San Oscar Arnulfo | El Nuevo Siglo
Martes, 16 de Octubre de 2018

Simplemente era un hombre justo

El 24 de marzo de 1980 cuando se encontraba oficiando la Santa Misa en la Capilla del hospital de La Divina Providencia, en San Salvador, fue asesinado Monseñor Oscar Arnulfo Romero Galdámez por un sicario (aparentemente un ex soldado, al que posteriormente se le excluyó de procesos de amnistía) al servicio de las bandas paramilitares que lideraba el coronel Roberto D’Aubuisson, amo y señor de la extrema derecha salvadoreña.

El domingo 14 de octubre de 2018, Su Santidad Francisco, leyendo la consabida y larga fórmula que empieza “Por el honor de la Santísima Trinidad” e invoca la “autoridad de Nuestro Señor Jesucristo” para culminar en la “declaración y definición de Santos y Bienaventurados”, santificó, entre otros, a Monseñor Romero y al Papa Pablo VI.

En medio de la evidente crisis del Papado de SS Francisco, a quien los sectores más conservadores y retardatarios de la Iglesia Católica acusan de cuanta barbaridad se les ocurre, desde izquierdista y reformador, hasta hereje, no deja de ser un acto valiente y muy políticamente comprometido del Papa  Francisco. La Santificación de dos personajes que realizaron obras que dieron testimonio contra todo lo que esos sectores conservadores odian, es su forma de señalarles que no hay reversa en la necesidad de recobrar el verdadero mensaje de Jesús.

Pablo VI fue el Pontífice que debió poner en práctica todas las reformas del Concilio Vaticano II. Ese lefrevismo recalcitrante de políticos como Alejandro Ordóñez o de miembros de la jerarquía eclesiástica nacional como López Trujillo o Darío Castrillón, es la reacción conservadora a las reformas que modernizaron desde la Eucaristía hasta la vestimenta de los fieles. Es de la oposición a las reformas impulsadas por Pablo VI y posteriormente profundizadas para Latinoamérica en las Conferencias Episcopales de Medellín 1968 y Puebla 1979 que nacieron todos esos movimientos ultra que terminaron alineados políticamente con lo más extremo de la derecha de cada país. Desde D’Aubuisson hasta Bolsonaro, son todos el mismo fenómeno.

San Oscar Arnulfo se tomó en serio las conclusiones de Puebla y sobre todo aquellas que ahora ha reeditado SS. Francisco. La opción por los pobres y la opción por los jóvenes. Por reclamarle a tipos como D’Aubuisson y sus secuaces que no siguieran asesinando campesinos para robarles sus tierras o jóvenes para robarle el futuro a El Salvador, fue que lo asesinaron. Y esa derecha que asesina campesinos y se roba sus tierras para sembrar palma, o café o banano en cualquier país de Latinoamérica, dijo que Monseñor Oscar Arnulfo era un cura guerrillero, un comunista, un enemigo del progreso, que es lo que siempre inventan para justificar sus asesinatos.

Pues no, el domingo 14 de marzo de 2018 Su Santidad Francisco, certificó que no, que Monseñor Oscar Arnulfo Romero no era guerrillero, ni comunista, ni enemigo del progreso. Simplemente era un hombre justo. Mejor dicho, un Santo.

Aquí también hay D’Aubuisones que descalifican a los sacerdotes que se toman en serio el mensaje de Jesús, como Álvaro Ulcue Chocue o Francisco de Roux.

@Quinternatte