ALBERTO ABELLO | El Nuevo Siglo
Lunes, 12 de Septiembre de 2011

La dictadura de los peores
 

“La revocatoria es un formidable instrumento de la democracia”


EL  público se queja  en  las grandes urbes de la inseguridad, la movilidad, los impuestos extorsivos, los servicios públicos, la degradación del sistema de salud, la corrupción, los abusos, las alcaldadas en los municipios. Entre las falencias de Transmilenio, el  pasaje es de los más caros de la región, filas interminables y demora para acceder. En tanto aumentan los buses articulados se congestiona el sistema, puesto que a diferencia del Metro o un elevado debe parar en todos los semáforos. Fuera de los vehículos que desplaza a otras vías. La televisión denuncia que el costo de las losas que se emplean en Bogotá es ruinoso. Nada dicen de la falta de controles para establecer el número de pasajeros que moviliza, que no  corresponden a los reales  ingresos, según expertos.


En otros países no se usan esas losas, los vehículos circulan sobre  vías en las cuales según previos estudios de suelos se hizo  el correspondiente drenaje. Entre nosotros no hicieron esos importantes estudios, como lo denunciamos en su momento. Se adaptaron mal las vías de Transmilenio. En una urbe como Medellín, con  arraigado sentido cívico, no caen en esos contratos leoninos, a diferencia del resto del país tienen metro, elevado  y eficaces empresas públicas.


Bogotá necesita diversos medios de transporte, nuevas vías, lo que se conoce como sistema multimodal. Es curioso que se contrate una empresa foránea, dizque para determinar cómo será el servicio del aeropuerto de Bogotá en 30 años, cuando cualquiera que conozca otras ciudades y entienda de crecimiento de la población y demanda de transporte, sabe que Eldorado aún ampliado se quedó pequeño, habrá que hacer otro aeropuerto fuera de la ciudad. La ampliación del mismo sin construir nuevas vías es un disparate mayúsculo. Llevar más de dos años remodelando la 26, cuya vía comprende unos pocos kilómetros, es un  monumento mundial a la ineficacia. Eso nos muestra que  una cosa es la corrupción y otra la ineptitud, así puedan estar ligadas en algunos casos.


A Bogotá le falta una  ciudadanía más comprometida, capaz de indignarse y organizarse. El individualismo egoísta nos agobia, el ciudadano considera que sus esfuerzos son inútiles frente a las roscas que manipulan el sistema electoral en las grandes urbes. Qué contraste con la población de los Estados Unidos, en  el condado de Miami-Dade revocaron sin ruido al alcalde Carlos Álvarez. El 88 % de los electores lo sacó por incumplir su programa y subir los impuestos de manera abusiva. Eso demuestra que una sociedad organizada es capaz de definir su destino. Es obligatorio que los candidatos a las alcaldías presenten sus programas, que  se conozcan, para mañana  revocar a los que incumplen. La revocatoria es un  formidable instrumento de la democracia, cuando no está corrompida la autoridad electoral. Más cuando millones de seres son manipulados y el fraude sigue impune.


La gran falla estructural en el sistema político-electoral es que no se logra revocar a los malos alcaldes. Sin el instrumento de la revocatoria la elección popular de alcaldes degenera en la dictadura de los peores.