ALFONSO ORDUZ DUARTE | El Nuevo Siglo
Sábado, 10 de Diciembre de 2011

 

Decisiones cruciales en Europa

 

Lo que sucede en Europa con las disparadas deudas de algunos países de ese continente a quienes recientemente en Turquía les llamó la atención el presidente Santos, ha preocupado hondamente a dos líderes mundiales como son Ángela Merkel de Alemania y Nicolás Sarkozy de Francia.

Existe un grupo de países incorporados en la sigla Piigs que son Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España que por su mala conducta en el manejo de los recursos oficiales y su endeudamiento en euros, constituyen el dolor de cabeza de quienes desean que el euro sea una sana moneda europea. De inmediato por esta y por otras causas ha habido cambios en el manejo de los gobiernos de Grecia, Italia y España. Con toda franqueza este par de jefes de Estado han planteado la necesidad de modificar el tratado que dio origen a la Unión Europea y a la utilización de una sola moneda, el euro, creada con tan buenos augurios, los cuales se han puesto en serias dudas.

Establecer penas o castigos a los países que excedan los límites europeos de endeudamiento, así como la creación de un fondo monetario europeo son los planteamientos básicos sobre los cuales están ellos de acuerdo. No quieren que situaciones como la que se está viviendo ahora se repitan. Lo cierto es que la solución de emergencia se está discutiendo y eventualmente negociando bajo presiones de los mercados, los bancos, los votantes, los ciudadanos que son los que pagan o que deben sufrir las políticas de austeridad. También la administración norteamericana desea que la inseguridad económica europea deje de erosionar la economía global.

Parece que las modificaciones al tratado se centran en introducir cambios fundamentales en la estructura del tratado los cuales consisten en la creación de un sistema de supervisión centralizada de los presupuestos nacionales, estableciendo sanciones al libertinaje presupuestal de suerte que se les asegure a los inversionistas que la crisis de la deuda tenga un buen manejo y que no vuelva a suceder. A saber si los países están dispuestos a aceptar es la gran incógnita que permitirá garantizar la estabilidad del euro.

Los propósitos de austeridad fiscal deben estar de acuerdo con las modificaciones del tratado. Diversas medidas se proponen para que el Banco Central Europeo pueda seguir comprando los bonos de las economías tercera y cuarta más fuertes de lo eurozona, Italia y España, previniendo así tengan que liquidar intereses ruinosos de su deuda.

Ángela Merkel insiste radicalmente en que los cambios promuevan disciplina fiscal, incluyendo límites a los déficit presupuestales, políticas que deben ser supervisadas antes de que se conviertan en peligrosas, así como el establecimiento de sanciones a los países que no adhieran a las firmes reglas que se establezcan, las cuales deben ser respaldadas por la Corte de Justicia Europea. Esta posición tiene como fondo su aversión a que los ciudadanos alemanes paguen los desvaríos de otros países.