En una calle frente al Obelisco, en Corriente ¿o era Lavalle? me hospedé durante mis viajes a Buenos Aires. Pero en medio de esas noches, me despertaba sudando a pesar de la tranquilidad que me acompañaba al descansar.
Me iba a dormir y si al día siguiente el peso iba a amanecer con “blue” a 25 pesos o un dólar a 100 pesos o quién sabe qué.
Por supuesto que no existía la bronca entre Javier Milei, líder de La Libertad Avanza; Sergio Massa, de la Unión por la Patria y la exministra de Defensa y lideresa de ‘Juntos por el Cambio’, Patricia Bullrich.
Así las cosas, la rivalidad entre Massa y Milei, con su eterna acompañante, la Bullrich, se encuentran en su cuento más álgido: “… faltan cuatro semanas en la cual si la situación económica se deteriorará aún más…” dijo Massa. “Mi compromiso es construir reglas claras frente a la incertidumbre”, indicó el domingo pasado Milei a sus seguidores.
Según la información brindada por el Ministerio de Defensa, más de 86 mil efectivos del Comando General Electoral, dependiente de las Fuerzas Armadas, fueron desplegados para la logística y custodia de las urnas y el material de votación distribuidos en 17.400 escuelas y recintos de todo el país. El país confronta estas elecciones en medio de un grave contexto socioeconómico, con una inflación interanual que en septiembre trepó al 138,3 %, un nivel de pobreza en la población del 40,1 %, escasez de reservas y una brecha cambiaria superior al 200 %.
Entonces Milei y Massa se verán el próximo 19 de noviembre a partir de las 08:00. Massa (51) y Milei (53), se enfrentarán en una segunda vuelta. “Creo que Milei versus Massa en una segunda vuelta sería el peor de todos los escenarios posibles”, expresó días atrás Patrick Esteruelas, de Emso Asset Management.
La situación de Argentina es vivo ejemplo del resultado perverso que arroja la articulación de la regresiva ideología populista, buena para sembrar esperanzas y tan solo cosechar frustración, desengaño y pobreza. La falta de independencia y capacidad técnica del Emisor argentino, lo que propicia que la improvisación y las ocurrencias de los gobernantes de turno, sea lo que trace la política monetaria, lo que, al advertir la banca mundial y multilateral, los inversionistas y los mercados internacionales, les produce duda, prevención y reserva sobre la sostenibilidad económica de las finanzas de la nación que ha hecho del atajo, el esguince, el despojo y la arbitrariedad populista, el fundamento de su manejo monetario.
Cómo olvidar la Ley de Convertibilidad, la fugaz aventura del Austral, la celada del Corralito, el cinismo del Default, las repetidas moratorias de su deuda, los tramposos bandazos cambiarios y hasta sus posturas desconsideradas frente a los inversionistas que compraron de buena fe bonos de su deuda, los que luego debieron vender y terminaron en los llamados Bonos Buitres.
Ahora los argentinos están convocados al balotaje en un duelo de incierto desenlace, ya que mientras Milei puede recabar apoyos de la centroderecha e inclusive ha tendido su mano a la izquierda, a la excandidata presidencial Myriam Bregman, el llamado ministro de la inflación del 140%, revitalizado por el resultado del domingo (36%), espera convencer a un sector de indecisos, inclusive dentro del mismo peronismo. La duda que persiste es que si bien fue el más votado en la primera vuelta, el porcentaje que alcanzó sería su techo electoral. Toca esperar a la definición en Argentina, un país que urge salir de la crisis económica.