Gracias a la continuidad del despliegue de las vacunas y a la reanudación gradual de la actividad económica, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) pronostica un crecimiento mundial del 5,7% este año y del 4,5% en 2022, lo que supone un pequeño cambio con respecto a las perspectivas de mayo de 2021, que se situaban en 5,8% y 4,4% respectivamente.
En el informe de Perspectivas Económicas Provisionales, el organismo indica que la economía mundial está creciendo a un ritmo mucho mayor de lo que se preveía hace un año, pero la recuperación sigue siendo desigual y expone a los mercados, tanto avanzados como emergentes, a diversos riesgos. También destaca que el apoyo extraordinario de los gobiernos y los bancos centrales ayudó a evitar lo peor cuando se produjo el azote de la pandemia de la covid-19.
Sostiene el análisis que los países que están saliendo de la crisis se están encontrando con diferentes retos, que a menudo reflejan sus fortalezas y debilidades previas a la crisis, así como los enfoques adoptados en la formulación de sus políticas durante la pandemia. Incluso en los países donde la producción o el empleo han recobrado sus niveles anteriores a la pandemia, la recuperación es incompleta, y los puestos de trabajo y las rentas siguen estando por debajo de lo previsto antes de la pandemia.
A su vez, las grandes disparidades en las tasas de vacunación entre países también contribuyen a la heterogeneidad de la recuperación. Los nuevos brotes del virus están obligando a algunos países a restringir sus actividades, ocasionado cuellos de botella y agravando la falta de disponibilidad de suministros.
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Perspectivas
Asimismo, las perspectivas de inflación presentan divergencias notables, ya que han aumentado considerablemente en Estados Unidos y en algunas economías de mercados emergentes, pero siguen siendo relativamente bajas en muchas otras economías avanzadas, en particular de la eurozona.
Sostiene la OCDE que el rápido aumento de la demanda conforme se reabren las economías ha incrementado los precios de materias primas esenciales como el petróleo y los metales, así como los precios de los alimentos, lo cual tiene un efecto más acusado en la inflación de mercados emergentes. Las perturbaciones que la pandemia ha provocado en las cadenas de suministro han intensificado la presión de los costos. A su vez, los costes del transporte se han disparado.
Sin embargo, en las Perspectivas Provisionales se indica que cabe esperar que estas presiones inflacionistas se desvanezcan con el tiempo. La previsión para la inflación de los precios al consumo en los países del G20 es que alcance un punto de inflexión máximo hacia finales de 2021 y se desacelere lo largo de 2022. El crecimiento de los salarios sigue siendo moderado en términos generales y las expectativas de inflación a medio plazo se mantienen contenidas.
Más esfuerzos
El informe advierte que, para que la recuperación siga su curso, se requieren mayores esfuerzos internacionales dirigidos a proporcionar a los países de renta baja los recursos necesarios para vacunar a su población, tanto en beneficio propio como mundial. El apoyo de la política macroeconómica sigue siendo preciso, ya que las perspectivas son inciertas y el empleo aún no se ha recuperado plenamente, pero hace falta una orientación clara por parte de los responsables de la formulación de políticas con el fin de minimizar los riesgos de cara al futuro.
En la presentación de las Perspectivas Económicas Provisionales, junto a Laurence Boone, economista jefe de la OCDE, Mathias Cormann, secretario general de la organización, declaró: "El mundo está experimentando una fuerte recuperación gracias a las medidas decisivas adoptadas por los gobiernos y los bancos centrales en el momento álgido de la crisis. Sin embargo, al igual que en el caso de la distribución de vacunas, los avances están siendo dispares. Para garantizar que la recuperación sea sostenida y generalizada es necesario actuar en varios frentes, que irían desde programas de vacunación eficaces en todos los países hasta estrategias de inversión pública concertadas orientadas al futuro".
Por su parte, Laurence Boone señaló: "Las políticas adoptadas han sido eficaces a la hora de amortiguar el embate y garantizar una fuerte recuperación; la planificación de unas finanzas públicas más eficientes, orientadas hacia la inversión en capital físico y humano, es necesaria y ayudará a que la política monetaria se normalice sin problemas una vez que la recuperación esté firmemente arraigada".