En los últimos 20 años, el gasto en salud en Colombia ha venido creciendo aceleradamente, pasando del 1,8% al 6% del Producto Interno Bruto en la actualidad. Así lo aseguró el presidente de la ANIF, Mauricio Santamaría, quien anticipó que este porcentaje llegará al 8% en los próximos 10 años y en el 2035 sería del 9,5% del PIB.
Por ello, estimó que se va a requerir de un planeamiento muy serio, porque las necesidades de gasto en salud después de la pandemia del covid-19 van aumentar.
Dijo que ante este panorama se hace imperativo mejorar la eficiencia en el gasto hospitalario y en las IPS, que podría implicar un ahorro del orden de los $525 mil millones, ajustar el gasto en los hospitales públicos y mejorar la prevención y el autocuidado.
Santamaría aseguró que también se hace imperativo fomentar los planes voluntarios con un ahorro de 21 ciudades como Bogotá y su departamento, Cundinamarca, donde no se ha evidenciado un aumento en este producto.
De otra parte, las necesidades de gasto en salud tras la pandemia son y serán cada vez más grandes, por lo que el reto al que se enfrenta el sistema de salud colombiano es el de garantizar estabilidad financiera en el largo plazo, que no sea completamente dependiente del aumento de los recursos que pueda aportar el Gobierno nacional o de un aumento en la base de cotización de las personas, que termine socavando el empleo formal en el país. Así lo concluye el estudio de ANIF denominado "Propuestas para la financiación del sistema de salud en Colombia en la próxima década".
De acuerdo con la investigación, las presiones en materia de gasto en salud tienen origen, principalmente, en el cambio tecnológico, el aumento de la población, el cambio en la estructura demográfica y el incremento en la atención de enfermedades crónicas.
Visión global
Bruce Mac Master, presidente de la ANDI, resaltó el papel fundamental del sector de la salud en el país y anunció que, en la última Junta de la Dirección Nacional de la entidad, se decidió crear una vicepresidencia del sector salud dentro de la organización, “lo cual nos genera una inmensa oportunidad de tener una visión global de cómo podría y debería funcionar el sector de la salud en Colombia, teniendo en cuenta que aquí están representados gran parte de los eslabones en dicha cadena, por lo que hemos podido avanzar en ejercicios sinérgicos y colaborativos, como es el caso de la presentación de este estudio, pero queremos ir más allá”.
Dadas las proyecciones realizadas, el gasto del aseguramiento en salud pasaría del 5,9% del PIB que se registró en 2020 a 9,9% en 2035 en un escenario realista, o a 7,7% del PIB en un escenario base calificado como optimista.
“No obstante, podría haber una disminución en el gasto del aseguramiento en salud de manera tal que el rubro disminuya 0,4 puntos porcentuales con respecto al escenario realista, pasando de 9,9% a 9,5% del PIB en 2035. Para ello, las fuentes de financiación que se deberían administrar de manera más eficiente son las rentas territoriales, las rentas del orden nacional y el gasto privado y gasto de bolsillo”, explicó Santamaría.
Aseguramiento
De otra parte, Mario Cruz, director de las cámaras de Vida y Personas y Seguridad Social de Fasecolda, dijo en un análisis que, desde el inicio de la pandemia, el sector asegurador ha incurrido en pagos por cerca de $630 mil millones para cubrir los siniestros de los seguros de vida y personas. Se espera que al finalizar la pandemia el costo asumido supere el billón de pesos en estos ramos.
En su informe, señala que el exceso de siniestralidad causado por el covid-19 se ha concentrado en tres ramos: vida grupo y colectivo, vida individual y salud. Al mes de abril de 2021 se habían recibido cerca de 33.200 reclamaciones por personas fallecidas y más de dos millones de atenciones en salud relacionadas con la pandemia.
La Cámara Técnica de Vida y Personas de Fasecolda ha recolectado información de las compañías aseguradoras desde el mes de marzo de 2020 para estimar el costo de la pandemia en los distintos ramos. Al abril de 2021 habían reportado información 22 de las 27 compañías que manejan los ramos de vida y personas, que representan cerca de un 86% de las primas del mercado.
