COYUNTURA ECONÓMICA
A repensar el modelo
Además de la vulnerabilidad de la economía que comporta el hecho de depender en demasía del sector primario (en sólo una década la industria ha perdido 7 puntos en la participación en el PIB, al pasar del 21% al 14%), nos topamos con otro hecho no menos preocupante. Es un hecho que Colombia ha experimentado en las últimas dos décadas un inquietante proceso de desindustrialización. Como lo afirma la Secretaria ejecutiva de la Cepal, la mexicana Alicia Bárcenas, de nuevo “nos convertimos en exportadores de materias primas, volvimos a esquemas que creíamos superados… Así nos será muy dificil dar sostenibilidad a nuestro crecimiento”, que es de lo que se trata.
Y lo que es más, como lo afirma el director de Desarrollo Económico de la Cepal, el argentino Oswaldo Kacef, “en la medida en que el crecimiento se asiente cada vez más en los recursos naturales, se dificultará transformarlo en desarrollo…la razón es que el crecimiento no se trasladó a toda la economía”. Y plantea el desafío que tiene ante sí Latinoamérica: “o el desarrollo es más inclusivo, con más participación de la manufactura y las Pymes, que generan más empleo productivo, o se discute cómo distribuir las ganancias de la explotación de recursos naturales mediante impuestos y políticas públicas”.
Por ello, coincidimos con el planteamiento de la Coalición para la Promoción de la Industria en Colombia, que lideran los exministros José Antonio Ocampo y Marta Lucía Ramírez y la investigadora de Fedesarrollo, Astrid Martínez, en el sentido que “el foco de atención más importante de las políticas de desarrollo productivo es la productividad, y en particular, “la capacidad de desarrollar sectores exportadores con contenido tecnológico cada vez mayor”.
Qué esperamos para cambiar el chip a los inspiradores y ejecutores de las políticas públicas, porque no se le pueden pedir peras al olmo; mientras se insista en el mismo modelo vamos a tener los mismos resultados. Bien dijo el célebre economista Jeffrey Sachs en su nueva obra El precio de la civilización a este propósito, que “incluso en una economía de mercado, el Estado juega un papel económico fundamental para proveer bienes públicos esenciales que el mercado no está en capacidad de ofrecer, uno de ellos es la infraestructura” y el otro, añadiríamos nosotros, la promoción de la ciencia, la tecnología y la innovación.