ANDRÉS FELIPE RANGEL GÓMEZ | El Nuevo Siglo
Sábado, 23 de Junio de 2012

¡Arriba la comunidad!

 

En nuestra querida y tropical tierra en la que los congresistas legislan a su acomodo; en donde con frecuencia vemos funcionarios públicos conducir en estado de alicoramiento; en la que los delincuentes son llamados actores políticos y en donde, en algunas oportunidades, la justicia es un bien de compra y venta; en donde los temas nacionales transcurren cerca de los cotidianos sucesos comunitarios; en esta preciosa patria se desenvuelven  a diario las micro-historias del barrio, que en algunas ocasiones son un vivo reflejo de la nación.

Hace algunas semanas me dio por saber qué pasaba con la Junta de Acción Comunal de mi barrio. Encontré que había una junta que llevaba  más de diez en años en el poder, aislada de la comunidad, cuestionada por estar más pendiente de sus intereses que de los del barrio y por una gestión poco transparente en el uso de los recursos. Encontré también, para mi sorpresa, un sector de la comunidad con ganas de cambio, con deseos de participar y de trabajar por el barrio. La comunidad se empezó a levantar, se cansó del atropello y la corrupción y se decidió a tomar el destino del barrio en sus manos para hacer lo que los rancios líderes no hicieron: trabajar por el bienestar de la comunidad.

 Mi barrio es un sector ubicado en el norte de Bogotá, en las tierras que tiempo atrás pertenecieron a Francisco de Paula Santander. La casa comunal del barrio era la otrora casa de los mayordomos de la hacienda del General. Esta casona se encuentra rodeada por un agradable parque con canchas deportivas, senderos entre árboles para dar una buena caminata y juegos para  los niños.

Sin embargo, debido a la cuestionada administración y a nuestra indiferencia, el barrio se ha descuidado. En  el parque  ahora es común ver, casi a cualquier hora del día, a jóvenes consumiendo sus vidas entre las drogas ante la mirada incómoda de familias y caminantes que debemos soportarlo.

Pero como dije, la comunidad se cansó y decidió levantarse. Con los vecinos nos hemos reunido en varias oportunidades y nos preparamos para las elecciones extraordinarias que tendrán lugar este domingo y en las que esperamos retomar la dirección de nuestro barrio para arrebatarlo de la corrupción, de la indiferencia, de la inseguridad, de las drogas y entregarlo a un nuevo tiempo que nos recuerde las antiguas verbenas en las que la comunidad compartía y en donde nos interesábamos por los asuntos del barrio.

La historia de mi barrio no es muy distinta a la de nuestra Colombia. La historia de un puñado de líderes corruptos que se han robado el futuro de la nación ante los ojos de una sociedad indiferente y un poco dormida. Sin embargo, por mi  barrio soplan nuevos vientos, vientos de cambio y esperanza de una comunidad que se despierta para retomar el rumbo y levantarse para construir un mejor destino. ¡Arriba la comunidad!

@FelipeRangel81

*Politólogo