¡El continente australiano arde! Se puede decir que la mayor parte de la Australia, aquella donde están las grandes poblaciones, los bosques naturales y los desarrollos agrícolas, está ardiendo incontrolablemente.
Una temporada de calor extremo y resequedad absoluta, durante el 2019, ha causado que los llamados “relámpagos secos”, o sea relámpagos que no traen tormentas de agua, al tocar la vegetación la prende y el fuego se propaga con una fuerza y rapidez absoluta.
Aunque la respuesta inicial del gobierno fue que, los incendios comenzados en septiembre del 2019 no eran una emergencia, pues estos sucedían anualmente, hoy, 6 meses después de su comienzo, ha declarado Emergencia Nacional por la magnitud de la catástrofe. Nada, ni los esfuerzos del ejército y de las agencias estatales especializadas han podido detener el fuego.
Estos incendios son muchísimo peores que los anteriores y son pocos los que se atreven a negar que el calentamiento global y la falta de previsión, son mayormente los causantes de la tragedia.
Las cifras son aterradoras y profundamente entristecedoras. Hasta el momento han ardido 17.9 millón acres y más de dos mil viviendas. Lo peor, han muerto 27 personas y un millar de animales: miles y miles de coalas, canguros y aves, de las más variadas especies, entre ellas los hermosos loros multicolores, quizá algunos de los más bellos y exóticos del mundo, exclusivos de Australia, y las famosas cacatúas, la hermosa decoración natural que uno ve cuando recorre los campos australianos.
Los peores incendios están ocurriendo en la inmensa costa este del país, (recordemos que Australia es un país-continente), espacialmente en la provincia de Nuevo Gales del Sur, donde se encuentra la poblada ciudad de Sídney y las grandes minas, muy criticadas, de carbón del país, también en los alrededores de Perth, la provincia de Victoria y las costas cercanas a la Gran Barrera Coralina australiana.
Cuando estudiamos en el mapa los lugares donde están ocurriendo los incendios, solo escapa el llamado Centro Rojo, el inmenso centro de Australia, un desierto de rocas y arenas rojas, donde prácticamente no existen árboles o arbustos suficientes para que sostener incendios catastróficos como los que están ocurriendo en el resto del país.
El Centro Rojo, lugar poblado de haciendas ganaderas, algunas de las más grandes del mundo, tan grandes que la mayoría son administradas desde helicópteros y se mantienen invadidas por millones de fastidiosas moscas atraídas por los vacunos, es hoy el único lugar que ha escapado la tragedia del fuego desbocado.
Australia es uno de los países que no firmó el Protocolo de Kioto. El calentamiento global parece no importarle. 70 por ciento de su energía eléctrica es producida por carbón, abundante en el país. A pesar de las constantes advertencias de los científicos, no tiene energía nuclear y es escaso el uso de otras fuentes de energía como la eólica, hidráulica, solar o la mareomotriz.
Colombia, y otros países latinoamericanos, deben aprender de la tragedia australiana. Los recientes incendios en el Amazonas y en otras zonas, como los parques naturales, aunque de otro origen, son una amenaza real que se debe detener. El calentamiento global se ha convertido en un tema político. A los gobiernos hay que obligarlos a actuar. El voto cuenta, elijamos y apoyemos a quienes protejan el medio ambiente. De ello depende nuestra supervivencia.