Al oído de Peñalosa | El Nuevo Siglo
Martes, 11 de Abril de 2017

Leí en estos días un artículo de María Clara Ospina, magnífico como todo lo que escribe, en el que hace la defensa de Peñalosa contra los arteros ataques y los intentos de revocatoria orquestados por Petro, el peor alcalde Bogotá desde su fundación en 1538. Lo comparto integralmente. Creo que Peñalosa, así como en su primer mandato, hará una estupenda alcaldía y ya ha dado los pasos para ello.

Pero creo que Peñalosa debe oír a quienes tienen una idea distinta y posiblemente más acertada sobre ciertos temas. Lo cual haría su alcaldía aún mejor.

Por ejemplo, sobre el TransMilenio por la séptima, una emblemática avenida capitalina, que tiene tres carriles en cada dirección, por la cual pretende meter una troncal de articulados, dejando solamente un carril para automóviles. Sé de sobra que el TransMilenio ha sido una innovadora idea, que se quedó atrás por cuenta de los últimos cuatro incompetentes alcaldes. Pero necesita avenidas mucho más anchas que la séptima. La troncal  circularía a 300 metros y en algunos trayectos a 400 metros de otra que va en la misma dirección y de la  línea propuesta de metro. Perjudicaría a los residentes y afearía y contaminaría el sector. Se ha propuesto un tranvía (tren ligero que diría Petro) que solamente necesitaría dos y no cuatro carriles porque no tiene sobrepaso y sería mucho más limpio y permitiría conservar buena parte del arbolado actual. Se movería con electricidad que se puede producir con las basuras de doña Juana para que no dependa del servicio normal de energía. Y nos acercaría a las grandes ciudades europeas.

No es impidiendo parquear en todas partes como se resuelve la congestión de tránsito. En la mayoría de las ciudades, como París y Buenos Aires no existen los garajes privados y la gente tiene que buscar dónde parquear. En su gobierno anterior Peñalosa prohibió parquear incluso en una bahía cerrada, a la que solamente entraban los residentes de los cuatro edificios vecinos. Hay muchos sectores como la carrera 4 entre calles 70 y 72 donde se debería permitir parquear pagando en máquinas que acepten solamente tarjetas. Y, a propósito, la idea de los conos humanos, que seguramente es de Mockus, es una idiotez.

A don Trancón Bocarejo, el secretario de la inmovilidad, no se le ha ocurrido una idea mejor que poner policías acostados en todas las bocacalles. Entretanto el trancón para coger la carretera a La Calera sigue sin solución y los carros que quieren virar a la izquierda en la calle 94 con séptima siguen  utilizando tres carriles y las grandes intersecciones siguen bloqueadas mientas los policías de dedican a poner multas por pico y placa. Bastaría decirle a los conductores (y ejecutarlo): si usted es sorprendido detenido en una intersección, tiene multa aunque tenga el semáforo en verde.

Y, por cierto, “levantar” y llevarse los carros a los patios por cualquier infracción  es otra estupidez que da lugar a corrupción, aunque hay que reconocer que proviene del famoso Código Nacional de Tránsito.

Y podríamos seguir.

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Coda uno: Hay que compartir integralmente el bombardeo de Trump a Siria. Las armas químicas son uno de los peores crímenes de guerra porque afectan a civiles indiscriminadamente.

Coda dos: No abandonemos a los venezolanos en manos de la dictadura. Hay que tomar medidas en serio para tumbar ese régimen.