A LA espera de que concluya el escrutinio de las ‘midterms’ que determinarán qué partido tendrá mayorías tanto en la Cámara de Representantes (será conservadora) como en el Senado -aunque será reducida-, el bipartidismo estadounidense hace pormenorizado análisis de los resultados por tener como trasfondo un ‘referendo’ sobre sus líderes: el presidente demócrata Joe Biden y su antecesor, el republicano Donald Trump.
El inquilino de la Casa Blanca que llegará este 20 de noviembre 80 años y el líder conservador, con 76 cumplidos, intervinieron activamente en la campaña para estas elecciones de medio mandato, con discursos tan contrarios como extremos, con el ojo puesto en el 2024, ya que reeditar el pasado duelo presidencial es su común anhelo.
Sin embargo y pese a que cada cual da una lectura victoriosa a la jornada electoral, hay una interpretación política que gana terreno tanto entre republicanos como demócratas: que ambos dirigentes den un paso al costado en la carrera por la Casa Blanca.
Y en ese sentido también se han expresado los ciudadanos, antes e inclusive el día de los comicios, como lo reseñan varias encuestas. La más reciente de ellas, la primera posmidterms, realizada por la empresa Edison Research para varias cadenas estadounidenses señala que más de dos tercios de los votantes de los candidatos a la Cámara de Representantes no quieren que Biden, se presente a la reelección en 2024 y destaca que más de siete de cada diez votantes independientes y cerca de nueve de cada diez votantes republicanos han afirmado que no quieren que al actual mandatario en la campaña presidencial. En sentido contrario se manifiestan los militantes demócratas, donde seis de cada diez aún lo consideran como una opción viable.
Los simpatizantes republicanos, que son poco más de un tercio del electorado, tienen en su gran mayoría --nueve de cada diez-- una opinión desfavorable del mandatario y desaprueban su gestión, mientras que entre los simpatizantes demócratas -con la misma proporción que los republicanos-, solo uno de cada diez desaprueba las políticas llevadas a cabo durante la Administración Biden.
Entre tanto, más de la mitad de los votantes independientes --quienes constituyen una cuarta parte del electorado y desde hace una década son decisivo en las elecciones - tienen una opinión desfavorable sobre el líder de los demócratas.
Otro sondeo, el realizado a finales de octubre por YouGov, indicó que solo el 27 por ciento de los estadounidenses quiere que el presidente demócrata se presente nuevamente y el 28 por ciento dice lo mismo del exmandatario republicano.
Las razones para tal desencanto popular van, en el caso de Biden desde su edad hasta su deficitaria gestión económica y en el de Trump, su ‘extremismo’ y posiciones radicales que amenazan con dividir al partido.
Es por ello que en este país tradicionalmente dividido 50-50 en todas las elecciones, con alternancia en el control del Congreso por escaso margen, toma fuerza la idea de que la próxima contienda por la Casa Blanca tenga protagonistas más jóvenes pero que, sobre todo, conozcan y presenten una agenda programática que solucione las más urgentes necesidades ciudadanas. Y esas voces ya se escuchan, independientemente de la filiación política.
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Para citar solo un ejemplo, las declaraciones que una antigua asesora del expresidente conservador, Sara Matthews, quien consideró que los resultados de las recientes elecciones “son el mejor indicador de que Donald Trump no debería ser el candidato republicano en 2024".
Argumentó que las directrices del expresidente y su apoyo a “candidatos de poca calidad” hicieron que los republicanos perdieran "escaños que podían ganar", frenando una posible ‘gran ola roja’.
"Hay una inflación récord, un aumento del temor por el crimen, la peor crisis fronteriza de la historia y un presidente poco popular y aun así la actuación de los republicanos ha sido así decepcionante", aseguró la exfuncionaria al tiempo que hizo hincapié en que en gran parte ello se debió a que los candidatos respaldados por su exjefe “no tenían la calidad suficiente. Creo que esto es una lección aprendida para los republicanos. Punto número uno, Trump no es un ganador y, punto número dos, la calidad de los candidatos importa".
Un tercero inesperado
Las elecciones de medio mandato se convierten tradicionalmente en el partidor presidencial y en esta ocasión llegó un inesperado tercero al mismo: el republicano Ron De Santis.
Reelecto con una contundente ventaja sobre el demócrata Charlie Crist (más de 20 puntos) a diferencia del duelo pasado donde le ganó por escasa ventaja, DeSantis evalúa la posibilidad de competir por la Casa Blanca.
