"No hay frontera entre centro y derecha ni entre centro e izquierda”
El lunes 12 de marzo se inició el tramo decisivo de la campaña presidencial. Los votos de las maquinarias el 11 de marzo marcan el primer eslabón de la batalla que se avecina. Los resultados reconfortaron las aspiraciones de Duque, dieron oxígeno a las de Vargas Lleras, mantuvieron las esperanzas de Fajardo y sembraron inquietudes en Petro y De la Calle, sin ser suficientes para despejar el horizonte de lo que acontecerá en primera vuelta.
Es hora de alianzas y coaliciones que consoliden las aspiraciones de tres o cuatro de los candidatos en desmedro de quienes se vean huérfanos de sustantivas adhesiones a sus pretensiones. Los apoyos no obedecerán simplemente a apetitos burocráticos, sino que también responderán a identidades o similitudes programáticas para expresar mejor los intereses ciudadanos o como consecuencia de una polarización creada por quienes más la denuncian. Duque y Vargas Lleras comparten el amplio espacio del centro derecha; Fajardo y de la Calle el centro de inciertos linderos y Petro encarna la izquierda populista. Pero los ciudadanos residentes en esos terrenos conservan ciertas capacidades de migración que hacen difícil sumas automáticas. La frontera entre el centro y la derecha carece de mojones y lo mismo acontece en los linderos del centro con la izquierda.
Duque y Vargas están en búsqueda de compañeros de ruta entre las huestes de la U y los conservadores. Fajardo piensa en de la Calle y Petro mira hacia quien han identificado tanto con Sergio como De la Calle. Todos piensan acomodarse más al centro, seguros de que ello implicaría acuerdos más difusos y por lo mismo menos comprometedores.
Es la receta del salpicón de la que el ciudadano recela porque esconde la verdadera intención y dirección del triunfador. El esfuerzo por parecerse puede ser letal en razón de un electorado que mira hacia polos claramente reconocidos. Por ello, es probable que el que conquiste las mayorías del conservatismo y de la U gane ventajas que lo acercarían a la meta. Los halagos de vicepresidencia para los conservadores de Vargas Lleras no prosperaron porque los congresistas azules seguramente entendieron que una fractura azul no aportaría la cuota necesaria al triunfo, sino meramente una aproximación a la meta. Se seguirá barajando de tal manera que antes de Semana Santa no habrá humo blanco.
Todos esperarán las próximas encuestas para disminuir los eventuales márgenes de error. Pasar a la segunda vuelta exige alcanzar cerca de 4.5 millones de votos, lo que exige amplia coalición de fuerzas que exigirá ciertas identidades programáticas. Duque y Vargas llevan la ventaja. Las posibilidades de Fajardo dependen de los errores tácticos del centro derecha y las de Petro de la capitulación de Fajardo. Amanecerá y veremos.