Como cada año a medida que llega noviembre, comienzan a calentarse las discusiones en torno al incremento del mínimo para el próximo año. Aunque de momento no se conocen las pretensiones de trabajadores ni de empresarios, el Gobierno apenas está sopesando cuál será la estrategia que llevará a la mesa de concertación que deberá comenzar sus funciones este mes.
Sin embargo, una encuesta que dio a conocer el Banco de la República, hizo pensar a muchos cuál sería el punto de partida.
Según la reciente encuesta realizada por el Banco de la República entre los empresarios, el promedio de incremento salarial para el 2022 sería de 4,5%.
Se trata de la Encuesta Trimestral de Expectativas y se hace a los siguientes sectores: industrial, almacenes, transporte, comunicaciones, financiero, académico, consultores y sindicatos.
En la consulta, que se realizó para el tercer trimestre del 2021, los empresarios señalan sus percepciones sobre el incremento salarial en sus compañías, pero nada tiene que ver con el salario mínimo.
De acuerdo con analistas, el incremento para el 2022 va a estar complicado ya que se prevé que la inflación va a llegar a casi el 5% en diciembre y se tiene previsto que para el próximo año esté en el rango entre el 2% y el 4%.
Prevenciones
Carlos Arango, presidente de Constructora Bolívar, dijo que estos incrementos deben tratarse con mucho cuidado, aunque no sea una alerta constante. Esto último por cuenta de que “el país, históricamente, ha podido mantener un control sobre el aumento del costo de vida”, dijo Arango.
Andrés Langebaek, director de estudios económicos de Grupo Bolívar, en cambio hace un llamado para tener en cuenta que la inflación del próximo año va a volver al rango meta (entre el 2% y 4%).
“El punto positivo es que la productividad laboral viene creciendo y eso ayuda mucho a los empresarios. El crecimiento en la producción es bastante mayor que el crecimiento en el empleo y eso contribuye a compensar los aumentos en los costos laborales”, concluyó Langebaek.
Sin acuerdos
De otra parte, cada año los integrantes de la mesa de negociación integrada por ministros de Hacienda, Trabajo, Agricultura y Comercio, representantes de los sindicatos más significativos del país, trabajadores designados, entre otros, se sientan a debatir sobre el posible aumento del salario, un polémico tema que, en los últimos tiempos, no ha permitido llegar a acuerdos, pues el Gobierno, desde 2014 (con excepción de 2017 y 2018), ha establecido el incremento por decreto.
Las tres variables: crecimiento económico, inflación y productividad, componen la fórmula para definir el alza del salario mínimo. Esto teniendo en cuenta también los datos puntuales del PIB de cara al 2022.
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En medios empresariales y del propio Gobierno se rumora que el aumento del salario mínimo para el 2022 va a estar complicado debido al incremento de la inflación en los últimos meses.
En voz baja señalan que por lo menos el aumento debería estar cercano al 5%, teniendo en cuenta la inflación para este año, pero llegar a esa cifra parece complicado.
Sin embargo, tal y como sucede cada año, las centrales obreras podrían pujar por un aumento superior, teniendo en cuenta que la crisis causada por el covid-19 sigue vigente y la reactivación económica aún se encuentra andando para los diferentes sectores.
Diálogos
De acuerdo a lo dicho por el ministro de Trabajo, Ángel Custodio Cabrera, a comienzos del mes de octubre, los diálogos informales con los integrantes de la mesa de concertación salarial conocida como la mesa tripartita, ya se están dando, pues allí tienen asiento los empresarios, el Gobierno y los trabajadores a través de los sindicatos.
Este año el salario mínimo subió $30.723 al pasar de $877.803 a $908.526, mientras que el auxilio de transporte aumentó $3.600. La cifra oficial del incremento tuvo que ser fijada por decreto.
Si bien no hay una fecha exacta para determinar la cifra, lo que sí es seguro es que antes del 30 de diciembre es el plazo máximo que tiene el Gobierno para la expedición unilateral del decreto de incremento del salario mínimo, el cual tendrá que entrar en vigencia el 1 de enero del año siguiente.
En medio de estas percepciones, se ha conocido que ya el ministro de Trabajo, Ángel Custodio Cabrera, ha invitado a trabajadores y empresarios a reuniones extraoficiales.
“Vamos a iniciar la Mesa de Concertación Laboral para empezar a hacer acuerdos. Invito a las centrales obreras a que dialoguemos, que podamos hacer algo, cuando se habla de trabajo decente y de diálogo social hay una palabra clave que es confianza, y es algo que venimos construyendo”, dijo el jefe de la cartera laboral. Este año la discusión se verá influenciada por dos elementos: una inflación alta, que según la encuesta de expectativas del Banco de República de octubre podría cerrar el año en promedio en 4,7%, y un indicador de productividad que se ha visto afectado por la pandemia. Pero esto no es lo único que llama la atención sobre el posible encuentro.
La incidencia de la inflación
Julián Arévalo, decano de Economía de la Universidad Externado, explicó que, por el lado de la inflación, esta va a jugar un papel importante en la cifra de incremento del salario mínimo, y se refirió también a la productividad, pero explicó que en este elemento hay que tener presente que depende de varias variables.
“Un punto son los incrementos asociados al teletrabajo, algo que podría parecer paradójico, pero diferentes sectores se vieron obligados a este modelo, que en cuanto reduce los tiempos de desplazamiento y permite que las personas se organicen de mejor forma, genera que incluso terminen trabajando más y de forma más eficiente”, indicó, pero mencionó también que en el agregado de productividad falta ver cómo pesan sectores como el comercio, turismo, y otros que se han visto muy afectados.
Por su parte, Iván Jaramillo, investigador el Observatorio Laboral de la Universidad del Rosario, indicó que “la productividad es un indicador que se conoce a finales de noviembre, pero el problema es que se ha tomado en general en la Mesa de Concertación con la productividad multifactorial, y no se ha trabajado con la productividad laboral”.
Frente a esto, el director del Departamento Nacional de Estadística (DANE), Juan Daniel Oviedo, mencionó que desde la entidad se ha “insistido en la necesidad de poder contar con la síntesis de los tres primeros trimestres del año para poder tener un cálculo robusto, sobre todo en los aspectos relacionados con los acervos de capital. En el año 2020 vimos una afectación importante de los servicios de trabajo, que tenderá a recomponerse este año”.