía, se mantuvo activa y lúcida, su último esposo tenía cincuenta años menos, rompió con lo tradicional, defendió el erotismo, Gabriela Mistral dijo que era la mejor sonetista de América, departió con Gabriel García Márquez, “Cien Años de Soledad” reposa en la mesa de noche con la dedicatoria en una servilleta, ella manifestó preocupación porque se borrara, le hizo gracia la respuesta de Cabo: “Todos seremos borrados.”

Su “Primer Cuaderno” de 1943,  “Declaración de Amor,” “Discurso de Eva,”  “Desnudo y Para Siempre,”  “Error de Magia, ” “Recado,” “Memoria de la Fiebre,” “De Paso por el Tiempo," ”Elegía de Abril,” “Canto a Fidel,”  en desafío a  Fulgencio Batista  años antes del triunfo   guerrillero,  se unen  a “Que Yo era una Mentira de la Luna,” “Guárdame el Tiempo”  y al “Adiós.”