Inacción o innovación
La Innovaciónen Colombia fue calificada por el exdirector de Colciencias, Jaime Restrepo, como la cenicienta, por el desdén hacia ella por parte del Gobierno. Como lo señala la revista Dinero “la locomotora de la innovación -uno de los pilares en la estrategia de crecimiento del Gobierno- quedó sin maquinista. El Gobierno debe replantear objetivos, procedimientos y metas para que esta locomotora por fin arranque”.
Y en eso en un país como Colombia que, según el más reciente informe de GII correspondiente al 2012 de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, se encuentra en una posición mundial en el escalafón lastimoso, al ocupar el puesto 92 entre 141 países, muy por debajo de otras economías latinoamericanas como Chile, Brasil e inclusive Venezuela.
Con justa razón más de 1.400 investigadores del país de todas las disciplinas pusieron el grito en el cielo y en un pronunciamiento sin precedentes demandan del Gobierno “una política ambiciosa de ciencia, tecnología, sociedad e innovación, que cobije los diferentes aspectos relacionados con este tema”.
Como lo destaca El Espectador, “nunca en la historia de la ciencia de este país la comunidad científica se había levantado unida para hacer estos reclamos”.
El rezago en innovación que acusa la economía colombiana es cada vez mayor y se patentiza en el hecho de que las exportaciones de productos industriales que incorporan tecnología con baja, media o alta intensidad pasaron de facturar 47% de las exportaciones totales en el primer trimestre de 2009 a 13.6% para igual período de 2012. Al analizar el incremento de las exportaciones totales en el primer trimestre del 2012 con respecto al primer trimestre de 2009, nos encontramos con la sorpresa de que mientras las del grupo de productos industriales crecieron el 13.1%, los despachos de bienes primarios, que incluyen al petróleo como el principal de ellos, crecieron por encima del 1.000% (¡!). Ello, además, refleja y explica el peligroso proceso de reprimarización de la economía colombiana.
Así las cosas, las perspectivas para la economía colombiana no son las mejores; sin embargo, el presidente Santos sigue creyendo que el problema es de percepción, tanto en el frente de la economía como en el de la seguridad. Es claro que la sostenibilidad del crecimiento depende del mayor grado de industrialización e intensidad tecnológica.