Alfonso Orduz Duarte | El Nuevo Siglo
Sábado, 18 de Junio de 2016

A TRAVÉS DEL TEODOLITO

¿Más cárceles? ¿Más instrucción?

 

EL  crecimiento del país sin considerarlos datos estadísticos, los cuales sin lugar a dudas son una manera de medirlo, es una realidad que la está palpando todo ciudadano  del común.  Claro que este crecimiento es semejante al de los niños cuando se están volviendo adultos y todo les queda pequeño. A nosotros, como a todos los países en desarrollo acelerado, todo se nos está quedando pequeño. Pero este fenómeno no es  únicamente de los países en desarrollo, otros que son considerados  más desarrollados también están sufriendo las “ventajas” de su situación en cuanto al malestar del ciudadano. Lo tolera, pensando que es uno de los precios al cual debe someterse. Quienes han tenido la oportunidad de visitar Londres, Nueva York, Buenos Aires, Río de Janeiro, Roma, Tokio y otras ciudades de esta magnitud, podrán haberse dado cuenta de cómo, por lo menos los servicios públicos, se van quedando rezagados.  Por ejemplo, empéñese una persona en cualquier ciudad capital del país en obtener un taxi; trate de conseguir una entrada a cualquier espectáculo, digamos ir a un cine que es  la entretención favorita y posible para todo el mundo; trate de abordar un bus de transporte urbano o unTransmilenio en Bogotá; trate de trasladarse a pie de un sitio a otro y encontrará las calles y las aceras atestadas y en mal estado; trate de realizar cualquier diligencia en un banco o en un oficina pública inclusive para cumplir la sagrada obligación de pagar los impuestos y las colas son interminables que ponen a prueba la paciencia de los más guapos y tolerantes.En fin, cualquier actividad ciudadana se ha vuelto difícil de realizar a pesar  de todos los esfuerzos que las entidades que tienen que atender al público han dispuesto para   facilitar  los trámites que deben adelantar.

 

En buena parte es que la población ha ido creciendo en forma inusitada, por lo menos las de las capitales en particular Bogotá. No más el censo de 1938, realizado con ocasión de la celebración del IV centenario de la fundación de la capital arrojó para ésta 330.000 mil habitantes; hoy estamos en cerca los ocho millones. Los que aquí vivimos nos preguntamos cuáles el atractivo ten enorme que ejerce la ciudad, claro que es el centro comercial, industrial y político que ejerce un enorme atractivo. Son muy pocas las capitales mundiales que se escapan a este atractivo.

 

Pero así como el crecimiento en la población no se ha podido controlar, el poder judicial sufre de demoras incomprensibles para quienes acuden a ella. Se oyen quejas respecto a la demora en cualquier trámite judicial. Pero una de las lacras del sistema es el llamado hacinamiento en las cárceles; ¿será que se nos quedaron pequeñas o que el índice de criminalidad ha aumentado más que el de la población?  Construir más cárceles, se les oye decir a quienes tienen la responsabilidad de la población carcelaria. Por ninguna parte se oye de organizar una campaña, desde la infancia, tendiente a disminuir los delitos. Esa sería una tarea que gozaría del respaldo público. Que se restablezca la enseñanza de la instrucción cívica en los colegios sería una iniciación digna para aprender a ser ciudadanos de bien.