Divas y cohetes
Se ha vuelto lugar común afirmar que en el siglo XXI el centro de gravedad del poder y la política mundial se desplazará de Occidente a Oriente, y que mientras Europa y los Estados Unidos decaen, nuevas potencias emergerán paulatinamente en otras regiones del globo, especialmente en Asia. El sorprendente desempeño económico de China e India, por ejemplo, sería uno de los indicios más importantes de este relevo. Legos y expertos saludan así el advenimiento inminente de un orden internacional multipolar, y parecen estar igualmente seducidos por la idea de que ese mundo ofrecerá un sinnúmero de oportunidades, de que ese mundo será por defecto un mundo mejor que el de la Guerra Fría o el del breve pero intenso momento unipolar que vino después.
Poca atención se les presta, sin embargo, a los costos y los riesgos de esa multipolaridad. Se da por sentado que esa transición se producirá sin traumatismos, como si la experiencia histórica no fuera rica en lecciones sobre la conmoción y drama que implica el auge y la caída de las grandes potencias. Poco o nada se suele decir del impacto que el ascenso de China tendrá en la gobernanza global, en los principios que inspiran (a pesar de todo) algunas de las más importantes instituciones internacionales fraguadas durante los últimos 60 años.
La verdad es que, como dice Fareed Zakaria, “Las grandes potencias son como divas: entran y salen del escenario internacional de forma tumultuosa”. Y aunque los chinos insistan en hablar de “ascenso pacífico”, basta echarle una mirada atenta al mapa de Asia para encontrar importantes líneas de fractura y zonas de choque en las que tarde o temprano se encontrarán los intereses de nuevas y viejas potencias. Según los más recientes informes es precisamente allí donde el gasto militar ha venido incrementándose más que en cualquier otra parte del mundo.
Cosas aparentemente disímiles como la liberalización del régimen de Myanmar, el cambio de posición de Japón sobre la presencia de bases estadounidenses en su territorio, y más recientemente, los roces sino-filipinos en el mar de China Meridional y el lanzamiento de prueba de un misil de largo alcance por parte de India, forman parte del complejo rompecabezas geopolítico que apenas empieza a armarse (literalmente) en Asia-Pacífico. Habrá en él piezas que encajen más fácilmente que otras. Algunas, sin embargo, sólo lo harán si se las hace encajar a la fuerza. Y en algunos casos puede que no haya ninguna otra alternativa.
*Analista y profesor de Relaciones Internacionales