Le puede interesar: Traspasos de vehículos superan el millón este año
En la evolución del costo mensual de las reclamaciones, se observa que guarda una estrecha relación con la pandemia y, en particular, con los tres picos registrados. El primero de ellos se presentó durante los meses de agosto y septiembre del año pasado y el segundo en los meses de enero y febrero del presente año. El tercer pico, se atravesó entre junio y julio de este año, aproximadamente.
Por ramos, la siniestralidad asociada con el covid-19 se ha concentrado en los de vida grupo, vida individual y salud. De cada $100, casi $54 se han dedicado a siniestros por fallecimientos y los otros $46 a servicios y procedimientos de salud relacionados con la enfermedad.
Los seguros exequiales, aunque han registrado un deterioro notable, no son significativos en términos del costo agregado.
Siniestros
Por su parte, el mayor número de siniestros se ha concentrado en el ramo de salud. De los cerca de 2.000.040 siniestros que se han registrado, algo más del 98% se relacionan con prestaciones de salud (tamizajes, consultas domiciliarias, telemedicina, disposición de oxígeno, internación, entre otras) y los restantes 33 mil registros corresponden al reconocimiento de fallecimientos de asegurados que contaban con una póliza individual o grupal.
La afectación de cada una de las compañías ha sido distinta. Esto obedece, entre otras razones, a la variada composición de las carteras, políticas de suscripción y reconocimiento, combinación de productos y rigurosidad en la identificación de siniestros.
Si se toma como denominador las primas devengadas para el periodo de la pandemia, se observa que el deterioro marginal de la siniestralidad por el covid-19 ha sido de 7,8% en promedio para todas las compañías. Sin embargo, la dispersión es grande.
En el cuartil más bajo, están las compañías menos afectadas, con variaciones adicionales pequeñas en la siniestralidad y que se encuentran entre un 0,1% y un 2,4% de las primas devengadas. En la parte alta se encuentran las compañías más afectadas, que han tenido deterioros entre el 11,0% y el 16,5%.
Coberturas y cubrimiento
Durante las últimas décadas, Colombia ha presentado avances innegables en materia de salud pública. El aumento de las coberturas de aseguramiento y acceso, así como la protección financiera de la población frente a enfermedades de alto costo, han sido los principales logros del sistema colombiano. Lo anterior ha sido posible gracias a que, durante los últimos años, el sector salud es uno de los que más ha recibido recursos por parte del Presupuesto General de la Nación (PGN).
Para el año 2021 la partida presupuestal de salud aumentó 16,6%, pasando de $30,9 billones a $36,1 billones asignados, siendo el tercer sector con mayor asignación de recursos en el último presupuesto, descontando el rubro destinado al servicio de la deuda. Ahora bien, teniendo en cuenta todas las fuentes de recursos, incluso aquellos que no hacen parte del PGN como las cotizaciones, el sector salud es, de lejos, el que más recursos ha demandado para su financiación
Cuando se analizan las cifras del sector frente a otros países, Colombia presenta dos resultados opuestos. El primero de ellos es que, aparentemente, la economía colombiana no gasta lo suficiente en salud. De acuerdo con la OCDE (2019), el país tuvo un gasto per cápita de US$960, bastante menos que países como Estados Unidos (US$10.586), Noruega (US$6.187) o Islandia (US$4.349), del promedio de la OCDE (US$3.992), e incluso que las otras dos economías latinoamericanas presentes en esta organización (Chile (US$2.182) y México (US$1.138).
Sin embargo, cuando se compara el gasto en salud como porcentaje del PIB, Colombia presenta un resultado sobresaliente. A pesar de que el promedio de la OCDE es de 8,8%, el promedio para Colombia es de 7,4%, cifra bastante alta si se tiene en cuenta, además, que somos un país de ingreso medio-bajo.