Asia es más que China
“Más exigente y complejo dotar de contenido y funcionalidad una relación”
Hay muchas formas de hacer el balance de la reciente visita del presidente Santos a tierras asiáticas. Sería lamentable que éste quedara reducido a la justa satisfacción que producen la firma de un Acuerdo para la Promoción y Protección Recíproca de Inversiones y el inicio del estudio conjunto de un Acuerdo de Asociación Económica con Japón, por un lado, y por el otro, la aceleración del proceso de negociación del tratado de libre comercio con Corea del Sur, y la suscripción de un par de memorandos de entendimiento entre empresarios colombianos y de ese país. Una cosa es declarar con la mejor voluntad que Colombia espera construir una “relación estratégica” con, en este caso, Corea del Sur; y otra, más exigente y compleja, dotar de contenido y funcionalidad una relación que no obstante su simbolismo histórico, ha estado siempre muy por debajo de sus posibilidades.
El verdadero balance sólo podrá hacerse en el futuro, cuando se sepa si por fin Colombia ha logrado descubrir a Asia y al Pacífico o si, por el contrario, se ha quedado otra vez corta a la hora de ir más allá de la retórica y las buenas intenciones. Dos factores podrían amenazar esa apuesta geopolítica tan importante como pertinente para Colombia.
El primero es su propio desdén y negligencia para con la región del Pacífico. No se puede pretender abrirse al Asia, ni profundizar e intensificar las relaciones transpacíficas sin hacer primero un gran esfuerzo por sacar a la Costa Pacífica del atraso. Ello implica, entre otras cosas, dotarla de una infraestructura competitiva, dinamizar su economía, estimular el emprendimiento y fomentar la educación y la capacitación técnica y especializada de chocoanos, vallunos, caucanos y nariñenses. Algo de lo que son corresponsables la Nación y los gobiernos regionales y locales.
El segundo es la tendencia extendida a creer que Asia es solamente China. Cierto es que se ha convertido en un importante socio comercial para Colombia, y que durante el próximo siglo Beijing jugará un rol cada vez mayor en la política mundial. Pero ello no significa que deba ser el único interlocutor, y ni siquiera un interlocutor privilegiado del país en Asia-Pacífico. Indonesia, Malasia, Vietnam y Taiwán tienen también mucho que ofrecerle a Colombia, tanto en términos de inversión como de cooperación y quizá también de inspiración.
Ojalá estas dos consideraciones sean tenidas en cuenta a la hora de pensar la agenda de Colombia con esa parte del mundo.
*Analista y profesor de Relaciones Internacionales