Comienza un nuevo año que debe ser recibido con la madurez que dejan las lecciones aprendidas y la gratitud propia de las nuevas oportunidades que se presentan.
El que se fue estuvo marcado por situaciones difíciles; también por luces que aparecieron durante los 365 días de 2021.
El 2022 podrá generar incertidumbres e inmensas expectativas . La ventaja: la definición de unas y la realización de otras dependerá de la decisión individual y colectiva de la sociedad. La racionalidad y el desapasionamiento con que se actúe será la clave para llegar a buen puerto en cada una de las metas que la ciudadanía se trace.
El autocuidado que implica respetar las medidas de bioseguridad, acudir a vacunarse completamente, incluso con la tercera dosis, y la conciencia de que ello redundará en la protección de las familias, contribuirá a preservar la salud de todos.
La reflexión consciente, el estudio de las propuestas que se presenten por parte de candidatos a Congreso y Presidencia, llevará a definir el rumbo del país para los próximos años. En esta materia será definitivo que electores y postulantes tengan en mente el proyecto de país, el modelo económico, político y social definido por la Constitución. El compromiso de unos y otros debe ser con el mantenimiento de la democracia (elecciones periódicas, decisiones que rechacen los totalitarismos, la alternancia y la participación ciudadana); también con un modelo económico en el que se respete la iniciativa y la propiedad privada, y el desarrollo regional; la presencia del Estado y sus instituciones de manera firme y contundente para superar los problemas que siguen aquejando a esta patria querida pero afligida también será fundamental.
No podrá olvidarse que del comportamiento de cada persona, de cada autoridad, depende la garantía de todos aquellos derechos que promueve la Carta Política; que del cumplimiento de todas las obligaciones se derivará un orden justo y la equidad que todos reclaman.
El dolor que ha causado la pretensión/ejecución por dividir a los hermanos colombianos como si unos tuvieran mas derechos que otros, como si por raza, color, origen étnico, preferencia sexual, o condición socioeconómica, unos les debieran a los otros, tiene que permanecer vivo para no cometer los errores que derivarían en un colapso nacional.
Colombia ha sobrevivido, con mucho esfuerzo y sacrificio a los retos que se le han presentado. Los colombianos no pueden ni deben desconocerlo.
Un espíritu renovado debe prevalecer en todos para que el alma de la nación se restablezca y pueda continuar mirando hacia adelante sin detenerse ni obnubilarse por las voces que seguirán intentando sumirla en la desesperanza y en lo más profundo de un lodazal del cual será imposible salir en décadas.
De por medio está un futuro promisorio para los niños y los jóvenes de Colombia así como la recuperación de aquello que permite hablar de vida: ecosistemas, la riqueza natural, abundante y privilegiada con que cuenta el país.
Definitivo será que la carta de navegación no se manosee más, ni por quien tiene la facultad de desarrollarla a través de leyes y decretos, y tampoco por aquellas instituciones que deben velar por su integridad. No más interpretaciones sesgadas, interesadas y mañosas; no más palabras ni decisiones que tergiversan, modifican y contradicen el corazón de la Constitución.
Conciencia, lealtad y rectitud para poder contar con un 2022 realmente positivo.
Por @cdangond