A diferencia de hace cuatro años, cuando Trump fue no sólo su mentor sino un factor clave para alcanzar la gobernación de Florida, DeSantis con las políticas sanitarias durante la pandemia, el impulso a la educación y acercamiento al electorado hispano -el apoyo de los colombianos fue mayoritario y, por tanto, decisivo- logró que la ola roja se impusiera en ese Estado, que se materializó también con la contundente reelección de Marco Rubio en Senado y María Elvira Salazar, en la Cámara.
De igual forma De Santis logró que el condado de Miami-Dade, generalmente comprometido con la causa demócrata, le votara mayoritariamente, por lo que algunos medios como Fox News lo consideraran “el nuevo líder del Partido Republicano” o “DeFuture” como lo referenció en la portada del miércoles New York Post.
Sin referirse por nombre a su otrora mentor Trump quien en una advertencia temprana la noche del mismo martes le dijo “no te postules o ya verás”, DeSantis sostuvo que “hemos logrado más de lo que nadie creía posible hace cuatro años. Pero tenemos mucho más que hacer y yo sólo he empezado a luchar… Creo que la supervivencia del experimento americano requiere un renacimiento de los verdaderos principios americanos (...). Florida ha demostrado que se puede hacer. Ofrecemos un rayo de esperanza de que aún quedan días mejores".
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Tras sus palabras, la multitud ha empezado a corear la consigna "dos años más", insinuando que el gobernador de Florida se mantenga en el cargo solo hasta 2024, cuando se presente a los comicios presidenciales.
El expresidente Trump, sintiendo ‘pasos de animal grande’ se había mofado del gobernador republicano antes de las midterms, en Pensilvania, refiriéndose a él como “Ron DeSanturrón que tiene un 10 por ciento de apoyo mientras el mío es del 71 por ciento para la nominación republicana”.
Así, y a la espera de que este martes desde su residencia en Mar-a-Largo se conozca el prometido “importante anuncio” de Trump, que se da por descontado sea sobre su ingreso a la carrera presidencial, se abren un gran interrogante: ¿se someterá a las primarias republicanas que definen la nominación, en las que probablemente enfrentará a DeSantis o decidirá hacerlo como independiente, con alto riesgo de fractura en el partido?
Y es que no se puede desconocer que si bien no se dio la vaticinada ‘ola roja’, de lo que se atribuye como logro el presidente demócrata Biden, el trumpismo, con candidatos que propagaron la tesis de su líder de fraude electoral en la pasada presidencial, logró más de un centenar de cargos, entre ellos varias curules al Congreso.
En cambio, perdieron las contiendas claves en los estados de Míchigan, Pensilvania o Wisconsin y no estarán en cargos responsables de tramitar los resultados de las elecciones presidenciales de 2024. Igualmente, en Georgia donde fue reelegido el gobernador republicano Brian Kemp y su secretario de Estado, Brad Raffensperger, quienes se plantaron pese a la exigencia de Donald Trump para que no validaran su derrota en las elecciones presidenciales de 2020.
Siguen en el aire elecciones en Arizona y Nevada, donde hay candidatos que defendían que Trump ganó en 2020 y que han prometido cambios en la legislación estatal para dificultar la votación.
Y en cuanto a los referendos que también se votaba ese día, sufrieron derrotadas en Michigan donde el 59 por ciento de los votantes apoyaron una reforma que esencialmente rechaza las tesis de Trump: agrega nueve días al periodo de votación anticipada, aprueba financiar las urnas de voto anticipada, dificulta que se cuestione la certificación de los resultados y permite a las autoridades aceptar donativos.
Trump dio su propia lectura de las midterms señalando que “aunque en cierto modo las elecciones fueron un tanto decepcionantes, desde mi punto de vista personal fue una gran victoria: 219 VICTORIAS y 16 derrotas", trinó en su red Truth Social.
En el campo demócrata, el presidente Biden optó por esperar, el anuncio si buscará un segundo mandato. “Nuestra intención es volver a presentarnos. Lo valoraremos a principios del año que viene", dijo este miércoles, dejando así que sea su rival republicano Trump quien juegue primero en la contienda por la Casa Blanca.
Por ahora no se han visibilizado potenciales precandidatos demócratas para el 2024, aunque la aparición en las recientes campañas de algunos participantes en las primarias pasadas, como el ahora secretario de Transporte, Pete Buttigieg y la senadora Amy Klobuchar, alimentan la especulación sobre su posible retorno. Al igual, la reelecta gobernadora de Michigan, un estado clave para la elección presidencial, puede entrar en la baraja.
¿Estará el bipartidismo estadounidense en un punto de inflexión? ¿Qué tan conscientes estarán de ello Trump y Biden y hasta qué punto lo permitirán? Esas respuestas son la clave para el 2024. /Redacción internacional