Asesinato a mansalva | El Nuevo Siglo
Martes, 18 de Julio de 2017

Los internacionalistas trajinan con un tema bastante complicado y que se conoce con el nombre de Teoría General de la Frontera. Los Estados delimitan sus territorios mediante unas líneas terrestres o marítimas que determinan donde comienza el territorio de un Estado y termina el de otro. La zona, más o menos ancha, a lado y lado del límite se denomina frontera. Por su especial ubicación geográfica, las fronteras tienen un régimen especial, diferente al que se aplica en otras partes del Estado, que busca por una parte facilitar el trasiego normal de vehículos y personas, el comercio intrazonal y los servicios comunes y, por otro, el régimen policivo que impida la entrada de ilegales y las actividades prohibidas como el narcotráfico.

Colombia tiene extensas líneas limítrofes terrestres (Ecuador, Perú, Brasil, Venezuela y Panamá) y marítimas (Océano Pacífico, Costa Rica, países del Caribe y Nicaragua). Aunque, con excepción del Golfo de Coquibacoa y de las áreas submarinas de San Andrés, los límites están fijados, las fronteras no dejan de tener problemas,  particularmente con Venezuela y, en menor escala, con Ecuador y con Panamá que ahora se queja, con razón,  del paso de ilegales y drogas por su frontera terrestre.

Un gran sector del límite con Venezuela lo constituyen ríos como el Arauca y el Táchira. En ambas áreas se han presentado problemas creados por las fuerzas armadas venezolanas. Hace poco un grupo de soldados  pasó el Arauca, instaló un campamento e izó su bandera, lo que generó una reacción colombiana que incluyó envío de fuerzas militares y una llamada de Santos al tiranuelo de Maduro.

La frontera de la Guajira hasta Arauca es especialmente complicada y se pudrió, particularmente desde que llegó al gobierno Chávez. Se permitió que los subversivos colombianos tuvieran campamentos seguros en territorio venezolano y se abrió amplia vía al tráfico de drogas en el que están involucrados altos funcionarios y el generalato del vecino país. En el Catatumbo, un área alejada de Dios y del gobierno, el contrabando es rey y es el habitáculo del ELN y bandas criminales.

Maduro decretó impunemente el cierre de la frontera porque supuestamente se afectaba la seguridad de Venezuela pero permitió, ante las narices del gobierno colombiano incapaz de controlarlo, que siguiera fluyendo el contrabando de gasolina, manejado por militares venezolanos. Las violaciones de derechos humanos se volvieron rutinarias, los colombianos fueron expulsados luego de que les robaran sus pertenencias y Colombia se limitó a tímidas notas de protesta.

El último incidente  ha sido el asesinato por la guardia venezolana de un trabajador colombiano desarmado que, supuestamente, había violado el límite que, en esa área, corre por el canal más profundo del río Táchira. Fue un asesinato a sangre fría.

Aun aceptando que los obreros estuvieran al otro lado del límite, cosa difícil de determinar, hacer uso de armas contra ciudadanos inermes es un crimen que viola los derechos humanos y el derecho internacional.

La protesta de la Cancillería colombiana fue bastante tímida. Aquí no se conoce que es una retorsión (respuesta a un acto inamistoso) o una represalia (respuesta a un acto violatorio del derecho). 

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Coda: Nuestros comentaristas deportivos deberían aprender a pronunciar Munich, mu-ni-ch en castellano, no miu-nich que es inglés y menos aún miu-nik que no es idioma conocido. En alemán se llama München y se pronuncia mingen.