Irán y Estados Unidos cruzaron amenazas tras la divulgación de informes acerca de que Teherán estaría planeando vengar al alto general Qasem Soleimani, ultimado por fuerzas estadounidense en enero pasado.
"Esperemos que no cometan un nuevo error estratégico y, en caso de cualquier error estratégico, serán testigos de la respuesta decisiva de Irán", dijo el portavoz del gobierno iraní, Ali Rabiei.
Tras conocerse los presuntos planes iraníes para vengar a Soleimani, el presidente Trump anunció que cualquier ataque de la República Islámica recibirá una respuesta "1.000 veces mayor".
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Los servicios de inteligencia sospechan de la existencia de un supuesto complot iraní para matar a la embajadora estadounidense en Sudáfrica antes de las elecciones presidenciales de noviembre en Estados Unidos.
"Según reportes de prensa, Irán podría estar planeando un asesinato, u otro ataque, contra Estados Unidos en venganza por la muerte del líder terrorista Soleimani", tuiteó Trump.
"Cualquier ataque de Irán, de cualquier forma, contra Estados Unidos será respondido con un ataque a Irán que será 1.000 veces mayor en magnitud", siguió.
Rabiei lamentó que el presidente de un país que dice controlar el orden global "haga comentarios apresurados, impulsados por la agenda y dudosos, sobre una base tan débil".
El portavoz iraní advirtió que reaccionar a tales informaciones "no lograría nada más que perturbar la región y la calma mundial", en tanto aconsejó a Trump que "se abstenga de una nueva aventura (...) por el bien de ganar un nuevo mandato como presidente".
Las relaciones entre Washington y Teherán han sido tensas desde hace años, y aún más desde que Trump se retiró unilateralmente en mayo de 2018 del pacto nuclear internacional con Irán.
Como se recordará, Soleimani fue una de las víctimas de un ataque con drones perpetrado por Estados Unidos, entre las que figuró también el entonces 'número dos' de las Fuerzas de Movilización Popular (FMP), una coalición de milicias progubernamentales apoyadas por Irán.
Washington argumentó que llevó a cabo el ataque "para proteger al personal estadounidense en el extranjero", a raíz de las manifestaciones contra su Embajada en Bagdad en protesta por otro bombardeo en el que murieron 25 miembros de las FMP.
El incidente llevó a Irán, días más tarde, a atacar varias bases militares también en territorio iraquí, mientras que el Parlamento iraquí aprobó una moción exigiendo la retirada de las tropas estadounidenses del país.
La amenaza contra la embajadora Lana Marks, una aliada cercana de Trump, se hizo más precisa en las últimas semanas.
El secretario de Estado, Mike Pompeo, se negó a comentar directamente sobre el punto pero dijo que se tomaba "con seriedad" las informaciones.
"La República Islámica de Irán ha estado implicada en esfuerzos de asesinato alrededor del mundo. Han asesinado a personas en Europa y en otras partes del mundo. Nos tomamos con seriedad estos señalamientos", dijo Pompeo.
"Le dejamos muy claro a la República Islámica de Irán que esta clase de actividad, atacar a cualquier estadounidense en cualquier momento y en cualquier lugar, así sea un diplomático, un embajador o uno de los miembros de nuestro servicio, es completamente inaceptable", siguió.
Un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Teherán calificó los informes de "falsos" y "sin fundamentos", al tiempo que los consideró parte de "métodos reiterados y podridos para crear una atmósfera anti-Irán en el escenario internacional".
La Marina iraní afirmó la semana pasada que un avión patrullero y dos drones estadounidenses se acercaron a una zona donde se realizaban ejercicios militares cerca del estrecho de Ormuz, un área estratégica para el comercio mundial de petróleo y centro de tensiones entre ambos enemigos. Las naves habrían abandonado la zona luego.
En junio del año pasado, un dron estadounidense RQ-4 fue derribado por Irán luego de que supuestamente violara su espacio aéreo, un señalamiento negado por Washington.