¿Justicia según quien sea el acusado?
En la ciudad de Nueva York, existe una molestia por denominar en alguna forma algo que aquí podríamos llamar escándalo, en la cual están involucrados miembros de la comunidad judía ortodoxa, tan nutrida en esa ciudad.
Es tradicional que los pleitos y discrepancias entre los miembros de la comunidad judía en el mundo sean ventilados por rabinos que tienen la autorización para hacerlo. Kol Tzedek es el nombre de la justicia en hebreo y así es conocida. Sus fallos, si así pueden llamarse sus determinaciones, son cumplidos so pena de ser sometidos quien no los acata a penalidades de carácter religioso y moral; son pecadores.
Es muy raro que los judíosm cuando tienen quejas de sus correligionarios, apelen a las autoridades pertinentes para tratar de arreglar sus pleitos. El caso, que ha ocupado en varias oportunidades la primera página del New York Times, es el de miembros de una comunidad judía ortodoxa que han apelado a la justicia ordinaria, ante un juez que no se ha distinguido precisamente por su eficiencia en casos como el que lo ha puesto en la picota pública. Se trata de un padre de familia judío desde luego, que acusa a un rabino de haber abusado de unos de sus hijos. Un rabino ortodoxo le envió un mensaje al juez del caso en nombre de un grupo ultra-ortodoxo diciendo que los reclamos sobre abuso sexual no deberían ser de su conocimiento a menos que un rabino previamente haya determinado sobre la credibilidad de las sospechas. El señor Hynes es el nombre del juez que ha obtenido su elección en seis oportunidades como abogado del distrito como es el nombre del cargo que ocupa, gracias al respaldo de un grupo de rabinos ultra-ortodoxos de la comunidad judía. Estos rabinos consideran que los abusos sexuales son asuntos de la comunidad que deben ser manejados por las autoridades rabínicas, las cuales no informan acerca de sus conclusiones a la policía. El conocimiento de esos casos corresponde a lo que pudiera denominarse secreto profesional o de la confesión como llama el mundo católico al que debe mantener quien recibe la confesión. El caso ha conmovido no solamente a la comunidad judía ortodoxa sino también a la comunidad general que desea que la justicia sea para todos por igual. Parece que hay todo tipo de intrigas para mantener la Kol Tzedek que posiblemente conduzca a expresiones de los no judíos. Será necesario esperar los desarrollos de este interesante tema.
¿Pudiera hacerse alguna similitud la manera con la cual se ventilan las faltas cometidas por nuestros indígenas? A nuestras autoridades judiciales no se les quería permitir poner en práctica los fallos que afectan a uno de sus miembros, el expersonero Rojas Birry, quien al final comprendió cuál era el camino a seguir que no es el de su propia justicia, sino aquella a la cual estamos sometidos el resto de ciudadanos y residentes en Colombia.
***
Va nuestra condena al cobarde atentado del martes que segó varias vidas y puso en peligro la de Fernando Londoño Hoyos.